Aragón-Vargas, L.F., Chacón, J.P., Gutiérrez Espeleta, G., Mora Rodríguez, A. y Tenorio Mora, C. Red para el diálogo entre ciencia y religión (REDICIRE) Universidad de Costa Rica.
“Estamos iniciando una nueva época en la historia de la Humanidad. No estamos viviendo una época de cambio sino un cambio de época. Es decir, cuando teníamos todas las respuestas, nos cambiaron las preguntas. Hoy el cuestionamiento es radicalmente diferente: ¿Podrá sobrevivir la humanidad o no?” (Mora, 2020)
Con este cuestionamiento de tipo apocalíptico, como lo calificó el mismo doctor Arnoldo Mora Rodríguez, inició el primero de los dos diálogos entre la ciencia y la religión organizados por REDICIRE (La red para el diálogo entre ciencia y religión) de la Universidad de Costa Rica el 2 y el 17 de abril en una modalidad virtual. El diálogo se convierte en una condición para desarrollar confianza. Sin la confianza entre los seres humanos difícilmente la sociedad podrá sobrevivir. Según el mismo doctor Mora: “Necesitamos construir humanidad. La palabra es lo que ha permitido al homo sapiens dominar, relacionarnos. Es así como la especie se va construyendo como especie. La pregunta fundamental es: ¿A dónde vamos? ¿Cómo podemos construir un futuro entre todos? Necesitamos ser más humanos. Aprendamos de la ciencia lo que nos permite actuar objetivamente con el medio que nos rodea y construir un universo humano”.
Para Mora, la clave de la supervivencia de la humanidad está íntimamente ligada con el uso del poder y con cómo se logre “impregnar de valores profundamente humanos a todo el poder de la humanidad. Hay que utilizar ese poder para bien… para pasar de la supervivencia a la convivencia”.
Para el pastor y periodista José Pablo Chacón, quien también fue uno de los panelistas, las preguntas que todas las religiones del mundo intentan responder, no solamente ahora en tiempos de pandemia, son:
- ¿A dónde vamos? ¿Qué hay después?
- ¿De dónde venimos?
- ¿Qué hacemos con el dolor?
- ¿Qué hacemos con la culpa?
Por un lado, en su primera intervención, Chacón resaltó que si la pregunta sobre la culpa no se responde bien, durante la pandemia, algunos grupos religiosos, “los grupos más fundamentalistas” buscarán culpables, chivos expiatorios, como: “China, EE.UU. o los homosexuales”. Por otro lado, si la pregunta sobre el dolor se responde bien, la esperanza es que la sociedad termine más unida “como hermanos en solidaridad”.
Según el doctor Gustavo Gutiérrez Espeleta, también panelista de ambos eventos, “la ciencia y las creencias religiosas no tienen (motivo) por qué estar en contradicción”. El doctor Gutiérrez ve a la ciencia y a la religión como dos ventanas con vista hacia un mismo mundo pero que se ocupan de aspectos distintos de ese mundo.
“La ciencia se ocupa de los procesos que explican ese mundo natural mientras que la religión se ocupa del significado y del propósito del mundo y de la vida, de la relación entre los seres humanos, particularmente, y un Creador y de los valores morales que inspiran y que gobiernan las vidas de las personas”.
Según el científico, la ciencia responde a los misterios del planeta y aumenta la calidad de vida de los seres humanos y de los otros seres del planeta al ser la fuente principal de la generación de nuevos conocimientos. La ciencia nos ayuda a vivir más tiempo y de mejor manera. La ciencia cuida nuestra salud y nos proporciona medicamentos que curan las enfermedades y que alivian los dolores. Durante su intervención, el doctor en biología y genética también enlistó una serie de científicos que se consideraban personas religiosas y parte de sus aportes a la ciencia. Por ejemplo, habló de: 1. Nicolás Copérnico: Era un clérigo canónico que creó la teoría heliocéntrica; demostró matemáticamente que la Tierra gira alrededor del Sol. El dijo que “Dios es el arquitecto de todas las cosas.”
- Gregorio Mendel: Las leyes de Mendel sobre la herencia se aplican aún hoy.
- Robert Andrew Millikan (premio Nobel en física) que dijo: “Creo en el poder de la oración, no solo como católico sino como buen científico.”
- Isaac Newton: Fue puesto en cuarentena durante la peste bubónica y aprovechó para desarrollar la teoría sobre la óptica; formuló las leyes sobre el movimiento y la gravedad.
Al pensar en cuánta confianza la sociedad puede poner en la ciencia durante esta pandemia, el científico argumentó que “las decisiones y las recomendaciones que se han dado a la comunidad nacional han sido alimentadas por muchas personas expertas, científicos que no conocemos, pero que están a tiempo completo resolviendo este problema”.
