PROTESTANTES EN LA ARENA POLÍTICA | Carles Raurell Vidal
Ahora que estamos inmersos en un período electoral, sería muy interesante recordar que el mundo protestante no es, ni ha sido ajeno a la participación política activa de algunos de sus miembros, fundamentalmente pastores y maestros.
Por ello, en este artículo retrocederemos hasta finales del siglo XIX y primera mitad del XX para nombrar brevemente algunas destacadas figuras del protestantismo español que, manteniendo el culto en sus respectivas iglesias, no desdeñaron la oportunidad de influir más en la sociedad participando de forma muy notable en la brega política y la lucha social, mayoritariamente desde posiciones democráticas, liberales, progresistas y republicanas buscando contrarrestar la abrumadora influencia que ejercía la Iglesia católica en todos los ámbitos de la vida de las personas y de la sociedad.
Los protestantes lucharon a favor de la libertad de cultos, la separación entre iglesia y estado y la alfabetización del pueblo llano, aunque algunos evitaron figurar en primera línea pública como sería el caso de Francisco Albricias que tiene el honor de ser de los pocos dirigentes evangélicos con una calle en la ciudad donde realizó su tarea social, Rubí. Aparte de fundar allí la iglesia evangélica en 1881, construyó una escuela donde se escolarizaron gran cantidad de niños y adultos. Impulsó el “Casino rubinense” donde se reunían republicanos y progresistas. Todo ello fomentó las iras de los sectores reaccionarios que le provocaron numerosos problemas, incluido un atentado frustrado. Los republicanos de Rubí insistían para que se presentase como alcalde, lo que Albricias siempre rechazó. Más tarde, en Alicante, fundó la “Escuela Modelo” referente para toda una generación de niños de la ciudad. Su hijo Franklin continuó la dirección de la escuela, fue teniente de alcalde del Ayuntamiento de Alicante y el primer presidente republicano y evangélico de la Diputación Provincial de Alicante
Otro caso destacado es el de la sindicalista y republicana Isabel Vilà, luchadora por los derechos de los trabajadores y de los niños. A pesar de la nula presencia de la mujer en los cargos públicos de primer nivel, Isabel adquirió notable protagonismo como dirigente de diversas asociaciones sindicales en España y en Europa. Al final de su vida se dedicó a la enseñanza y murió como miembro de la iglesia bautista de Sabadell.
Los pastores anglicanos de Figueres (Girona), los hermanos Luis y Alejandro López-Rodríguez fueron decididos activistas republicanos y junto con la esposa del primero Emily Murray fundaron la editorial Sociedad Española de Tratados Religiosos y Libros que repartieron libros y tratados por medio mundo. Alejandro y más tarde su sobrino Luis López-Rodríguez Murray llegaron a ser concejales del Ayuntamiento de Figueres por el partido republicano.
José Marqués y Fresnedo, pastor de la iglesia de Bilbao fue concejal del ayuntamiento de la capital vizcaína por el partido Unión Republicana en el año 1881 y siempre, ligado a opciones progresistas, compaginó su dedicación evangélica con la batalla política a nivel municipal. Su hijo Elías, pastor de Bilbao, Santander y San Sebastián tuvo que exiliarse en Inglaterra perseguido y condenado por las autoridades franquistas bajo la acusación de pertenecer a la masonería. Tuvo amistad con el socialista Indalecio Prieto.
Elías Eximeno Chaves, maestro y pastor en las escuelas e iglesia de Minas de Riotinto en la provincia de Huelva, fue alcalde constitucional de su pueblo en el año 1930.
Claudio Gutiérrez Marín, pastor de diversas iglesias en Andalucía, ejerció como director de un colegio en Málaga. Era miembro del partido Izquierda Republicana y en 1937, en plena Guerra Civil, fue nombrado redactor de la Comisaría de Propaganda de la Generalitat de Cataluña. Desde este puesto denunció los ataques franquistas contra los ministros, templos, seminarios y colegios evangélicos. Finalmente pasó a Francia con su esposa e hijos.
Adolfo Araujo García, pastor de la IERE, no se conoce de él filiación a ningún grupo político, pero con la fina oratoria de sus discursos y conferencias luchó bravamente para el reconocimiento de la minoría evangélica y defendió con gran vehemencia que la causa republicana iba paralela a la causa protestante. Durante el III Congreso Evangélico Español celebrado en 1934 dijo: “Los protestantes son republicanos desde mucho antes del 14 de abril de 1931”, lo que produjo una atronadora ovación del auditorio.
Atilano Coco, asesinado por elementos franquistas en 1936, aparte de pastor protestante de la IERE de Salamanca estuvo afiliado al Partido Republicano Radical Socialista y después en Unión Republicana, partido con el que se presentó para diputado en las elecciones de febrero de 1936. Encarcelado sin motivo oficial, fue puesto aparentemente en libertad, aunque llevándolo a un bosque apartado fue fusilado sin apertura de causa. Las razones fueron puramente ideológicas: ser protestante, republicano, maestro laico y masón.
De hecho, los partidos progresistas, en general, mostraron poco interés por la iglesia protestante, muy minoritaria y poco influyente, pero, por el contrario, el movimiento evangélico sí iba ligado a las opciones políticas democráticas porque, de hecho, no tenía otra opción si quería ver un futuro de libertad, educación y progreso social para sus hijos. Los partidos católicos y conservadores significaban volver a un pasado de represión, persecución y clandestinidad.
En cuanto a la adscripción denominacional de los políticos protestantes destaca la presencia mayoritaria de dirigentes de las iglesias presbiterianas y metodistas afiliadas a la IEE y reformados y anglicanos de la IERE, con algún representante de la iglesia bautista. En cuanto a las Asambleas de Hermanos no figura ninguno de sus miembros, ya que, por tradición de los primeros misioneros británicos, se fomentó un modelo de iglesia ensimismada sin mucho interés por los problemas del “mundo” exterior.
En este artículo hemos puesto en valor la presencia de algunos líderes evangélicos en la vida política y social del periodo entre 1880 y 1939. Esos líderes encontraron en los partidos progresistas un espacio donde reivindicar los valores del evangelio de manera inclusiva: ayuda al prójimo, justicia social, dignidad humana y esperanza para todas las personas. En el siglo XXI la Iglesia debe seguir leyendo «los signos de los tiempos». De manera que, como discípulos de Jesús, sigamos implicados en trabajar para que en nuestra sociedad podamos ver emerger los valores del evangelio.
Bibliografía
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