Estos dias se está anunciando a bombo y platillo la celebración de un culto especial conemorativo del 30 aniversario de la creación del Consell Evangèlic de Catalunya. Esto es una buena noticia para todos los evangélicos, ya que se refiere a una realidad de reconocimiento mutuo y de colaboración entre la mayoria de las iglesias evangélicas que componen el variopinto panorama del Protestantismo Catalán.
Hay que reconocer que la llegada a nuestro país de la libertad religiosa, en el marco de la democracia, de la que gozamos a partir de la muerte de Franco, no nos llevó a una mayor unión entre las iglesias evangélicas. Al contrario, la libertad nos llegó en momentos de crisis. Los primeros signos de división aparecieron como consecuencia de las diferentes reacciones que las iglesias adoptaron ante la ley franquista de libertad religiosa de 1967, que no era tal, sino que representaba tan solo, lo que la propia ley decía, una regulación del “derecho civil a la libertad religiosa”, una regulación que sólo entreabría una puerta en un mundo de puertas cerradas a la libertad de expresión. Unas iglesias se aprovecharon de esta oportunidad y otras se negaron a hacerlo, provocando así una primera, no ruptura, pero sí división entre los que se registraron, siguiendo las pautas establecidas por la ley, y los que prefirieron quedar al margen.
Otro signo de alejamiento entre las iglesias evangélicas fue el centrarse en el trabajo local, la evangelización, que durante tanto tiempo se nos tenia prácticamente prohibida. No había tiempo ni voluntad para otros menesteres. Había que aprovechar la oportunidad que ahora se nos presentaba. Poco a poco se fueron espaciando las actividades interdenominacionales para acentuar el trabajo local. La distancia entre las iglesias se hacía cada vez mayor.
Esta realidad fue vista con claridad por las Asociación de Ministros del Evangelio, que había sido fundada en 1956, y de allí surgió la iniciativa de crear “un ente jurídico evangélico en Cataluña y para la comunidad evangélica de Cataluña”. Fue el secretario de la Asociación de Ministros, Angel Cortés, quien lanzó la idea en la reunión del 8 de noviembre de 1977, pero quien la desarrolló, mediante un proyecto de Estatutos, fue el pastor José Mª Martínez que el 13 de enero de 1978 presentó una propuesta formal, y Juan Vallés quien propuso el nombre Conferencia de las Iglesias Evangélicas de Cataluña. Se creó una comisión de trabajo que en su reunión del 28 de junio del mismo año nombró un equipo para redactar la constitución de esta Conferencia que quedó formada por Jose Mª Martínez, Juan Torras y Enric Capó.
Un borrador del proyecto de estatutos ya estaba en manos de las iglesias en julio de 1978. En él se proponía el nombre de Consell Evangèlic de Catalunya. Los objetivos de este Consell eran; “Dar testimonio público de nuestra comunión en Jesucristo; promover la relación, la cooperación y la coordinación; velar por la libertad religiosa; representar el pueblo evangélico; reflexión e investigación. Este proyecto fue estudiado y reformado en la reunión del 24 de marzo de 1979 y se aprobó darle el nombre de Consell de les Esglésies Evangèliques de Catalunya, nombre con el cual se constituyó oficialmente en una Asamblea General celebrada en la Iglesia de c/ Tallers, 26, el 30 de junio de 1979. Se nombró una Junta Directiva presidida por Enric Capó, de l’Església Evangèlica de Catalunya, en la que José Mª Martínez, de la FIEIDE, fue nombrado vice.presidente y Juan Federico, de las Asambleas de Hermanos, Secretario.
Es, pues, en honor a la verdad histórica que ha de afirmarse que el 30 aniversario de la constitución del Consell tuvo lugar el 30 de junio de 2009 y no en 2011, como afirma ahora el Consell. La confusión viene del hecho de que en 1981, siendo secretario del Consell el pastor Guillem Correa, en aquel entonces miembro de la Església Evangèlica de Catalunya, se reformaron los Estatutos y se volvió al nombre de Consel Evangelic de Catalunya. Pero no hay ninguna duda de la continuidad de la Institución, presidida, tanto en 1981 como en 1979, por el pastor Enric Capó.
Dice el dicho popular que “nunca es tarde si la dicha es buena”. Y en este sentido hemos de desear al Consell toda suerte de bendiciones, pero rogándole que se centre más en la cohesión interna de las iglesias presentes en el Consell y su testimonio que en la proyección exterior del propio Consell y de su secretario que no siempre responde a lo que debería esperarse de nuestra profesión de fe y de nuestra acostumbrada forma de actuar.
Enric Capó
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