«Leví se levantó y, dejándolo todo, lo siguió. Más tarde, Leví hizo en su casa una gran fiesta en honor de Jesús, y juntamente con ellos se sentaron a la mesa una multitud de recaudadores de impuestos y de otras personas»
Lucas 5: 28-29
(La Palabra, Sociedad Bíblica de España, 2010)
En el centro de nuestra fe está el seguimiento de Jesús. Creer en Jesús es seguirlo como discípulo o discípula; escuchamos su voz y fuimos cautivados por su amor.
Cuando Leví recibió la invitación de Jesús para que lo siguiera, se levantó, sin demora, y fue tras él. La escena es emocionante. Éste era un publicano despreciado del que poco o nada se podía esperar en asuntos de fe o religión.
Leví lo dejó todo por Jesús. Sólo conservó, aunque no se sabe por cuánto tiempo, a sus amigos, los tramposos publicanos. Y con esos amigos hizo la primera celebración de su nueva vida. ¡No podemos imaginar aquella fiesta! Lo único seguro es que fue una fiesta a la manera de los publicanos.
Este breve relato de la conversión de Leví se puede resumir en cuatro escenas: se levantó, dejó todo, lo siguió e hizo una fiesta en honor del Maestro. Todo cuanto era Leví y cuanto tenía en aquel momento, lo ofreció en honor de Jesús.
Es necesario pensar en cómo expresamos cada día nuestro compromiso con Jesús. De esta revisión de vida depende la calidad de nuestra fe y la radicalidad del evangelio que anunciamos. Sin radicalidad, el discipulado pierde su verdadero sentido y se diluye en un mar de trivialidades dogmáticas. Se pierde el sabor de la fiesta en honor a Jesús y la fe se trasforma en religión estéril.
Para seguir pensando:
«Porque nadie puede decir que conoce a Cristo, a menos que en la vida lo siga».
Hans Denck (Teólogo menonita. 1495-1527)
Vale que nos preguntemos:
En las siguientes semanas ¿qué cosas podría hacer en honor a Jesús? ¿De qué manera puedo alentar en mi propia vida la profundidad de mi compromiso con Jesús y con su Reino de vida
Oración:
Señor me has invitado a seguirte y yo te he dicho que si. Necesito que, por el aliento de tu Espíritu, reanimes cada día mi compromiso contigo y la pasión por tu Reino.
Quiero hacer de mi vida una permanente fiesta en tu honor.
Amén
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