Según Gustavo Gutiérrez, la ciencia da esperanza a la sociedad de que vamos a salir muy bien de esta crisis que estamos enfrentado debido a que las decisiones se basan en la evidencia científica, aunque es imposible predecir el comportamiento de las personas y qué tanto van a salir a las calles a exponerse. Durante la interacción con la audiencia, surgió el tema de los puntos de convergencia entre la ciencia y la religión y el doctor Luis Fernando Aragón, quien fue moderador en ambos eventos, mencionó que sin duda alguna uno de ellos es que los seres humanos somos los únicos que tenemos la capacidad de razonar y de hacernos las preguntas científicas y religiosas.
Por su lado, el pastor y periodista José Chacón recalcó que la ciencia y la religión son agentes de esperanza en medio de la desesperación del mundo durante una pandemia. La religión responde muy bien a los cuestionamientos sobre el más allá en tanto que la ciencia aporta soluciones prácticas al más acá. Cuando estas dos caminan juntas, en hermandad, catapultan a la sociedad hacia el futuro con esperanza. Según, Chacón, desde la religión se le puede dar esperanza al mundo, dándole valor a la ciencia y a su adecuada respuesta ante esta crisis “destruyendo” los mitos y los discursos, contra la ciencia, de aquellas personas religiosas que rechazan los aportes de la ciencia en cuanto a la medicina, las vacunas, al calentamiento global y que promueven teorías de la conspiración. El doctor Mora agregó que el factor fundamental que nos puede unir a todos a las ciencias duras (la física, química y biología) o las ciencias aplicadas (la ingeniería, la medicina, las ciencias sociales, las ciencias humanas) son los valores, la ética. El filósofo y ex catedrático agregó:
“El valor fundamental es el valor de la vida. El valor fundamental es una opción por la dignidad humana y desde el punto de vista de la teología cristiana. El Cristianismo parte del principio (dogma) de la encarnación. El hombre vale tanto que vale la pena que Dios se hiciera hombre. Con eso, como dice el filósofo Hegel, a partir de que Dios se hizo hombre, todos los hombres son como Dios en el sentido de que todos los hombres participamos de Su dignidad, la dignidad máxima que podemos concebir. Ese es el valor fundamental. Pero ese valor fundamental se nos presenta como un proyecto de vida. No es un destino ciego. Dios no es una especie de tirano absoluto sino una invitación al amor. El Antiguo Testamento nos presenta a Dios como una exigencia de justicia y el Nuevo Testamento como una interpelación al amor. Si partimos del principio que Dios es amor, cada acto de amor, si es amor auténtico, se tenga o no se tenga una profesión de fe explícita implica una presencia sagrada. El amor es lo que salva y lo que redime; el amor es el último sentido de la vida. Ese es el valor fundamental”.
Mora enfatizó que la ciencia es un método, una manera de disciplinar la mente para analizar los datos empíricos y llegar a conclusiones verificables y matemáticamente formulables. Detrás de la ciencia, hay seres humanos. Algunos de ellos asumen la ciencia como una religión. Son ateos que se van a su laboratorio y tienen un culto casi sagrado hacia su investigación. Este tipo de científico, tiene una actitud religiosa frente a la ciencia cuando la ciencia es al fin y al cabo un método analítico. Detrás de un método, hay personas. Esas personas deben darle un sentido a su vida. La pregunta de Camus: ¿La vida vale o no vale la pena? Esa es la pregunta que nos une a todos. La religión siempre le da una dimensión de trascendencia, más allá del mundo inmediato que nos rodea, y que inspira al ser humano a ir más allá. La única respuesta al absurdo es una esperanza de trascendencia.
El filósofo, Arnoldo Mora, en su primera intervención durante el primer diálogo, explicó que la ciencia nos habla del qué, la filosofía nos habla del porqué y la religión fundamentalmente es una esperanza sobre hacia dónde vamos. La concepción de un tiempo de futuro es típicamente judeocristiana. Los griegos solamente enfatizaban el pasado, los romanos se enfocaban en el presente y la proyección hacia el futuro viene del judaísmo tardío con su esperanza mesiánica. Hoy nos estamos planteando el futuro: ¿Qué va a pasar con la humanidad? ¿La ciencia ayuda? Sí y no. La ciencia es un método. La ciencia no va más allá del análisis de datos empíricos. Hay diferencias entre lo que es el saber científico, el filosófico y el teológico. Al finalizar el diálogo, dos de los panelistas compartieron dos ejemplos concretos de sus vidas sobre cómo se unen la fe y la ciencia en momentos de crisis personales para traer esperanza.
