Posted On 15/04/2021 By In portada, Teología With 2731 Views

C. G. Jung: Inconsciente colectivo y arquetipos | Jaume Triginé

C. G. JUNG: INCONSCIENTE COLECTIVO Y ARQUETIPOS

 

El símbolo es una representación que revela un sentido secreto;
es la epifanía de un misterio.

Gilbert Durant
Antropólogo especialista en semiótica

 

INTRODUCCIÓN: EL INCONSCIENTE COLECTIVO

Uno de los planteamientos más específicos del psiquiatra suizo es el denominado inconsciente colectivo. Según Carl Gustav Jung (1875-1961) esta dimensión del psiquismo es el lugar de los contenidos inconscientes que no corresponden a las personas individualmente consideradas, sino a toda la humanidad. El inconsciente colectivo puede asociarse a una sabiduría ancestral e infinita de la especie humana que, por evolución, ha generado el proceso de individuación (conciencia del propio existir, inconsciente personal…).

La denominada literatura sapiencial contenida en el Antiguo Testamento, en forma de poemas, refranes, dichos populares…, manifiesta buenos ejemplos de esta sabiduría popular atemporal a la que el inconsciente colectivo parece también referirse.

 

LOS ARQUETIPOS: CONCEPTO

Manteniéndonos en la teoría expuesta por el psiquiatra suizo, cabe señalar que el contenido del inconsciente colectivo son los llamados arquetipos o «conjunto de símbolos primitivos compartido por personas de todos los lugares y todas las épocas que expresan elementos de la psique que exceden al campo de la razón».

Frente a la teoría de base biológica de las pulsiones, los condicionantes infantiles…, propia de la corriente psicoanalítica inicial; contrapone los arquetipos como reflejo de la dimensión espiritual de hombres y mujeres. Carl Gustav Jung considera que «el hombre es religioso (espiritual) por naturaleza, que en él hallamos un instinto religioso (hoy hablaríamos de inteligencia espiritual) que forma parte integrante de su estructura psíquica. Negarlo significaría comprender de manera parcial la vida psíquica». Su forma de entender esta cuestión confiere un valor universal e innato a la espiritualidad.

Según el fundador de la psicología analítica, los arquetipos se expresan a través de los procesos más profundos del psiquismo humano o mundo inconsciente, pero no se originan en el cerebro y no son sus productos (esto sería sólo imaginación). Son de un orden superior al individuo y su psiquismo. En su obra Arquetipos del inconsciente colectivo, hace referencia a imágenes eternas que pertenecen a un patrimonio común de la humanidad.

 

LOS CONTENIDOS ARQUETÍPICOS

Los contenidos arquetípicos que Carl Gustav Jung descubre en las diversas culturas que estudió abarcan matices de diverso orden como:

  • la naturaleza: montañas, cumbres, cuevas…
  • los animales: la serpiente, el dragón, el águila…
  • lo humano: el anciano, el héroe…
  • la arquitectura: templo, tumba…
  • las cosas: pergamino, lámpara de aceite, escalera…

Por poco familiarizados que nos hallemos con el texto bíblico, descubrimos rápidamente la existencia de arquetipos en sus relatos:

  • las montañas tanto en el Antiguo Testamento como en los evangelios (montes de las tierras de Moriah, Sinaí, Carmelo, Calvario…) como espacios de experiencias cumbre;
  • las cuevas y lugares apartados (Maceda, Adulam, las cuevas en las que Abdías escondió a los profetas a los que Jezabel pretendía exterminar, la cueva de Elias…) como lugares de protección;
  • la simbología de la serpiente en el Génesis o del dragón en el Apocalipsis;
  • teofanías como el anciano de días de Daniel como símbolo de la divinidad;
  • el papel del tabernáculo y del Templo de Jerusalén en la espiritualidad judía;
  • el papel de los sepulcros (de los patriarcas, de los reyes de Israel, de Lázaro, de Jesús…) en la dinámica vida-muerte;
  • las lámparas de aceite de las vírgenes de la parábola…;
  • la escalera de Jacob como acceso a la revelación de Dios…

 

ALGUNAS CONSIDERACIONES PRÁCTICAS

Mediaciones entre la conciencia y el inconsciente

En la formulación de Carl Gustav Jung los arquetipos median entre la conciencia y el inconsciente, siendo Dios una experiencia arquetípica de encuentro con el inconsciente. Hemos de reconocer que sus afirmaciones sobre Dios son un tanto ambiguas. Al entender a Dios como arquetipo lo sitúa en la dimensión más íntima de la personalidad cuyo acceso no es otro que el de la experiencia. La trascendencia queda asimilada a una inmanencia de signo más psicológico que teológico.

En el conjunto de su teoría, la existencia de Dios parece quedar reducida a una imagen subjetiva. Dios es como una huella dejada en nuestro psiquismo, que nuestro autor no clarifica si ha sido producida por algo ontológicamente real (como sería el caso de la imago dei) o si tal huella es solo real psicológicamente hablando.

 

Ampliación hermenéutica

Su forma indefinida de considerar la divinidad no empalidece su aportación al tema de los símbolos, mitos, arquetipos… que abren líneas de interpretación dinámica de los textos bíblicos en los que aparecen. Más allá de las interpretaciones literales, demasiado frecuentes en nuestros contextos eclesiales, una hermenéutica actualizada debe incorporar el enfoque psicológico a la hora de facilitar y clarificar la comprensión del texto, es una forma de enriquecerlo y acercarlo al conjunto de la experiencia humana.

 

Mediaciones entre el plano metafísico y el histórico

Los arquetipos actúan como mediaciones entre el plano metafísico en el que las categorías del espacio y del tiempo son sustituidas por la eternidad o ámbito de Dios y el plano de la realidad. Mitos, símbolos, arquetipos, imágenes oníricas, teofanías, visiones… se convierten en espacios de encuentro o mediaciones que permiten salvar el abismo que separa lo infinito de los finito, lo invisible de lo visible, lo intangible de los concreto, lo espiritual de lo sensible… Se trata, pues, de espacios de aproximación entre el Deus Absconditus y la necesidad de sentido del ser humano.

 

CONCLUSIONES

Si bien la concepción de la divinidad, por parte de Carl Gustav Jung, tiene fuertes connotaciones psicológicas; es importante su consideración, al tratar de la espiritualidad personal, de hallarnos ante una manifestación universal e innata. Si bien la religión puede ser entendida en términos culturales o sociológicos, es una pulsión intrínseca a la persona la que nos conduce y orienta a la búsqueda de la trascendencia.

Interesante también su aportación en relación con los arquetipos, símbolos, mitos… y sus posibilidades de interpretación profunda. La exégesis bíblica contemporánea debe contemplar sus posibilidades hermenéuticas a fin de enriquecer la comprensión del texto y acercarlo de modo más integral a la totalidad de la experiencia humana.

 

Jaume Triginé

Jaume Triginé

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