Ciencia normal y ciencia alternativa
El creacionismo es tan interesante para algunos sectores del evangelicalismo [1] como irrelevante para la comunidad científica en general. Históricamente, Estados Unidos ha cumplido un rol importante en la propagación y consolidación del creacionismo, cuyos orígenes se remontan, al menos, a principios del siglo XX. De acuerdo con Numbers [2], el “creacionismo científico” como fue definido en la ley de Arkansas de 1981, en resumen, acepta como una verdad histórica el relato bíblico de la creación del Génesis.
El interés creciente por parte de cristianos evangélicos más conservadores, principalmente en estados del centro y sur de Estados Unidos como Arkansas, Tennessee, Mississippi y Louisiana [3], entre otros, ha contribuido a promover la creación de organizaciones y centros de investigación científica creacionistas tales como Answers in Genesis (AIG), The Institute for Creation Research (ICR) o la Creation Research Society (CRS), que disponen de sus propios equipos de científicos. Desde la perspectiva del físico e historiador de la ciencia Gerald Holton [4], la visión alternativa del mundo de los más sofisticados anticientíficos -como los denomina Holton- daría lugar a una ciencia alternativa que tendría como función histórica la deslegitimación de la ciencia convencional o normal [5] en los planos ontológicos y epistemológicos.
La imagen moderna del mundo que brinda la ciencia normal comprende, en suma, la existencia de un universo en expansión acelerada con un pasado denso y caliente en el cual hace unos 13800 millones de años aprox. se formó la materia, el espacio y el tiempo, evento conocido comúnmente como el Big Bang [6], un planeta Tierra de millones de años de antigüedad [7] y un proceso evolutivo [8] que, hace tan solo unos 100000 años aprox., ha posibilitado la emergencia del hombre moderno (homo sapiens) [9].
Según parece, para los evangélicos más conservadores esta imagen de la historia del mundo resulta algo incómoda, para no decir terrible, o derechamente herética. Sobre todo, -aunque no exenta de desafíos propios del progreso científico- la teoría de la evolución. La posibilidad real de compartir una historia evolutiva con los Australopithecus, y quizás tener un ancestro común con los chimpancés hace unos 7 millones de años aprox. resulta ser demasiado grotesca para ser aceptada. Tal vez, el quid de este rechazo podría tener un origen más teológico que científico. O sea, serían las motivaciones teológicas (como la creación ex nihilo del hombre relatada en Génesis) las que buscarían una legitimación en el terreno científico.
Bill Nye v/s Ken Ham y la imposibilidad de conocer el pasado
La tensión con la ciencia normal ha suscitado debates importantes en la televisión abierta como el esperado encuentro en 2014 entre Bill Nye y Ken Ham en el Museo de la Creación de Kentucky [10]. Bill Nye es recordado por ser el presentador del programa de televisión Bill Nye the Science Guy en los años noventa, y es el actual CEO de la ONG The Planetary Society fundada por Carl Sagan. Ken Ham, por su parte, es conocido por ser el fundador de la organización creacionista Answers in Genesis y también por ser en la actualidad uno de los principales promotores de la ciencia de la creación en los Estados Unidos y en el mundo.
Lo particular de este debate estriba en que, esta vez, no se trató de dos o más interpretaciones del Génesis en competencia [11] (por ejemplo, dos o tres tipos de creacionismos), sino que fue un encuentro entre la posición convencional de la ciencia sobre los orígenes y la posición alternativa de la organización que representa Ken Ham. Además, la discusión no quedó relegada a una facultad universitaria, seminario o iglesia, fue transmitida en vivo en televisión abierta y por redes sociales. ¿Estuve en 2014 para ver el debate en vivo? No. ¿Sucedió? Hay registros de video del evento. Ahora, cambiemos un pelín la pregunta, ¿Estuve hace 13800 millones de años aprox. cuando ocurrió el Big Bang? No. ¿Sucedió? La evidencia en cosmología indica que el universo se está expandiendo y que en un pasado remoto todas las galaxias estaban más juntas. A este respecto, Ken Ham dirá: “No sabemos si sucedió el Big Bang, no estuvimos ahí”. Esta última frase será la tónica, el telón de fondo, de todas las intervenciones de Ham durante el debate: la creencia en la imposibilidad del hombre para conocer cómo era el pasado [12]. Lo irónico de este argumento es que, de ser cierto lo que Ham plantea, hace 6000 años aprox. tampoco él habría observado el acto de creación divina: no estuvo ahí para verlo.
