Hace más de treinta años que me casé y todavía, a veces me refiero a la casa de mis padres como “mi casa”. Es que la casa donde crecimos es más que las paredes, es donde quedó la infancia, los juegos, los padres y los hermanos, es el hogar que dejamos para formar otro; pero siempre queda en los corazones la referencia a esa casa como nuestra. Más que casa, suena a familia. Allí aprendemos a ser hermanos y hermanas, hijos e hijas, a compartir, a ser familia. Es donde
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