El pastor y periodista José Pablo Chacón compartió cómo el nacimiento de su hijo con el síndrome de VACTER los llevó, a él y a su esposa, a preguntarse quién les daba la respuesta a ellos, la fe o la ciencia. Finalmente, José Chacón llegó a darse cuenta que las dos les estaban dando respuestas. La ciencia y la fe se pueden complementar para traer esperanza para el aquí y ahora. En ese momento, según Chacón no le servía de nada decir que era “evangélico” o “católico” sino solamente el tener una fe “desnuda” que terminó fortaleciéndose en medio de la crisis junto a las soluciones que la ciencia podía aportar a través de sus avances en medicina.
Por su parte, Gustavo Gutiérrez compartió que él pasó por una circunstancia un tanto similar pero relacionada con el tener que llegar a aceptar por fe el hecho de no poder llegar a tener hijos en su primer matrimonio. Además, los panelistas compartieron sus ideas sobre qué pueden hacer los profesionales, científicos o académicos para promover la unidad en una sociedad bastante polarizada.
Mora expuso que como dice la carta de Santiago, “usted me puede mostrar su fe, pero yo le muestro mis actos”. Es lo que se hace en la vida real, es el compromiso frente a la vida y frente a los otros lo que demuestra hasta dónde se es sincero o hasta dónde la profesión de la fe tiene algo de fariseísmo. “San Pablo en el documento más antiguo que tenemos del Nuevo Testamento, la carta a los Tesalonicenses, utiliza la palabra pistis que no tiene que ver con la latina fidessino con la latina spes (esperanza). La pistis no es una profesión de fe. Eso es constantiniano, “creo en Dios Padre…” sino más bien, tiene que ver con de qué manera me inspira eso en la vida, en qué manera me ayuda a realizar lo que el evangelio llama metanoia, la transformación del interior”. Según el filósofo Mora, si se quiere cambiar el mundo, si se quiere cambiar el paisaje, se debe comenzar por cambiar la mirada. Es la transformación interior e integral del ser humano la que lo lleva a una actitud de compromiso en la vida. En su intervención Mora hace énfasis en que nadie le puede decir al otro lo concreto que tiene que hacer. El o ella lo decidirá. “El peligro del dogmatismo en las religiones es claro; el peligro consiste en creer que el que piensa distinto, que el que cree diferente, es malo. Así fue como se trató, en el cristianismo occidental, a la naturaleza. Existía el dogmatismo de que “la naturaleza debe ser explotada.” Todo esto se debe a que se considera a la verdad no como “un valor” sino como “una posesión”. Al creer que “yo poseo la verdad”, comienza la incapacidad de dialogar, la incapacidad de abrirse”. Según Mora, no se puede olvidar que la ciencia es un método perfectible. La ciencia de hoy no es la ciencia de ayer. Dentro de 100 años, mucho de lo que hoy se considera como grandes verdades científicas van a ser consideradas como supercherías porque así ha sido históricamente. La ciencia es un proceso que va cambiando y que se va perfeccionando. Hay que aprender a ser humildes. No hay nada más peligroso que el poder porque el poder se puede convertir en una droga. La tentación no es el placer ni el dinero, sino el poder. La serpiente le dijo a la mujer que “sería como Dios”. De la pandemia podemos aprender, por un lado, que todos debemos ser humildes y, por otro lado, a tener conciencia de nuestras limitaciones. Solo así podremos abrirnos a los demás y ser capaces de amar.
Por su parte, Chacón enfatizó que se debe fomentar el diálogo. El diálogo para él no es transigir. Desde la religión se ha querido algunas veces relacionar al diálogo con el transigir de la fe. Dialogar con la ciencia no es transigir. Dialogar con otras religiones no es comenzar a creer como ellos. A un profesor de él le preguntaban: ¿quién es su enemigo? A lo que respondía: mi enemigo es aquel del que no conozco su historia. El conocer al otro ayuda a comprender su historia y sus porqués. Cuando esto ocurre ya no se puede seguir siendo enemigos. El dialogar con personas diferentes genera más empatía. En estos días, no se escucha a los grandes líderes religiosos decir que “confiemos en la ciencia”. Hace mucha falta la cooperación y el diálogo para poder llegar a consensos y no necesariamente a capitulaciones de la fe. También agregó que es necesario sentarse y verse a los ojos con el que es diferente para poder llegar a reconocer que no es el enemigo y que el uno desconoce por qué el otro vive como vive, por qué hace lo que hace y por qué piensa lo que piensa. Este tipo de diálogo con el o la diferente, según el pastor y periodista, debe fomentarse desde la infancia en las instituciones de enseñanza públicas o privadas y desde las iglesias.
