Si no te sigo a ti Jesús, soy seguidora de cualquier otro dios. Todos necesitamos y buscamos a quien adorar. Quien de sentido y dirección a nuestra existencia.
Digo que te amo pero me aferro a mis necesidades como si ellas fueran el estandarte, como si ese fuera el motor de mi amor por ti. Como si la petición fuera el ancla que me acerca al dador. Como si el dador no fuera Dios, como si mi dios fuera todo eso que creo necesitar.
Lo que más amo es lo que más ocupa mi tiempo. La necesidad extrema de superar, conseguir o encontrar lo que busco. Me doy cuenta de que esto y solo esto es lo que invade mi mente. El amor distorsionado convertido en obsesión por lo que necesito. Un dios tan sutil como invasivo. Ocupándolo todo, eclipsándolo todo.
Y me recreo en la falsa creencia de que esto me acercará más al Dios que creo amar. De que cuando mi petición sea cumplida restaurará mi relación contigo. Conseguir lo que deseo reforzará mi amor por ti. Qué sutilezas contaminadas de idolatría. Eres el centro, eres el todo, des o no des lo que creo necesitar.
La vida contigo está llena de segundas oportunidades, una y otra vez puedo retomar el camino. Hoy de nuevo vuelvo a ti. Quiero acabar con ese dios insaciable que distorsiona mi manera de mirarte, quiero estar tan cerca de ti que el valor a lo que creo necesitar mengüe, y que crezca mi deseo de necesitarte.
Quiero aferrarme a ti, experimentarte en el camino a cualquier parte. Quiero amarte.
Digo que te amo cuando hago lo que tengo que hacer para amarte, solo cuando muestro el amor es cuando se materializa, se pone en marcha, brilla. Amor sin acción es cualquier otra cosa, pero no es amor, es solo un espejismo de algo que pudiendo sanar no sana, que pudiendo liberar no libera.
No puedo amarte si no sale, si no fluye, si no bebo de la fuente del mismísimo amor sin medida. Solo un amor que se nutre es amor.
Así que debo beber del agua de vida. Solo allí frente a ti puedo hacer mías tus palabras, las que me liberan de cualquier otro dios, las que me alinean con el Dios verdadero.
A pesar de todo, aunque no tenga lo que deseo, aunque no vea las respuestas que anhelo, aprender a amarte a ti, al único Dios, le dará el sentido y la dirección que tú y nadie más que tú puede dar a mi existencia.
Eva Delas
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