Posted On 30/05/2012 By In Opinión With 1533 Views

La crisis económica en España, crisis de un modelo social

Comunicado de prensa de la Iglesia Evangélica Española[1]

30 de mayo de 2012

Ante la grave situación que está atravesando nuestro país, la Iglesia Evangélica Española quiere poner de manifiesto su solidaridad con aquellas personas que están sufriendo directamente y, de forma más intensa, los efectos de la crisis económica y financiera que es, en su base, una crisis del modelo social.

Al mismo tiempo, deseamos denunciar las decisiones políticas que se están tomando, algunas de ellas ya iniciadas por el Gobierno anterior, a partir de una obediencia acrítica a una política europea basada en criterios dictados por el pensamiento económico más conservador y los poderes financieros que están socavando seriamente el modelo social europeo.

Iglesia Evangélica EspañolaTambién mostramos nuestro desacuerdo con el fondo y la forma que las diferentes Administraciones del Estado están llevando a cabo en lo que respecta a los recortes económicos y a sus reformas, renunciando al diálogo con los agentes sociales, obedeciendo las directrices de los mercados y desmontando los fundamentos del Estado del Bienestar: 1) la estabilidad del empleo; 2) provisión universal pública de los servicios sociales; y 3) la garantía de un nivel de vida digno.

La desbocada tasa de desempleo, especialmente entre los más jóvenes, y la dramática situación que atraviesan  las familias en las que ninguno de sus miembros puede acceder al derecho a un empleo, nos deja ante  un escenario nada esperanzador para la ciudadanía. Asimismo, constatamos que las políticas que se están llevando a cabo a través de la reforma laboral impulsada por el gobierno se muestran incapaces para crear empleo y contribuyen a su precarización.

La provisión universal de los servicios sociales está sufriendo una serie de recortes presupuestarios que afectan dramáticamente la calidad de la educación y la sanidad, elementos clave para el desarrollo de una país. Esto se une a la situación de una ley de dependencia, de facto,  en vía muerta por falta de asignación de recursos y a la dificultad de acceder a una vivienda digna. Todo ello perjudica de una forma notable la calidad de vida de las personas.  Debemos hacer especial mención de la precariedad de los inmigrantes en situación irregular, con su exclusión de la asistencia sanitaria, y de las familias que pierden sus viviendas por no poder hacer frente a las hipotecas y, por ello, se ven obligadas a cargar con deudas que las esclavizarán durante toda su vida.

Las cifras hablan por sí solas: Una tasa de desempleo del 24,5%, que se sitúa en el 52,01%  entre los jóvenes menores de 25 años. El número de familias con todos sus miembros en paro es de 1.728.400.  Durante el año 2011 el número de desahucios alcanzó la impresentable cifra de 58.241 procedimientos. Y en el último informe de Unicef España se nos enfrenta con la realidad de que, por primera vez en España, la pobreza tiene rostro de niño. Detrás de los datos, cifras y porcentajes hay personas “de carne y hueso” que no ven garantizado un nivel de vida digno.

Mientras tanto, la preocupación del Gobierno es implantar en el país políticas de austeridad aplicadas de modo indiscriminado, que lo único que logran es provocar desazón e incertidumbre entre la población. Austeridad que, por otra parte, no se ve reflejada –entre otras cosas- en los millones de euros que se destinan, y que sin duda se seguirán destinando, a salvar a la banca española con absoluta falta de transparencia en la búsqueda de responsables, todo ello unido a los sueldos y retiros millonarios de sus gestores o a la falta de aplicación de la tan querida austeridad gubernamental, entre otros, al gasto militar.

Reiteramos que nos encontramos ante una crisis provocada por el modelo social neoliberal que ha derivado en un capitalismo salvaje al que nadie pone freno, a partir de una renuncia a la regulación de los mercados que desemboca en una falta de ética que ha generado el empobrecimiento de grandes capas de la población.

