Posted On 28/07/2023 By In portada With 788 Views

¿Quién es el más importante? Hacia un liderazgo como Jesús lo enseñó | Hugo Daniel Ramírez

Marcos 9: 33-37
33 Llegaron a Capernaúm. Cuando ya estaba en casa, Jesús les preguntó:-¿Qué venían discutiendo por el camino?34 Pero ellos se quedaron callados, porque en el camino habían discutido entre sí quién era el más importante. 35 Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo: -Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos. 36 Luego tomó a un niño y lo puso en medio de ellos. Abrazándolo, les dijo:37 -El que recibe en mi nombre a uno de estos niños me recibe a mí; y el que me recibe a mí no me recibe a mí, sino al que me envió. -NVI

Este relato, narrado por Marcos, y que con toda probabilidad le fue contado por el apóstol Pedro, gira alrededor de una pregunta: ¿Quién es el más importante?

En la actualidad diríamos: ¿quién es el líder o el referente más importante?

En las iglesias cristianas de hoy, no desconocemos que hay una muy fuerte competencia interna por el liderazgo. Algunos de los pastores evangélicos de las iglesias más populares de mi país, no se comunican por sus celos. Sin embargo son los más importantes según algunos criterios, como tener una congregación numerosa, un ministerio y agenda internacional, etc.

El texto del evangelio nos comenta que la discusión de los discípulos comienza cuando van de camino a la ciudad de Capernaúm (=la casa de Nahum).- y nos recuerda el significado del nombre del antiguo profeta, “Consuelo o ayuda” Y suponemos que la casa a la que se hace referencia, era la de Pedro.

Jesús se dio cuenta de la cuestión y con curiosidad, sentado, les pregunta: ¿Qué venían discutiendo? Ellos quizás por vergüenza se quedan callados. Pero Jesús quiere resolver el dilema de los discípulos, y comparte una sentencia y una dramatización.

Lo primero que deben entender los discípulos, es que todo aquel que quiera ser el primero, es decir, el líder o referente, antes debe aprender a ser servidor de todos (διακονος = diacono), hay que transformase en esclavo o sirviente de los demás, el que ayuda o atiende a las necesidades de los otros. En el relato del libro de los Hechos, se nombran diáconos para que sirvan las mesas, den de comer equitativamente y también barran y limpien.- (Hch 6: 1-7)

En nuestro mundo lleno de jerarquías, los primeros, son los que se sientan en lugares de honor, los que llevan estrellas en los galones de sus chaquetas, sus rangos, sus títulos logrados que cuelgan en la pared o los que por sus vestiduras llamativas se diferencian de los demás.

Los seguidores de Jesús deben servir a otros con compasión, misericordia, amor y sabiduría, con hechos concretos, esa será la única prioridad.

El que da su tiempo, su propio dinero, su consejo apropiado, el que viendo a la persona herida y tirada en el camino, la cura, la levanta y la acompaña al mejor lugar donde la puedan sanar, como la parábola del buen samaritano. (Lc 10:25-37)

Y lo segundo, es cuando Jesús, como maestro extraordinario, toma a un niño, a los que socialmente se los ignoraba. Los que no tenían voz. Los niños como otros grupos de la sociedad del primer siglo, eran los pobres, los más humildes, las viudas, los huérfanos, los enfermos, los marginados, etc.

Así Jesús muestra a un niño, que representa al más indefenso y desprotegido, el que depende de un adulto que lo sustente. Jesús lo llama y lo coloca frente a él y los demás. Una escena inesperada.-

Con relación al texto, quiero hacer notar, el versículo 36. Hay distintas formas de traducir este verbo raro, εναγκαλισαµενος – La Biblia Textual dice, “Tomándolo en brazos” en cambio otras dicen “abrazándolo” o “levantándolo en brazos”.- La Biblia de Jerusalén dice; “le estrechó entre sus brazos” y la traducción del excelente exégeta británico Vicent Taylor es “Lo abrazó”.-

Creo que todos entendemos el sentido del gesto de Jesús con el niño señalado.-

Jesús lo levanta entre sus brazos, lo abraza, y eso es suficiente. Ni siquiera le pregunta su nombre, si tiene fe, cuál es su doctrina, cuál es su ortodoxia, si entendió los 4 colores, o si tiene familia creyente, etc. Lo abraza, lo arrima a su pecho, y así de sencillo lo recibe, y lo expresa como ejemplo a sus discípulos. Un acto de amor inconmensurable.

Este gesto de Jesús, tan sencillo, lleno de ternura, con un amor profundo, es nada menos y nada más, que la otra cara de la moneda, es la respuesta a la discusión de los discípulos.

Si podemos recibir en el nombre de Jesús a todo aquel que tiene necesidad, sin hacer diferencia social o cultural. Y si nuestra primer actitud es de abrazarlo con un sincero deseo de ayudarlo, sin ningún interés mezquino, el Señor empezará a obrar en él. Y Jesús afirma “no solo yo…sino al que me envió”. Es decir, el poder de Dios se revela y se manifiesta.

Amar a Dios, al prójimo e incluso a nuestros enemigos, fue lo que nos enseñó Jesús. También en la literatura narrativa del Antiguo Testamento, hay ejemplos extraordinarios que nos dicen, que esto último es posible. El ejemplo de José con sus hermanos. Su sabiduría estaba por encima de sus pasiones y de la venganza. José lloró y abrazó a los que le hicieron daño.

“Llorando de alegría, José abrazó a Benjamín, y Benjamín hizo lo mismo. Luego José besó a cada uno de sus hermanos y lloró sobre ellos, y después comenzaron a hablar libremente con él”. Gn 45:14-15

Concluyo afirmando que no hay cristianos sin comunidad, por eso resalto los dos conceptos de Jesús, que expresan la grandeza del liderazgo. Lo primero, sus pastores o líderes, serán los que ayudan, los servidores de los demás, acompañando y orientando ante cualquier dificultad, y el segundo concepto, es el de recibir con los brazos y el corazón a todas las personas, especialmente a los más desprotegidos y necesitados.

Cuando la necesidad de alguien, sin estigmatización, despierta nuestra compasión generosa, actuamos. Y cuando abrazamos, demostramos nuestra amistad incondicional, porque Dios ya está obrando. En estos actos de amor, y bajo estos términos, las personas no quedan presas de las divisiones, de hostilidad, el odio o el resentimiento.

El abrazo sincero en nombre de Jesús, expresa a un Dios bueno.

El liderazgo cristiano debe expresar incondicionalmente el servicio y el amor a los demás.

De esta manera quedan puertas abiertas para que el Señor Jesús y el Espíritu Santo sigan obrando y perfeccionándonos con su preciosa gracia.-

 

Pr. Hugo Daniel Ramírez
San Carlos Centro – SF – Argentina

Hugo Daniel Ramírez

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