Amor de fuego
Amor que amas sin distingos,
como todo amor que viene de la divinidad.
Amor que te manifiestas de repente
como un roce que eriza la piel
y hace latir fuerte al corazón.
Amor de lenguas, amor apasionado,
amor que enciendes los cuerpos
y que pones la vida en movimiento.
Amor que liberas y que impulsas,
amor de palabras nuevas,
amor que abrazas y que contienes,
amor de puertas que se abren
y de oportunidades desconocidas
que iluminan la existencia.
Amor multicolor
de miradas que se encuentran,
de palabras que enamoran.
Arcoíris incluyente
de todos los amores posibles,
que te derramas a raudales
sobre cada vida abierta
a la novedad evangélica
que acaricia lo diverso.
Amor desprejuiciado
que sales de los closets del miedo
y tomas desvergonzadamente las calles
para gritarle a quien quiera oírlo
que la esencia del proyecto divino
es la inclusión sin restricciones,
sin prejuicios ni imposiciones,
sin distinciones de piel,
sin barreras de lenguaje,
sin fronteras políticas,
sin categorías sexuales,
sin condiciones previas.
Amor que suenas a viento,
silbando promesas cumplidas,
perfumando la historia
con aromas de pentecostés.