Hace siglos, Jesús de Nazaret –nuestro singular referente-  nos enseñó que “no se puede servir a dos amos, porque aborrecerá a uno y apreciará al otro; será fiel a uno y del otro no hará caso. No podéis servir al mismo tiempo a Dios y al dinero” (Mateo, 5.24). Hoy nosotros afirmamos, remedando la enseñanza del profeta galileo, que “no se puede servir a dos amos, no se puede servir al prójimo (imagen de Dios en el mundo) y a los mercados”. Y al día de hoy, mucho nos tememos que la fidelidad del Gobierno de España es hacia los mercados y hacia las grandes corporaciones sin ningún compromiso con los ciudadanos y ciudadanas a los que dice servir.

Por todo ello, la Iglesia Evangélica Española entiende que, como parte de su misión, es llamada a ser agente social de transformación social en cobeligerancia –sin perder su identidad cristiana- con otros movimientos sociales que luchan y viven por conseguir ese otro mundo posible, un modelo social alternativo al actual. No podemos seguir por más tiempo siendo marionetas en las manos invisibles de los mercados y de intereses que ignoran las necesidades básicas y urgentes de la ciudadanía.

Las iglesias protestantes no nos conformamos sólo con hacer propuestas, más bien deseamos demostrar a través de nuestras opciones eclesiales que vivir de otra manera en medio de la aldea global es posible. Las iglesias son llamadas a ser una “aldea alternativa”.

En la medida en que llevemos a cabo el proyecto de Jesús de Nazaret, la Iglesia y las iglesias se convertirán en agentes de cambio social y no en justificadoras y legitimadoras de un mundo resignado a la creencia de que “a los pobres siempre los tendréis entre vosotros”. ¡No sólo protestamos, sino que actuamos de forma visible ante todos los que nos rodean!

Pedimos al Gobierno, al Parlamento y al Senado españoles que tomen, de forma urgente, las medidas necesarias para que la crisis económica deje de afectar de forma directa a los que no han sido causantes de la misma, y que estudien medidas alternativas que eviten añadir más sufrimiento y desesperanza al pueblo al que representan.

Comisión Permanente de la Iglesia Evangélica Española

Madrid, 30 de mayo de 2012


[1] La Iglesia Evangélica Española, fundada en 1869, es miembro del Consejo Mundial de Iglesias, la Conferencia de Iglesias Europeas, la Comunión Mundial de Iglesias Reformas y del Consejo Mundial Metodista.

Comunicado de prensa de la Iglesia Evangélica Española[1]

30 de mayo de 2012

Ante la grave situación que está atravesando nuestro país, la Iglesia Evangélica Española quiere poner de manifiesto su solidaridad con aquellas personas que están sufriendo directamente y, de forma más intensa, los efectos de la crisis económica y financiera que es, en su base, una crisis del modelo social.

Al mismo tiempo, deseamos denunciar las decisiones políticas que se están tomando, algunas de ellas ya iniciadas por el Gobierno anterior, a partir de una obediencia acrítica a una política europea basada en criterios dictados por el pensamiento económico más conservador y los poderes financieros que están socavando seriamente el modelo social europeo.

Comunicado de prensa de la Iglesia Evangélica Española[1]

30 de mayo de 2012

Ante la grave situación que está atravesando nuestro país, la Iglesia Evangélica Española quiere poner de manifiesto su solidaridad con aquellas personas que están sufriendo directamente y, de forma más intensa, los efectos de la crisis económica y financiera que es, en su base, una crisis del modelo social.

Al mismo tiempo, deseamos denunciar las decisiones políticas que se están tomando, algunas de ellas ya iniciadas por el Gobierno anterior, a partir de una obediencia acrítica a una política europea basada en criterios dictados por el pensamiento económico más conservador y los poderes financieros que están socavando seriamente el modelo social europeo.

Comunicado de prensa de la Iglesia Evangélica Española[1]

30 de mayo de 2012

Ante la grave situación que está atravesando nuestro país, la Iglesia Evangélica Española quiere poner de manifiesto su solidaridad con aquellas personas que están sufriendo directamente y, de forma más intensa, los efectos de la crisis económica y financiera que es, en su base, una crisis del modelo social.

Al mismo tiempo, deseamos denunciar las decisiones políticas que se están tomando, algunas de ellas ya iniciadas por el Gobierno anterior, a partir de una obediencia acrítica a una política europea basada en criterios dictados por el pensamiento económico más conservador y los poderes financieros que están socavando seriamente el modelo social europeo.