En cuanto al desarrollo del debate, en líneas generales, tanto en su presentación como en cada respuesta Ham utilizó lo que para él es un terreno seguro: la Biblia. O mejor dicho, específicamente lo que él cree que dice la Biblia sobre el origen del universo. En la sección de preguntas directas, a ratos las explicaciones de Ham parecían más una predicación de domingo que un argumento científico. Y con frecuencia, en un intento de refutar la evidencia que presentó Nye, Ham aseguró que el ser humano no estuvo “presencialmente” en muchos eventos del pasado para observarlos, por lo tanto, no estaría en condiciones de realizar afirmaciones confiables sobre el pasado del planeta tierra.
Con esas declaraciones, Ham, sin alterarse lo más mínimo, parece darse por satisfecho y, de un plumazo, niega el Big Bang, la edad del universo, la información que entrega la radiación de fondo de microondas, la edad de la tierra, las confiabilidad de los métodos radiométricos, la teoría de la evolución, la geología moderna, la estabilidad de las leyes de la física, el calentamiento global, etc. De acuerdo con su visión de las cosas, prácticamente su minúsculo equipo de científicos han desentrañado cómo realmente es la realidad, y todos los demás científicos seculares estarían equivocados.
Por otro lado, Nye presentó sus ideas, abordó sus discrepancias con Ham y se hizo cargo de las preguntas del público. A diferencia de otros científicos, lo interesante de Nye es que va más allá de lo que se esperaría en este tipo de encuentros. Nye es un educador y, como tal, es muy consciente de la importancia de la educación científica en la sociedad y del daño que los movimientos anticiencia podrían provocar, particularmente, en los estudiantes. Desde el punto de vista de Nye, la educación científica sería un elemento esencial para el desarrollo científico y tecnológico de los países.
El alunizaje del creacionismo en Latinoamérica y algunas encuestas
A menudo los movimientos creacionistas como Answers in Genesis no se han limitado solamente a realizar activismo en su país de origen, sino que también han impulsado iniciativas expansionistas/misioneras en Latinoamérica para dar a conocer la “ciencia de la creación”. Para ese fin, entre otras cosas, se escriben artículos, libros y se realizan conferencias. Es posible que el despliegue de estas iniciativas expansionistas esté impulsado por la, tal vez, sorpresiva “resistencia” de la mayoría de los países latinos a aceptar el creacionismo.
Esta resistencia quedó en parte en evidencia en 2014, cuando una encuesta realizada por la Pew Research Center sobre la Religión en América Latina [13] reveló que, a pesar de que más de la mitad de los 18 países encuestados suscriben que la ciencia y la religión están en desacuerdo, cuando se les pregunta respecto a visiones sobre la evolución [14], la mitad o más de las personas sondeadas en cada país tales como Brasil (66%), Chile (69%), Argentina (71%) y Uruguay (74%), entre otros, suscriben que el hombre y los seres vivos han evolucionado a través del tiempo, y, al menos, uno de cada cinco (20%) encuestados sostiene que los humanos y otras criaturas han existido en su presente forma desde el inicio del tiempo. Además, frente a la misma pregunta sobre la evolución, esta encuesta también reveló una clara tendencia de los protestantes, en comparación con los católicos, a tener más reparos para aceptar la evolución.
A diferencia de Latinoamérica, Estados Unidos parece vivir una realidad un tanto distinta. En 2005, una encuesta realizada por Gallup sobre creacionismo y evolución arrojó que el 58% de los encuestados consideran el creacionismo definitiva o probablemente cierto. En cambio, un 55% consideran la evolución definitiva o probablemente cierta [15]. En 2019, otra encuesta realizada por Gallup sobre creación y evolución -considere que en esta encuesta no hay opciones como “definitivo” o “probable” como en 2005- reveló que un 40% de los estadounidenses encuestados creen que el hombre había sido creado en su forma presente. Por el contrario, un 55% creen que el hombre evolucionó con o sin la intervención divina [16]. También, la misma encuesta de 2019 muestra que un 56% de los protestantes estadounidenses son cercanos al creacionismo, a diferencia de un 39% que suscribe la evolución con o sin intervención divina.
Si observamos el panorama general a través de los años -que también presenta la encuesta-, desde 1983 nunca la creencia en la evolución ha superado el 57%, y la visión creacionista de los orígenes solamente ha llegado a alcanzar el 47%. En síntesis, respecto a la creencia en la evolución a nivel país, la encuesta Gallup muestra que poco más de la mitad de los países latinos encuestados en 2014 superan el máximo histórico de Estados Unidos (57%). Y cuando la encuesta se acota a posiciones dentro del cristianismo tales como el protestantismo, la diferencias se acentúan, ya que casi la totalidad de los países latinos que aceptan la evolución superan el máximo histórico de Estados Unidos (39%).
