El programa protestante de televisión Buenas Noticias TV, que se emite por la 2 los domingos por la mañana, pasa con más pena que gloria. La semana pasada tuve la paciencia (¡Dios me la conserve!) de visionar los cuatro capítulos que se emitieron este verano con el título “Cuatro pasos para ir al cielo”. Lo hice porque no llegaba a creerme que el mensaje cristiano pudiera simplificarse de tal manera hasta llegar a los extremos de reducirlo a una pauta para ir el cielo.
Pero así fue. Los cuatro pasos consistieron en enfatizar las doctrinas tradicionales sobre el amor de Dios, el pecado y el infierno, la cruz y el perdón para acabar con la fe y la aceptación de Cristo. Fue como un paseo por las nubes en el que la situación presente, la vida, la encarnación del mensaje, el Reino de Dios, quedaron totalmente en el olvido.
Lo más significativo fue que el arranque de los programas fue correcto –hablando en términos generales- ya que se empezó con la historia evangélica del joven rico que fue a Jesús para preguntarle: ¿Qué he de hacer para heredar la vida eterna? pregunta que en el programa se interpretó como ¿Qué he de hacer para ir al cielo? lo cual no es exactamente lo mismo. Pero lo más sorprendente fue que en ningún momento en el programa se refirieron a la respuesta de Jesús. Aquello de “ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres y ven sígueme”, no apareció por ninguna parte. Todo era doctrina, religión, profesión de fe, creer en Jesús para escapar del infierno y entrar en el cielo, como si el cristianismo no fuera otra cosa que un medio para escapar del fuego y “sálvese quien pueda”. ¿Es que no vivimos en este mundo? ¿Es que no nos afectan las circunstancias en las que vivimos? ¿Es que los demás sólo cuentan a la hora de la huída?
Del cielo y del infierno se nos habla muy a menudo en el evangelio. Pero siempre tiene que ver con este mundo y las circunstancias en que vivimos. Prueba de ello es. por ejemplo, la historia del rico y Lázaro o el discurso del juicio final en el que Jesús nos dice que somos salvados por las obras (no meritorias, naturalmente!). Jesús en su enseñanza une el cielo y la tierra, la fe y las obras, el presente y el futuro. No tenemos derecho a hablar de una salvación futura si primero no hablamos de una salvación presente. Y esto estuvo totalmente ausente del mensaje que los programas transmitieron.
Creo que todo esto es grave, ya que la TV es una de las ventanas por las que nos asomamos al mundo que nos rodea y es importante que demos una imagen fiel y creíble de la fe que proclamamos. Actualmente el programa adolece de falta imaginación y de interés en su obsesión por “evangelizar” a los perdidos, con fórmulas a menudo trasnochadas que, sin desvirtuarlas, deberían ir más allá de pretender ser caminos para ir al cielo.
Sé que es muy difícil hacer un programa religioso cada semana y que agrade a todos. Es de agradecer lo que el actual equipo responsable del programa ha hecho, pero hace falta renovación –al menos de ideas- que abra el abanico del testimonio protestante más allá del latiguillo “tu vales mucho para Dios” y los testimonios personales en las historias de la “familia feliz” porque ha creído en Cristo. No todo es tan idílico en nuestro mundo evangélico y los realizadores lo saben. Creo que el protestantismo ha de aportar algo más de su comprensión del evangelio. Tenemos un mensaje que va más allá de ser una pauta para ir al cielo. A través de los siglos se ha acreditado como camino de convivencia y de solidaridad. Ha habido errores, y todavía los hay, pero su influencia en este mundo ha sido tan beneficiosa que ha sido elemento determinante para crear una sociedad más justa y más humana. Detrás de la mayoría de las obras que hoy llamamos sociales y de las declaraciones de derechos humanos que presiden, aunque sea parcialmente, nuestras relaciones, encontramos a hombres de fe, creyentes convencidos, que sabían que lo más importante no era ir al cielo, sino la práctica del amor, tal como Cristo nos lo mostró. Amar aquí y ahora. El camino de la salvación, la entendamos en presente o en futuro, pasa siempre por el amor y la solidaridad.
Enric Capó
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