Iglesia Evangélica EspañolaTambién mostramos nuestro desacuerdo con el fondo y la forma que las diferentes Administraciones del Estado están llevando a cabo en lo que respecta a los recortes económicos y a sus reformas, renunciando al diálogo con los agentes sociales, obedeciendo las directrices de los mercados y desmontando los fundamentos del Estado del Bienestar: 1) la estabilidad del empleo; 2) provisión universal pública de los servicios sociales; y 3) la garantía de un nivel de vida digno.

La desbocada tasa de desempleo, especialmente entre los más jóvenes, y la dramática situación que atraviesan  las familias en las que ninguno de sus miembros puede acceder al derecho a un empleo, nos deja ante  un escenario nada esperanzador para la ciudadanía. Asimismo, constatamos que las políticas que se están llevando a cabo a través de la reforma laboral impulsada por el gobierno se muestran incapaces para crear empleo y contribuyen a su precarización.

La provisión universal de los servicios sociales está sufriendo una serie de recortes presupuestarios que afectan dramáticamente la calidad de la educación y la sanidad, elementos clave para el desarrollo de una país. Esto se une a la situación de una ley de dependencia, de facto,  en vía muerta por falta de asignación de recursos y a la dificultad de acceder a una vivienda digna. Todo ello perjudica de una forma notable la calidad de vida de las personas.  Debemos hacer especial mención de la precariedad de los inmigrantes en situación irregular, con su exclusión de la asistencia sanitaria, y de las familias que pierden sus viviendas por no poder hacer frente a las hipotecas y, por ello, se ven obligadas a cargar con deudas que las esclavizarán durante toda su vida.

Las cifras hablan por sí solas: Una tasa de desempleo del 24,5%, que se sitúa en el 52,01%  entre los jóvenes menores de 25 años. El número de familias con todos sus miembros en paro es de 1.728.400.  Durante el año 2011 el número de desahucios alcanzó la impresentable cifra de 58.241 procedimientos. Y en el último informe de Unicef España se nos enfrenta con la realidad de que, por primera vez en España, la pobreza tiene rostro de niño. Detrás de los datos, cifras y porcentajes hay personas “de carne y hueso” que no ven garantizado un nivel de vida digno.

Mientras tanto, la preocupación del Gobierno es implantar en el país políticas de austeridad aplicadas de modo indiscriminado, que lo único que logran es provocar desazón e incertidumbre entre la población. Austeridad que, por otra parte, no se ve reflejada –entre otras cosas- en los millones de euros que se destinan, y que sin duda se seguirán destinando, a salvar a la banca española con absoluta falta de transparencia en la búsqueda de responsables, todo ello unido a los sueldos y retiros millonarios de sus gestores o a la falta de aplicación de la tan querida austeridad gubernamental, entre otros, al gasto militar.

Reiteramos que nos encontramos ante una crisis provocada por el modelo social neoliberal que ha derivado en un capitalismo salvaje al que nadie pone freno, a partir de una renuncia a la regulación de los mercados que desemboca en una falta de ética que ha generado el empobrecimiento de grandes capas de la población.

Hace siglos, Jesús de Nazaret –nuestro singular referente-  nos enseñó que “no se puede servir a dos amos, porque aborrecerá a uno y apreciará al otro; será fiel a uno y del otro no hará caso. No podéis servir al mismo tiempo a Dios y al dinero” (Mateo, 5.24). Hoy nosotros afirmamos, remedando la enseñanza del profeta galileo, que “no se puede servir a dos amos, no se puede servir al prójimo (imagen de Dios en el mundo) y a los mercados”. Y al día de hoy, mucho nos tememos que la fidelidad del Gobierno de España es hacia los mercados y hacia las grandes corporaciones sin ningún compromiso con los ciudadanos y ciudadanas a los que dice servir.

Por todo ello, la Iglesia Evangélica Española entiende que, como parte de su misión, es llamada a ser agente social de transformación social en cobeligerancia –sin perder su identidad cristiana- con otros movimientos sociales que luchan y viven por conseguir ese otro mundo posible, un modelo social alternativo al actual. No podemos seguir por más tiempo siendo marionetas en las manos invisibles de los mercados y de intereses que ignoran las necesidades básicas y urgentes de la ciudadanía.