Gutiérrez resaltó que los científicos no tienen por qué no ser religiosos. Perfectamente se puede ser “buenos religiosos” y “buenos científicos” al mismo tiempo. También habló que como seres humanos no somos dueños de este planeta. “¿Quién nos dio ese poder? Ese poder de tomar decisiones con respecto al planeta. Debido al conocimiento y al alcance que ha tenido la ciencia, más bien, debemos saber que tenemos que vivir en equilibrio y total respeto a la naturaleza”. Sobre este mismo tema, Luis Fernando Aragón habló del principio cristiano de la mayordomía, el cual establece que los seres humanos somos responsables del planeta, lo cual no es lo mismo que ser los explotadores de él. Según este principio, el planeta está para que lo sepamos administrar y cuidar.
Finalmente, los panelistas dieron sus conclusiones. Para el doctor Gutiérrez, va a haber un antes y un después de esta pandemia. Según él, todas las diferencias y discriminaciones pasarán a un segundo plano y la sociedad será más solidaria. Él se califica como muy optimista de que esto va a ser muy positivo para la humanidad. A partir de la experiencia, vamos a convertirnos en una sociedad más solidaria donde las prioridades van a ser otras. Los temas de discriminación pasarán a un segundo plano o tenderán idealmente a desaparecer. “Nos tenemos que convertir en seres solidarios con el prójimo, que incluye los animales y la flora. Hay muchas personas vulnerables en este momento. Tenemos que ser personas humildes pero extremadamente solidarias”.
Según Arnoldo Mora, la caridad debe comenzar por casa. La capacidad de construir un mundo más humano debe comenzar en el barrio, creando relaciones, vínculos sociales, tejido social. Para él, esto se hace fomentando comunidad, organizando asociaciones de vecinos con diferentes fines donde se plantean los problemas de la comunidad: la seguridad, las drogas, el desempleo, la deserción escolar, etc. “Esto solo se supera creando koinonia, como dice en El Nuevo Testamento, comunidad, pasando de la supervivencia a la convivencia, pasando de la tolerancia (del simplemente soportar al otro), al respeto, a la comprensión, a la apertura, a la empatía y al perdón. No se puede cambiar el mundo sin cambiarnos nosotros. Comencemos por cambiar nuestro entorno y habremos dado un paso adelante”.
Según, José Chacón también se requiere, no solamente, un estado fuerte y solidario, una iglesia solidaria y una empresa solidaria que generen opciones viables y compatibles con la economía y con la vida. También se requiere más humildad por parte de los religiosos. Se debe evitar la sensación de excepcionalismo que se genera desde el quehacer o creencia religiosa. “No somos los mejores, dejemos la superioridad que se ejerce desde el cristianismo sobre cualquier otro ser humano, como si ya nosotros hubiéramos alcanzado la divinidad, la infalibilidad y la inmunidad a muchas cosas”. El pastor y periodista terminó la noche de diálogo con su confesión de resistencia y esperanza: “Concluimos aferrados a la fe y caminando junto a muchos otros seres creyentes y no creyentes. A partir de Jesús, siervo sufriente de Dios, es posible reconocer y también confesar esperando, contra toda esperanza, en la protesta y la oración:
- Que Dios, aún en medio de un dolor, aparentemente sin sentido sigue misericordiosamente presente.
- Que Dios, si bien no nos preserva del dolor, sí nos guarda en el dolor y nos acompaña en el dolor.
- Que por nuestra parte, hemos de intentar, siempre que nos sea posible, mostrar nuestra solidaridad en el dolor y hacerla efectiva siempre que nos sea posible
- Por último, no hemos de limitarnos a aguantar el dolor, sino que, de ser posible, hemos de combatirlo sobre todo en las situaciones y estructuras que lo estén produciendo”.
Referencias
-Aragón, L.F., Chacón, J.P., Gutiérrez, G., Mora, A., (2020, Abril). “REDICIRE DIÁLOGO 2020-1.mp4.” [Archivo de video]. Recuperado de Google Drive, Google, https://drive.google.com/file/d/1MUpwur5lTJ4TyPYW4LmMtSOUPi8k5ln/view?usp=sharing –
-Aragón, L.F., Chacón, J.P., Gutiérrez, G., Mora, A., (2020, Abril). “APORTES DE LA CIENCIA Y LA FE EN TIEMPOS DE LA PANDEMIA DEL COVID-19.mp4.” [Archivo de video]. Recuperado de Google Drive, Google, https://drive.google.com/file/d/1JooLjINcoPZGFOThuloL7oiofRV4dIqI/view
-REDICIRE (2017). “Principios REDICIRE para tener buenos diálogos.” San José, Costa Rica
- Algunos aportes de la ciencia y la fe ante la COVID-19 | Red para el diálogo entre ciencia y religión (REDICIRE) Universidad de Costa Rica. Comparte J. Chacón - 20/09/2021
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