Estos datos sugieren que en Latinoamérica el avance del creacionismo tanto en la población en general como en las iglesias protestantes quizás ha encontrado barreras que desconocemos. A pesar de ello, esta tendencia no estaría garantizada y bien podría suceder que en los próximos años las diferencias se estrechen. Esta tendencia a favor de la evolución tal vez podría explicar los intereses expansionistas del creacionismo en los países de la región. Y un estudio más cuidadoso posiblemente entregaría información valiosa respecto a la frecuencia con que estas organizaciones visitan ciertos países.
En Chile, por ejemplo, AIG avanza con el respaldo de la Fundación Sapiencia, llevando a cabo conferencias creacionistas en diferentes lugares del país. En Julio de este año (2022), Joe Owen (director de AIG para América Latina) y su equipo fueron recibidos por el Alcalde de la municipalidad de La Serena, Roberto Jacob. Actividad en la cual AIG tuvo la oportunidad de exponer sobre su organización e incluso de repartir material creacionista como el libro La mentira (escrito por Ken Ham) al mismo alcalde. Esto último no parece preocupar a nadie. Hoy es solo una presentación, mañana podría ser una intervención a colegios y universidades como ha sucedido en Perú y otros países.
Conclusiones
El creacionismo es un peligro para la sociedad libre, ya que sus adherentes no son meros divulgadores, también son activistas -bienintencionados, por cierto- que buscan promover e instalar tales ideas en el espacio público, gastando millones de dólares para ese fin. Lo nocivo de estas organizaciones es que poseen los recursos y a menudo el respaldo de iglesias y denominaciones para sembrar el germen de la anticiencia en las mentes jóvenes. Si bien sus portavoces aseveran que para ser cristiano “no hay que apagar la mente” [17], en la práctica eso es justamente lo que sucede: una contradicción.
En nuestras tierras no necesitamos el alunizaje de movimientos anticiencia, que en sus mismos países han fracasado legalmente cuando han intentado ingresar la ciencia de la creación a las aulas [18]. En cambio, necesitamos profundizar la educación científica en las escuelas, invertir en investigación científica en las universidades e impulsar proyectos que impacten en el desarrollo científico y tecnológico de los países para lograr economías sólidas. Son organizaciones que han nacido y prosperado en países desarrollados como Estados Unidos que ahora vienen a países subdesarrollados o en vías de desarrollo a propagar el “germen de la anticiencia”.
El pack ideológico que a menudo viene asociado con estas ideas es preocupante. Para poner un caso, si la tierra es joven -como afirman los científicos creacionistas- y, de acuerdo con su visión alternativa, los estudios arrojan que no hay evidencia suficiente como para aceptar que el calentamiento global producto de la participación humana es un hecho científico sólido [19], tampoco habría razones fundadas para disminuir el uso de combustibles fósiles y avanzar hacia las energías renovables y/o menos contaminantes, y, llevando la idea más lejos, motivos “fundamentados” para que, por ejemplo, un país como Estados Unidos, de la mano de Trump, en 2017 se haya retirado del Acuerdo de París. Esto último es un botón de muestra sobre cómo la anticiencia puede incidir en la política global.
Para terminar, según White, la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera no sería un factor relevante en el calentamiento global. Desde este punto de vista, por ejemplo, no habría motivos para preocuparse por la desertificación de los suelos que está ocurriendo en el mundo (Chile, es un caso), ya que todos los cambios en el planeta estarían contemplados en el diseño de Dios y, en consecuencia, estarían bajo control. A mi juicio, no veo cómo los movimientos anticiencia podrían ayudar a la mayoría de los países de Latinoamérica a alcanzar altos estándares de desarrollo. Al contrario, es una involución hacia el pensamiento mágico, una suerte de negación de la modernidad para abrazar una imagen premoderna del mundo. Si ser cristiano ya es un desafío, no le pidamos a las personas que capitulen innecesariamente de su razón para creer lo increíble.