Las iglesias protestantes no nos conformamos sólo con hacer propuestas, más bien deseamos demostrar a través de nuestras opciones eclesiales que vivir de otra manera en medio de la aldea global es posible. Las iglesias son llamadas a ser una “aldea alternativa”.

En la medida en que llevemos a cabo el proyecto de Jesús de Nazaret, la Iglesia y las iglesias se convertirán en agentes de cambio social y no en justificadoras y legitimadoras de un mundo resignado a la creencia de que “a los pobres siempre los tendréis entre vosotros”. ¡No sólo protestamos, sino que actuamos de forma visible ante todos los que nos rodean!

Pedimos al Gobierno, al Parlamento y al Senado españoles que tomen, de forma urgente, las medidas necesarias para que la crisis económica deje de afectar de forma directa a los que no han sido causantes de la misma, y que estudien medidas alternativas que eviten añadir más sufrimiento y desesperanza al pueblo al que representan.

Comisión Permanente de la Iglesia Evangélica Española

Madrid, 30 de mayo de 2012


[1] La Iglesia Evangélica Española, fundada en 1869, es miembro del Consejo Mundial de Iglesias, la Conferencia de Iglesias Europeas, la Comunión Mundial de Iglesias Reformas y del Consejo Mundial Metodista.

Iglesia Evangélica EspañolaTambién mostramos nuestro desacuerdo con el fondo y la forma que las diferentes Administraciones del Estado están llevando a cabo en lo que respecta a los recortes económicos y a sus reformas, renunciando al diálogo con los agentes sociales, obedeciendo las directrices de los mercados y desmontando los fundamentos del Estado del Bienestar: 1) la estabilidad del empleo; 2) provisión universal pública de los servicios sociales; y 3) la garantía de un nivel de vida digno.

La desbocada tasa de desempleo, especialmente entre los más jóvenes, y la dramática situación que atraviesan  las familias en las que ninguno de sus miembros puede acceder al derecho a un empleo, nos deja ante  un escenario nada esperanzador para la ciudadanía. Asimismo, constatamos que las políticas que se están llevando a cabo a través de la reforma laboral impulsada por el gobierno se muestran incapaces para crear empleo y contribuyen a su precarización.

La provisión universal de los servicios sociales está sufriendo una serie de recortes presupuestarios que afectan dramáticamente la calidad de la educación y la sanidad, elementos clave para el desarrollo de una país. Esto se une a la situación de una ley de dependencia, de facto,  en vía muerta por falta de asignación de recursos y a la dificultad de acceder a una vivienda digna. Todo ello perjudica de una forma notable la calidad de vida de las personas.  Debemos hacer especial mención de la precariedad de los inmigrantes en situación irregular, con su exclusión de la asistencia sanitaria, y de las familias que pierden sus viviendas por no poder hacer frente a las hipotecas y, por ello, se ven obligadas a cargar con deudas que las esclavizarán durante toda su vida.

Las cifras hablan por sí solas: Una tasa de desempleo del 24,5%, que se sitúa en el 52,01%  entre los jóvenes menores de 25 años. El número de familias con todos sus miembros en paro es de 1.728.400.  Durante el año 2011 el número de desahucios alcanzó la impresentable cifra de 58.241 procedimientos. Y en el último informe de Unicef España se nos enfrenta con la realidad de que, por primera vez en España, la pobreza tiene rostro de niño. Detrás de los datos, cifras y porcentajes hay personas “de carne y hueso” que no ven garantizado un nivel de vida digno.

Mientras tanto, la preocupación del Gobierno es implantar en el país políticas de austeridad aplicadas de modo indiscriminado, que lo único que logran es provocar desazón e incertidumbre entre la población. Austeridad que, por otra parte, no se ve reflejada –entre otras cosas- en los millones de euros que se destinan, y que sin duda se seguirán destinando, a salvar a la banca española con absoluta falta de transparencia en la búsqueda de responsables, todo ello unido a los sueldos y retiros millonarios de sus gestores o a la falta de aplicación de la tan querida austeridad gubernamental, entre otros, al gasto militar.

