La medida última de un hombre no es donde se sitúa en momentos de solaz y conveniencia; pero sí donde se sitúa en momentos de reto y controversia – Martin Luther King, Jr.*
Este 15 de enero se cumplen 85 años del natalicio del Rdo. Martin Luther King, Jr. Es una fecha muy auspiciosa para reclamar su perfil y su compromiso con la justicia. Él es un verdadero profeta que tomó en serio la dimensión ética de sus actuaciones, los riesgos que implicaba y la complejidad de las situaciones. Por eso quisiera que no trivialicemos su ministerio, ni domestiquemos su imagen, para acomodarla a visiones muy limitadas de lo que constituye la gesta moral y espiritual de un profeta.
El momento crucial para destacar esa gesta profética fue su encarcelamiento en Birmingham, Alabama, en 1963. Birmingham era una de las ciudades más segregacionistas y racistas de Estados Unidos. La reivindicación de tanta injusticia, maltrato y atropello a la población afro-americana en aquella ciudad, lo llevó a comprometerse en lo que él mismo denominó “la acción directa” desde su estrategia de la no violencia activa, para combatir la violencia institucional y sistémica contra la población afro-americana, en particular, y todos los sectores empobrecidos y marginados de la ciudad, en general. Su muy conocida y famosa frase, “la injusticia en cualquier parte que se cometa, constituye una amenaza para la Justicia en todas partes” está en el corazón de su motivación.
En la “Carta desde la Cárcel de Birmingham”, el 16 de abril de 1963, que fue una respuesta a un grupo de ocho religiosos judíos, protestantes, católicos y episcopales, Martin Luther King, Jr. rebate con vehemencia el reclamo de que su intervención es “inoportuna”. Todo lo contrario, argumenta que lo que sucede en Birmingham tiene profundas consecuencias para toda la nación, que si no se confronta desvirtúa la razón de ser de una civilización que se considera democrática y justa, y promueve leyes injustas que definitivamente conducen a la injusticia racial y atropella la dignidad humana.
En su carta, Martin Luther King, Jr. insiste en las convicciones y principios que lo han llevado a sus acciones. Trata de razonar sobre el motivo esencial de toda esa lucha. Se le acusa de extremista y se yergue con un argumento contundente: la fuerza del amor cristiano es extremista. Jesús fue el gran extremista que asumió hasta la muerte en la cruz la redención de toda la humanidad e hizo de ella una fuerza creadora. Jesús fue un extremista creador. Como Amós, Martín Lutero y Juan Bunyan. Todos ellos inspirados en la creatividad del amor.
Así que, confronta a estos líderes religiosos, particularmente a los líderes eclesiásticos, subrayando que “la iglesia me ha defraudado”. En ese trance afirma lo que es evidente en su trayectoria como ministro evangélico y predicador. El ama a la iglesia entrañablemente. Pero una vez más emite su juicio profético: La Iglesia blanca no ha estado a la altura de su vocación suprema, quedándose al margen del testimonio verdadero a favor de la verdad y la justicia, cuando ésta ha sido mancillada o negada. En este sentido, no emularon la fuerza poderosa que desplegaron los cristianos y cristianas primitivos. Afirma, por tanto, que seguirá en la ruta de ser, con los líderes negros del sur de Estados Unidos, “asociados activos en la lucha por la libertad”.
Y afirma con contundencia e indignación profética: “Conquistaremos nuestra libertad porque el sagrado legado de nuestra nación y la eterna voluntad de Dios están plenamente integrados en nuestras exigencias”.
Al evocar, una vez más, la tesitura de su indignación profética, la calidad pastoral y la pasión por la justicia de este testigo de Jesucristo, debemos seguir intentando emular su gesta, aprender de su disciplina y toma de conciencia, y no permitir que se disipe la fuerza y contundencia de su recia voluntad de ser libre con su pueblo. En ese compromiso encontraremos también la razón de nuestra libertad.
*Los textos citados en este artículo son tomados del excelente libro, William Fred Santiago, Venceremos. Recobro de ML King Jr. Dr. Martin Luther King, Jr. Río Piedras, PR: Concilio de Iglesias de Puerto Rico, 2011.