Posted On febrero 28, 2013By Jorge Navarro CañadaIn Opinión
Ya desde su introducción este libro es toda una apuesta hegeliana donde laicismo es progreso y este aparece como un avance imparable desde los tratados de paz de Westfalia que ponía fin a las llamadas “guerras de religión” y convertían el principio de tolerancia religiosa en un elemento jurídico regulador de la coexistencia pacífica entre naciones. Y sobre él, defienden los autores se construirá el edificio de los derechos humanos y la democracia política que reside en la libertad de conciencia. Pues bien, con esas alforjas hemos llegado a una
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