Reiteramos que nos encontramos ante una crisis provocada por el modelo social neoliberal que ha derivado en un capitalismo salvaje al que nadie pone freno, a partir de una renuncia a la regulación de los mercados que desemboca en una falta de ética que ha generado el empobrecimiento de grandes capas de la población.

Hace siglos, Jesús de Nazaret –nuestro singular referente-  nos enseñó que “no se puede servir a dos amos, porque aborrecerá a uno y apreciará al otro; será fiel a uno y del otro no hará caso. No podéis servir al mismo tiempo a Dios y al dinero” (Mateo, 5.24). Hoy nosotros afirmamos, remedando la enseñanza del profeta galileo, que “no se puede servir a dos amos, no se puede servir al prójimo (imagen de Dios en el mundo) y a los mercados”. Y al día de hoy, mucho nos tememos que la fidelidad del Gobierno de España es hacia los mercados y hacia las grandes corporaciones sin ningún compromiso con los ciudadanos y ciudadanas a los que dice servir.

Por todo ello, la Iglesia Evangélica Española entiende que, como parte de su misión, es llamada a ser agente social de transformación social en cobeligerancia –sin perder su identidad cristiana- con otros movimientos sociales que luchan y viven por conseguir ese otro mundo posible, un modelo social alternativo al actual. No podemos seguir por más tiempo siendo marionetas en las manos invisibles de los mercados y de intereses que ignoran las necesidades básicas y urgentes de la ciudadanía.

Las iglesias protestantes no nos conformamos sólo con hacer propuestas, más bien deseamos demostrar a través de nuestras opciones eclesiales que vivir de otra manera en medio de la aldea global es posible. Las iglesias son llamadas a ser una “aldea alternativa”.

En la medida en que llevemos a cabo el proyecto de Jesús de Nazaret, la Iglesia y las iglesias se convertirán en agentes de cambio social y no en justificadoras y legitimadoras de un mundo resignado a la creencia de que “a los pobres siempre los tendréis entre vosotros”. ¡No sólo protestamos, sino que actuamos de forma visible ante todos los que nos rodean!

Pedimos al Gobierno, al Parlamento y al Senado españoles que tomen, de forma urgente, las medidas necesarias para que la crisis económica deje de afectar de forma directa a los que no han sido causantes de la misma, y que estudien medidas alternativas que eviten añadir más sufrimiento y desesperanza al pueblo al que representan.

Comisión Permanente de la Iglesia Evangélica Española

Madrid, 30 de mayo de 2012


[1] La Iglesia Evangélica Española, fundada en 1869, es miembro del Consejo Mundial de Iglesias, la Conferencia de Iglesias Europeas, la Comunión Mundial de Iglesias Reformas y del Consejo Mundial Metodista.

Iglesia Evangélica EspañolaTambién mostramos nuestro desacuerdo con el fondo y la forma que las diferentes Administraciones del Estado están llevando a cabo en lo que respecta a los recortes económicos y a sus reformas, renunciando al diálogo con los agentes sociales, obedeciendo las directrices de los mercados y desmontando los fundamentos del Estado del Bienestar: 1) la estabilidad del empleo; 2) provisión universal pública de los servicios sociales; y 3) la garantía de un nivel de vida digno.

La desbocada tasa de desempleo, especialmente entre los más jóvenes, y la dramática situación que atraviesan  las familias en las que ninguno de sus miembros puede acceder al derecho a un empleo, nos deja ante  un escenario nada esperanzador para la ciudadanía. Asimismo, constatamos que las políticas que se están llevando a cabo a través de la reforma laboral impulsada por el gobierno se muestran incapaces para crear empleo y contribuyen a su precarización.

La provisión universal de los servicios sociales está sufriendo una serie de recortes presupuestarios que afectan dramáticamente la calidad de la educación y la sanidad, elementos clave para el desarrollo de una país. Esto se une a la situación de una ley de dependencia, de facto,  en vía muerta por falta de asignación de recursos y a la dificultad de acceder a una vivienda digna. Todo ello perjudica de una forma notable la calidad de vida de las personas.  Debemos hacer especial mención de la precariedad de los inmigrantes en situación irregular, con su exclusión de la asistencia sanitaria, y de las familias que pierden sus viviendas por no poder hacer frente a las hipotecas y, por ello, se ven obligadas a cargar con deudas que las esclavizarán durante toda su vida.

