“Líbrame, Dios mío, de manos de los impíos,
del poder de los malvados y violentos.” (Salmo 71:4 NVI)
Violenta tu mirada que desprecia,
violento tu lenguaje que discrimina
y tu gesto de arrogancia, que lastima.
Violenta la soberbia del acomodado
y la ostentosa vida del rico.
Violenta la política engreída
que cree que no se debe al pueblo.
Violenta la piedra, violento el hambre,
violenta la bala, violenta la indiferencia.
Silencios violentos,
ausencias violentas,
complicidades violentas,
traiciones violentas.
Violento quien rompe,
violento quien tira,
violento quien no oye,
violento quien ignora.
Violenta la TV mentirosa,
violenta la palabra que engaña
violenta la imagen trucada.
Violento el poder malvado,
violento el malvado en el poder.
Violentas las bombas
y violentos los odios.
Violencia la de la niña en la calle
y la del anciano sin derechos;
violencia la muerte inocente
y las represiones todas.
Jesús de la vida plena,
que tu advenimiento
nos traiga la paz
que viene con la justicia
que nuestro mundo anhela y necesita.
Gerardo Oberman
*Vis-olentus (del latin): abundancia en el uso de la fuerza.