Hace hoy diez años, el 16 de enero de 2001 cayó en martes. Ese día nacía www.icp-e.org, la web que venía a ampliar con mayor despliegue en forma de revista digital los contenidos del boletín electrónico Gabipress, iniciado en 1997 por el médico evangélico de la Asamblea Cristiana Pedro Tarquis a instancias Juan Antonio Monroy, impulsor de la iniciativa, y bajo los auspicios institucionales de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE), El Consejo Evangélico de Madrid (CEM), Sociedad Bíblica de España, la Alianza Evangélica Española (AEE) y “Alternativa 2000”, la revista de Monroy.
Las siglas ICP-E correspondían a Instituto de Comunicación Protestante de España, en referencia a la propuesta de creación de un Instituto de Comunicación y Documentación Protestante que yo pasé al Grupo de Trabajo de Prensa en el VI Congreso Evangélico Español, celebrado en Madrid del 5 al 8 de diciembre de 1997. El primer fruto fue el cambio de denominación de Gabipress por ICPress.
La intención con la web era diáfana: crear un portal de calidad abierto a todas las denominaciones, tradiciones y sensibilidades que fuese la plataforma informativa de referencia del Protestantismo en España en su conjunto. Par ello se creó una Comisión en el VI Congreso formada por Carlos Capó, Lorenzo González, Manuel López, Juan Antonio Monroy, Gloria Morris, Pedro Tarquis y Eliseo Vila. Tarquis y yo fuimos los comisionados para desarrollar el proyecto, cosa que fuimos desarrollando a lo largo de 1998, 1999 y 2000.
Los últimos detalles del lanzamiento de icp-e.org los ultimamos en mi casa de Las Rozas de Madrid en una chocolatada la tarde del lunes 8 de enero, a la que asistimos Pedro Tarquis, Asun Quintana, Wenceslao Calvo, Rafael Gómez Pimpollo, María Rosa Medel y yo. Excusó su asistencia Juan Simarro. Monroy estaba en uno de sus continuos viajes. Ignoro si César Vidal, el otro columnista de primera hora junto con Calvo, Simarro y un servidor, se excusó o no, pero lo cierto es que no acudió a la cita.
El proyecto icp-e.org duró hasta el verano de 2003. El martes 5 de septiembre de 2003 nacía www.protestantedigital.com , editada por la Alianza Evangélica Española.
Donde seguí colaborando hasta el verano de 2005. En total, dejé 515 artículos publicados, como “La lupa” en icp-e.org y como “letra pequeña”, “De fijo a móvil” y “Perfiles” en Protestante Digital. Este fue mi primer artículo. Apareció el día del lanzamiento de www. Icp-e.org hace hoy diez años, el 16 de enero de 2001:
La lupa Manuel López
La luz. Y el día
Pedro Tarquis me pide que inaugure esta columna a modo de presentación de la página web que el lector acaba de abrir. En el pecado de aceptar tal honor asumo la penitencia de reconocer de antemano que no se me ocurre nada mejor que echar mano de la tan poco original como inevitable frase hecha para la ocasión: decir que esta página viene a “llenar un hueco”.
¡Pues claro que esta página viene a “llenar un hueco”! No se sabe de proyecto de comunicación, con independencia del soporte elegido -medio impreso o audiovisual, servicio de noticias, gabinete de prensa…- que, al iniciar su andadura, no justifique su lanzamiento con el decidido propósito de venir a “llenar un hueco”.
Bien es verdad que con eso no está todo dicho, pues a partir de tal declaración estandarizada de intenciones son los lectores o receptores del nuevo medio quienes procede que “vean, observen, comparen”, que juzguen, vaya. Porque hay huecos y huecos.
Los más “exitosos” son invariablemente aquellos nuevos “nichos de mercado” en la órbita de los poderes fácticos o incluso creados directamente por ellos a modo de correa de transmisión de los intereses ideológicos o mercantiles de las “catedrales” del poder y el dinero.
En el otro extremo del termómetro del éxito comercial están los medios de comunicación militantes, involucrados hasta el tuétano en la defensa de causas que la gente suele llamar “perdidas” cuando, por más utópicas que puedan parecer, lo que son es nobles.
El objetivo de los primeros no es otro que el de retroalimentar el sistema; el de los segundos, proclamar un ideal. Aquellos arriesgan sobre seguro desde la abundancia de medios; éstos, son gestados, alumbrados y mantenidos al filo de la quiebra técnica desde la precariedad. El fin último de los medios “exitosos” es ganar dinero; el de los marginales, mantener viva la llama del romanticismo.
Huelga decir con qué tipo de “hueco” no se identifica ni en pintura y con cuál sí se encuadra en cuerpo y alma este nuevo medio que el lector tiene en pantalla.
I+C Press trae la voz de nosotros, los protestantes españoles, a la “red de redes”, la “telaraña” mundial. Con esta aventura, apasionante donde las haya, se materializa una vieja aspiración del protestantismo hispano. Creemos firmemente que el colectivo del que formamos parte tiene “asunto” que comunicar, pues nos mueve el más serio de todos los “asuntos”: el plan de salvación de Dios para el mundo.
Hace un cuarto de siglo un servidor tiene escrito que “hay que crear un Servicio Evangélico de Prensa que se ocupe en transmitir día a día noticias de nuestro campo a la comunidad nacional”. “Hemos de introducirnos” -proseguía- “en la prensa laica, en la radio, en la televisión…”, para concluir: “Si tenemos algo que decir, ¿por qué no decirlo… con cristiana valentía a través de los medios adecuados?”
Pues bien, todo indica que al fin ha llegado el día. La propuesta de creación de un Instituto de Comunicación Protestante que presentamos al VI Congreso Evangélico Español en 1997 y fue asumida entre las conclusiones del mismo, se hace hoy realidad bajo los auspicios de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE).
Más que a “llenar” un “hueco”, esta página viene a “rellenar” un terreno previamente abonado, pues detrás de ella hay una experiencia de cinco años de trabajo con la edición del boletín electrónico semanal ICPress bajo la dirección de Pedro Tarquis.
He dicho que ha llegado el “día”. Lo mantengo. Tan cierto es que la Biblia dice que todos nosotros somos “hijos de la luz” (1 Tes. 5:5) como que acto seguido el mismo versículo nos recuerda que también somos al mismo tiempo “hijos del día”. Esto es, los cristianos tenemos una proyección vertical a las alturas en las que habita la luz de Jesucristo (Jn. 12:46), luz de la que nos alimentamos para poder ser a nuestra vez “luz del mundo” (Mt. 5:14). Pero dado que no somos extraterrestres, sino ciudadanos por partida doble del cielo y de la tierra, tenemos también una proyección horizontal. Así, nuestra condición espiritual de “hijos de la luz” hemos de revalidarla con la praxis terrenal de actuar como “hijos del día”.
Este sitio que hoy inicia su andadura y aspira a figurar entre los “favoritos” de todos aquellos que se acerquen aquí pretende servir de punto de encuentro informativo que cuente cosas del día a día de nuestra doble ciudadanía, a la que todo mortal está cordialmente invitado a sumarse. ¿Hablábamos de “llenar un hueco”? Helo aquí: la luz (que nos sostiene) y el día (que hemos de redimir). Casi nada.
Lupa nº 1. 16 de enero de 2001.
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