Basado en Isaías 40
Calmen, cuiden a mi pueblo con la fuerza de mi propia Voz.
A mi pueblo, con dulzura, digan que ya lo perdoné.
Aún si el llanto fluye como un río, o si fuera como el mar,
si la vida los lastima, calmen, cuiden.
Todo valle es levantado, todo monte ahora es llano,
se nivelan las quebradas, calmen, cuiden.
Aún si vieran todo oscuro y no hubiera ninguna luz,
aunque todo fueran penas, cuiden, calmen.
Siempre hay día tras la noche, el dolor se aliviará,
las cargas serán ligeras, cuiden, calmen.
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