Las cifras hablan por sí solas: Una tasa de desempleo del 24,5%, que se sitúa en el 52,01%  entre los jóvenes menores de 25 años. El número de familias con todos sus miembros en paro es de 1.728.400.  Durante el año 2011 el número de desahucios alcanzó la impresentable cifra de 58.241 procedimientos. Y en el último informe de Unicef España se nos enfrenta con la realidad de que, por primera vez en España, la pobreza tiene rostro de niño. Detrás de los datos, cifras y porcentajes hay personas “de carne y hueso” que no ven garantizado un nivel de vida digno.

Mientras tanto, la preocupación del Gobierno es implantar en el país políticas de austeridad aplicadas de modo indiscriminado, que lo único que logran es provocar desazón e incertidumbre entre la población. Austeridad que, por otra parte, no se ve reflejada –entre otras cosas- en los millones de euros que se destinan, y que sin duda se seguirán destinando, a salvar a la banca española con absoluta falta de transparencia en la búsqueda de responsables, todo ello unido a los sueldos y retiros millonarios de sus gestores o a la falta de aplicación de la tan querida austeridad gubernamental, entre otros, al gasto militar.

Reiteramos que nos encontramos ante una crisis provocada por el modelo social neoliberal que ha derivado en un capitalismo salvaje al que nadie pone freno, a partir de una renuncia a la regulación de los mercados que desemboca en una falta de ética que ha generado el empobrecimiento de grandes capas de la población.

Hace siglos, Jesús de Nazaret –nuestro singular referente-  nos enseñó que “no se puede servir a dos amos, porque aborrecerá a uno y apreciará al otro; será fiel a uno y del otro no hará caso. No podéis servir al mismo tiempo a Dios y al dinero” (Mateo, 5.24). Hoy nosotros afirmamos, remedando la enseñanza del profeta galileo, que “no se puede servir a dos amos, no se puede servir al prójimo (imagen de Dios en el mundo) y a los mercados”. Y al día de hoy, mucho nos tememos que la fidelidad del Gobierno de España es hacia los mercados y hacia las grandes corporaciones sin ningún compromiso con los ciudadanos y ciudadanas a los que dice servir.

Por todo ello, la Iglesia Evangélica Española entiende que, como parte de su misión, es llamada a ser agente social de transformación social en cobeligerancia –sin perder su identidad cristiana- con otros movimientos sociales que luchan y viven por conseguir ese otro mundo posible, un modelo social alternativo al actual. No podemos seguir por más tiempo siendo marionetas en las manos invisibles de los mercados y de intereses que ignoran las necesidades básicas y urgentes de la ciudadanía.

Las iglesias protestantes no nos conformamos sólo con hacer propuestas, más bien deseamos demostrar a través de nuestras opciones eclesiales que vivir de otra manera en medio de la aldea global es posible. Las iglesias son llamadas a ser una “aldea alternativa”.

En la medida en que llevemos a cabo el proyecto de Jesús de Nazaret, la Iglesia y las iglesias se convertirán en agentes de cambio social y no en justificadoras y legitimadoras de un mundo resignado a la creencia de que “a los pobres siempre los tendréis entre vosotros”. ¡No sólo protestamos, sino que actuamos de forma visible ante todos los que nos rodean!

Pedimos al Gobierno, al Parlamento y al Senado españoles que tomen, de forma urgente, las medidas necesarias para que la crisis económica deje de afectar de forma directa a los que no han sido causantes de la misma, y que estudien medidas alternativas que eviten añadir más sufrimiento y desesperanza al pueblo al que representan.

Comisión Permanente de la Iglesia Evangélica Española

Madrid, 30 de mayo de 2012


[1] La Iglesia Evangélica Española, fundada en 1869, es miembro del Consejo Mundial de Iglesias, la Conferencia de Iglesias Europeas, la Comunión Mundial de Iglesias Reformas y del Consejo Mundial Metodista.

Fuente citada

Tags : , , , ,

Bad Behavior has blocked 1139 access attempts in the last 7 days.