En sus 90 años
Sergio Arce Martínez es uno de los teólogos más prominentes de la historia del protestantismo latinoamericano y caribeño. Ciertamente, figura notable y distinguida, como intelectual orgánico, del Caribe y de Cuba. Sus aportes como escritor, maestro, pastor y educador teológico lo distinguen como líder ecuménico. Son estas dimensiones de su personalidad y trayectoria que deseo destacar.
El lugar que Don Sergio se ha ganado en el horizonte eclesiástico latinoamericano y caribeño lo coloca en el escenario de la revolución cubana, en ella, con ella y para ella ha entregado su vocación primordial: ser creyente y revolucionario. Dotado de una inteligencia excepcional, con una formación teológica, filosófica y política esmerada, Sergio decidió muy temprano en su vida que el ministerio cristiano era el llamado de Dios. Y lo abrazó con pasión y determinación, como todo lo que h hecho en estos 90 años de fructífera existencia.
Sergio ha sido un escritor prolífico que desde su praxis de fe ha ido hilvanando una reflexión bíblico-teológica con ribetes y perfiles pastorales bien definidos. Su teología está cimbrada en un compromiso con la iglesia y la sociedad, que desde su contexto cubano significa ser teólogo en revolución. Para Sergio hacer teología en contexto es un ejercicio de constante búsqueda, lleno de cuestionamientos, con desafíos intensos y radicales, muchas veces con opiniones polémicas, pero siempre con amor, autenticidad y honestidad. Se podría decir que su vida y pensamiento son un compromiso ético que aspira no sólo a saber la verdad, sino a vivirla.
Sergio Arce Martínez ha sido un maestro que modela lo que enseña. Oírlo dictar una conferencia magistral, escuchar su palabra autorizada desde el púlpito que invita a escudriñar las Escrituras y la vida, sentarse a conversar con él sobre asuntos que gravitan alrededor del Evangelio y su pertinencia, denotan un perfil de un ser humano sabio que intenta ser coherente. Todo ello acompañado por convicciones firmes y principios bien formulados.
Entonces, observamos a Sergio, el pastor. Su rostro se transforma y comunica una expresión amorosa y tierna que hurga en lo valioso del ser humano que tiene frente a si, y abraza con intensidad y sinceridad. Sergio también ha sido un colega respetuoso y sincero. Lo he sentido de múltiples formas en estos 40 años de amistad. En el intercambio de opiniones y razones se ha interpuesto siempre el afecto por encima del argumento.
He tenido la bendición de compartir con Sergio nuestro compromiso con la educación teológica. Cuando asumí la rectoría del Seminario Bíblico Latinoamericano en 1978 ya Sergio había recorrido un camino de aciertos y dificultades en la difícil tarea de dirigir un seminario teológico. ¡Y sus consejos, análisis, advertencias y desafíos me sirvieron mucho! Su reto principal: “No te alejes de la Iglesia, con ella es que hacemos teología”.
Sergio es un líder ecuménico multifacético. Su trayectoria incluye su propia tradición presbiteriana-reformada, que tantos aportes nos ha dado al movimiento ecuménico mundial. A ello se une su vocación ecuménica por la paz, a nivel latinoamericano y mundial. En Cuba su recia voluntad de ubicarse en el proceso revolucionario como creyente y pastor lo ha llevado a ocupar cargos eclesiásticos, cargos provinciales en Matanzas, funciones legislativas en la Asamblea Nacional y diversas tareas en el Consejo de Iglesias de Cuba.
Este mes de marzo visité Cuba con un grupo de estudiantes de Brite Divinity School en Fort Worth, Tejas. Y visité a Sergio en su casa. Como siempre lo abracé con afecto y cariño. Me dio una gran alegría verlo. Al despedirme musité unas palabras en sus oídos: “Gracias, Sergio, por tu amistad de siempre”.
Al unirme a esta gran celebración bendigo la vida de Sergio Arce Martínez. Extiendo un abrazo grande a Nacira Gómez, su esposa y diligente compañera. Un abrazo bien efusivo a Reinerio Arce Valentín y Dora Arce Valentín, hermano y hermana del alma. En el recuerdo está siempre viva la memoria de Dora Valentín, quien se nos adelantó a la presencia de Dios, compatriota, amiga, hermana del alma. Diligente, dulce y tierna compañía de Sergio por tantos años.
¡Feliz Cumpleaños, Sergio! ¡Te quiero!