Este domingo [7 de octubre de 2012] comienza en S. Leopoldo, RS, el Congreso Continental de Teología para conmemorar 50 años del Concilio Vaticano II y 40 años de la publicación del libro de Gustavo Gutiérrez, Teología de la Liberación, perspectivas. Seguramente será un momento de celebración y también de reflexiones.
«Celebrar y reflexionar”, significa aquí, entre otras cosas, «volver” al pasado para recuperar las intuiciones fundamentales, hacer un balance discerniendo lo positivo y negativo en el caminar y comprometerse en un esfuerzo por abrir nuevas pistas y superar dificultades e impases para continuar haciendo historia. Todo ello, para mantener viva una reflexión teológica que ilumine y alimente la fe que se expresa en las prácticas eclesiales, sociales y políticas en defensa de la dignidad y la vida de las víctimas de los sistemas y relaciones opresoras y deshumanizantes.
Pienso que entre las grandes contribuciones de la TL, podemos destacar dos: a) la recuperación de la noción de que el Dios de Jesús no es un dios metafísico, distante e insensible a los sufrimientos humanos, sino mas bien, un Dios que opta por los pobres, que se encarna en la historia humana al lado de las víctimas; b) que la teología no debe comenzar y terminar con conceptos dogmáticos, mas bien, debe reflexionar a partir de las preguntas y desafíos surgidos de las prácticas concretas de liberación y en función de ellas. La TL no es, al menos no era en su comienzo- una propuesta de relectura de los tratados teológicos a partir de la opción por los pobres o de cualquier otro punto. Por más que ese tipo de Teología, pueda parecer TL, si la reflexión teológica no nace y/o no está en función de problemas concretos de las personas y pueblos dominados, no es TL en el sentido propuesto en su comienzo. Por esta razón es importante volver a las intuiciones originales.
Es claro que tal teología, solo podría encontrar oposiciones y críticas falaces de parte de aquellos que no consiguen o no quieren romper con el «mundo”, con los sistemas de dominación que se auto-sacralizan.
Una de las críticas injustas más repetida es que la TL fue una mera simplificación del marxismo en lenguaje religioso. El diálogo con el marxismo fue una consecuencia de que la TL asumió como interlocutoras a las ciencias sociales críticas del sistema capitalista dependiente de América Latina. Mucho se ha escrito sobre este asunto, pero el debate (no siempre honesto) sobre la relación entre TL y marxismo, continuará presente, mientras la TL mantenga una postura profética ante el sistema capitalista. Es decir, mientras el TL continúe reflexionando sobre «teología y economía», reflexionando sobre la lucha de los pobres por el derecho a vivir dignamente, derecho que es negado por el capitalismo, el debate sobre marxismo o Marx estará presente.
En la historia de TL, Franz Hinkelammert es, sin duda, uno de los pensadores que más (y, yo creo, también que mejor) dialogó con el pensamiento maduro de Marx. En su libro «Las armas ideológicas de la muerte» (1977, 2ª edición ampliada 1981), uno de los primeros sobre teología y economía», presentó una llamativa crítica del fetiche de y en el capitalismo y una reflexión provocativa sobre la crítica a la ley en el apóstol Pablo. Para Dussel, ese libro, «marca un capítulo en la historia de la teología de la liberación, como un nuevo comienzo. El gran economista laico, ha desarrollado un discurso teológico potente, crítico y económico». (Es una lástima que Hinkelammert sea un teólogo de la liberación poco conocido en Brasil).
Después de más de 30 años dedicado a la reflexión sobre el tema, Hinkelammert nos proporciona un libro que realmente da un nuevo salto en la reflexión de TL: «La maldición que pesa sobre la Ley: las raíces del pensamiento crítico en Pablo de Tarso» (Paulus, 2012). En este libro, analiza la presencia de Pablo en Marx y la crítica de la ley hecha por Pablo. «Para Pablo, la búsqueda de la justicia por medio del cumplimiento de la ley de justicia produce injusticia; y la ley se convierte en su contrario, se transforma en ley del pecado. Este mismo fenómeno aparece en el análisis de Marx, que él denomina con el término el fetichismo. Cuando se considera el cumplimiento de la ley y por lo tanto, la ley del valor como un acto de justicia, los delitos que se cometen en la aplicación de la ley, ya no parecen ser crímenes, sino sacrificios necesarios para el progreso». A pesar de esta convergencia, Hinkelammert dice que «hay una gran diferencia entre Pablo y Marx, que aparece en sus concepciones de la solución».
La TL no ha muerto, hay reflexiones serias y relevantes que se están produciendo, en menor volumen que antes, debemos reconocer -, pero no ampliamente conocidas o divulgados. Quizás una de las principales tareas para TL sea dar a conocer y difundir estas obras.
[Autor, con Néstor Míguez y J. Rieger, de «Más allá del Espíritu del Imperio: nuevas perspectivas sobre la política y la religión», Paulus. Twitter: jungmosung. – Traducción: Ricardo Zúniga].
- Teología de la Liberación, Pablo apóstol y Marx - 09/10/2012