BREVES ANOTACIONES EN TORNO AL LIBRO DE JOSÉ LUIS AVENDAÑO: “LA SOMBRA RELIGIOSA AMERICANA. CÓMO EL PROTESTANTISMO DE LOS ESTADOS UNIDOS IMPACTA EL ROSTRO DE LA IGLESIA LATINOAMERICANA”
Si acometer el trabajo de retratar el perfil de quienes han sido nuestros antepasados familiares, y cuyo talante y espíritu aún recorre por nuestras venas, exige de nuestra parte una cierta madurez del espíritu y de la mente, de la vida toda, si se quiere, de modo de poder llegar a ponderarlos en la riqueza y complejidad de todo su ser y humanidad, esto es, comprender quiénes fueron, qué hicieron, qué amaron, que odiaron, qué entorpecieron, qué aportaron, qué soñaron, qué temieron, ¡cuánta más madurez, entonces, de espíritu y de pensamiento, de perspectiva histórica, finalmente, precisaremos si lo que se trata es ahora de intentar adentrarnos y describir acontecimientos que resultan fundantes y decisivos para la vida social, cultural y religiosa de los pueblos y de su gente, y de consecuencias incluso permanentes hasta el día de hoy! Pues bien, todo lo dicho anteriormente resulta imprescindible tener en mente a la hora de aventurarnos en la comprensión del libro, La sombra religiosa americana. Cómo el protestantismo de los Estados Unidos impacta el rostro de la iglesia latinoamericana, cuyas breves anotaciones quisiéramos en las siguientes líneas pasar a exponer.
Desde mi particular especialidad de la investigación religiosa del protestantismo evangélico latinoamericano, y con atención especial al protestantismo chileno, si bien la crónica histórica en dichas materias mentadas han estado mayormente abocadas en describir acontecimientos, instituciones y personajes mayormente del siglo XIX, o del mismo pentecostalismo endógeno iniciado ya en la década de los sesenta del pasado siglo, puedo afirmar con claridad meridiana que la obra del profesor Avendaño, sobrepuja con mucho los límites de un determinado momento histórico del protestantismo latinoamericano, para ponernos en contacto con un patrimonio religioso indiscutible de toda la historia evangélica de América Latina como tal, “el protestantismo de los Estados Unidos” y su respectiva American Religion, ofreciéndonos de este modo un retrato vívido, lúcido y penetrante de aquellos nuestros “antepasados” de la fe, cuya herencia y dinámica, sin embargo, continúan en el presente tan vívidas y directrices tal como lo fueron ayer. En efecto, se trata de un influjo, de una “paternidad”, si se nos permite el giro lingüístico, en relación con el protestantismo de los Estados Unidos, que no podríamos jamás orillar ni desconocer, si lo que procuramos para nuestro mundo evangélico de América Latina, es no seguir siendo actores mudos de nuestra propia historia y destino.
Ya desde sus primeros párrafos, encontrará el lector, a la luz de la exuberante información proporcionada por el profesor Avendaño, la posibilidad no solamente de proseguir la temática anunciada en el índice del trabajo, sino de abrirse en cada nota a pie de página a un amplio horizonte complementario bibliográfico, que le estimulará en la profundización de cada temática allí abordada. Así las cosas, el autor echará mano a lo largo del conjunto de las páginas que darán vida a esta contundente obra, de un lenguaje técnico, teológico, académico, pero que no evitará a ratos tornarse agudo, denso, incisivo, apasionado, y con el cual acometerá las cuestiones relativas al influjo pasado del protestantismo de los Estados Unidos en América Latina y sus efectos aún presentes en nuestra América Latina de hoy. Tres ejes direccionarán la lectura de este libro y marcarán, a su vez, las fronteras del mismo: La identidad de la fe dará el sustento a la relevancia de ésta, y ambas dos, comprendidas al modo de una indisoluble dialéctica de la fe, ofrecerán la sugerente propuesta para un quehacer teológico latinoamericano.
Por último, no quisiera dejar de mencionar dos méritos insoslayables que atravesarán todo este no pequeño esfuerzo de investigación y de pensamiento en la obra de José Luis Avendaño, y que no siempre resultan tan frecuentes de reconocer en la actividad académica de nuestros días, sobre todo en el marco del quehacer teológico de América Latina.
El primero de ellos, en efecto, es destacar que nuestro autor ha evitado celosamente a través de toda su obra encallar en cualquier forma endogamia intelectual, o parapetarse un mundo nada más que paralelo, mucho menos escribir en función únicamente de aquello que le pudiese prodigar los beneficios de la cultura que hoy se alza como dominante y hegemónica, pero al costo de secuestrar la verdad. Antes bien, se hallará provisto en cada una de sus reflexiones, sugerencias y aseveraciones de una insobornable honestidad intelectual, además, por cierto, de una gran nube de testigos tanto bibliográfica como de autores, que le conferirá a su obra completa seriedad y rigurosidad, sin perjuicio, incluso, de que en algunas de sus conclusiones nos veamos invitados a ofrecer algunas evidentes matizaciones.
Lo segundo, indudablemente, es reconocer que su agudo e incisivo análisis de los periplos históricos, sus contextos y sus respectivos contenidos teológicos que aborda, no resultan de un interés nada más que de moda o de última hora, sino que han devenido fruto de aquella madurez espiritual e intelectual a la que apelábamos al comienzo de estas breves anotaciones, y que en el caso de nuestro autor guardan relación no sólo con haber tomado contacto con diversas y variopintas experiencias teológicas educativas -fundamentalismo, ortodoxias, teología de la liberación, teologías del genitivo, educación teológica en el marco del Primer Mundo- sino con las hondas experiencias de vida rescatadas y atesoradas en cada una de estas particulares estaciones de la vida, tanto humana como educacional.
En síntesis, el libro La sombra religiosa americana. Cómo el protestantismo de los Estados Unidos, resulta un viaje pedagógico a intrincadas realidades histórico-teológicas de carácter teórico, práctico y misional, que sólo pueden ser explicitadas por medio de una mirada crítica, histórica, filosófica y, desde luego, teológica, y quién mejor para ello que José Luis Avendaño, conocedor acabado de ambas realidades religiosas, culturales y teológicas, esto la del protestantismo de los Estados Unidos y la de su influjo en el mundo evangélico de América Latina.