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Notas
[1] Cabe señalar que el creacionismo no es un movimiento exclusivo de la religión cristiana evangélica, tampoco de Estados Unidos, sino que se extiende también a las otras dos religiones abrahámicas, islam y judaísmo, y a países como Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Inglaterra, Suiza, Austria, Alemania, Holanda, Serbia, Rumanía, Polonia, entre otros, Cf. NUMBERS, Ronald L. That creationism is a uniquely American phenomenon. En: NUMBERS, Ronald L. (ed.). Galileo goes to jail and other myths about science and religion. Cambridge / London. Harvard University Press, 2009. pp.215-223. Para un recorrido breve y más detallado sobre el origen del creacionismo y su posterior evolución hacia el diseño inteligente, Cf. NUMBERS, Ronald L. Scientific creationism and intelligent design. En: HARRISON, Peter (ed.). The Cambridge companion to Science and Religion. Cambridge. Cambridge University Press, 2010. pp.127-147.
[2] La ley de Arkansas de 1981 ordenó que la enseñanza de la “ciencia de la creación” en las escuelas públicas debía recibir el mismo tiempo de estudio que la teoría de la evolución. Luego, en 1982, esta orden fue derogada. Entre los expertos se contó con la participación del filósofo de la ciencia Michael Ruse y el paleontólogo Stephen Jay Gould. Los seis puntos de la ley de Arkansas son los siguientes: (1) la creación repentina del universo, energía y vida de la nada; (2) La insuficiencia de la mutación y la selección natural para el desarrollo de la vida a partir de un solo organismo; (3) Cambios solo dentro de límites fijos de plantas y animales creados originalmente; (4) Ascendencia separada para hombres y simios; (5) Aceptación del catastrofismo como explicación de la geología de la tierra, así como la existencia de inundaciones en todo el mundo; y (6) El inicio reciente de la tierra y de la vida. Cf. NUMBERS, Ronald L. The Creationist: From Scientific Creationism to Intelligent Design. Cambridge/London. Harvard University Press, 2006. p.7.
[3] MOSTERÍN, Jesús. La resistencia al darwinismo. La naturaleza humana. Madrid (España). Espasa Libros, 2011. p.48.
[4] HOLTON, Gerald. El fenómeno de la anticiencia. Ciencia y anticiencia. España: Nivola, 2003. p.174.
[5] De acuerdo con Khun, la ciencia normal es la ciencia que se realiza bajo el amparo de lo que una comunidad científica reconoce. Cf. KHUN, Thomas S. La estructura de las revoluciones científicas. México. FCE, 2004. p.37.
[6] Cf. BRET, Antoine. Del Nilo al Big Bang. España, publicación independiente, 2020.
[7] Para una exposición clara sobre la antigüedad de la tierra, Cf. BRET, Antoine. The World Is Not Six Thousand Years Old-So What?. Wipf and Stock Publishers, 2014.
[8] Para una exposición sistemática y divulgativa, aunque no menos precisa, sobre los principios y mecanismos de la evolución, Cf. COYNE, Jerry A. Why evolution is true. Oxford University Press, 2010. Desde una perspectiva cristiana, Cf. AYALA, Francisco J. Darwin y el Diseño inteligente: Creacionismo, cristianismo y evolución. Madrid, Alianza Editorial, 2007.
[9] Para un panorama general de la transición del homo sapiens cazador-recolector al hombre moderno, Cf. HARARI, Yuval Noah. Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad. Debate, 2014.
[10] Ver debate en inglés: https://youtu.be/z6kgvhG3AkI . Español: https://youtu.be/kGab1GMdqZg
[11] Para una mirada sobre los distintos tipos de creacionismos Cf. HAM, Ken, et al. Four Views on Creation, Evolution, and Intelligent Design. Estados Unidos, Zondervan Academic, 2017.
[12] Esta misma idea es abordada con más detalle en el libro de Ken Ham La mentira. Cf. HAM, Ken. La mentira. Chile, Master Books, 2017. p.47.
[13] PEW RESEARCH CENTER. Chapter 8: Religion and Science. Religion in Latin America. Pew Research Center, 2014. pp.99-102.
[14] Cabe destacar, que a los encuestados no se les preguntó si la evolución fue guiada por un “ser supremo” o por selección natural. Por lo tanto, no se podría concluir necesariamente que la tendencia a suscribir que el ser humano y los seres vivos han evolucionado a través del tiempo es un indicador de un aumento, por ejemplo, del ateísmo en la región.
[15] MOORE, David W. Most Americans Tentative About Origin-of-Life Explanations, 23 de septiembre de 2005. Disponible en: https://news.gallup.com/poll/18748/most-americans-tentative-about-originoflife-explanations.aspx Cf. también JONES, Jefrey M. Most Americans Engaged in Debate About Evolution, Creation, 13 de octubre de 2005. Disponible en:
https://news.gallup.com/poll/19207/most-americans-engaged-debate-about-evolution-creation.aspx
[16] BRENAN, Megan. 40% of Americans Believe in Creationism, 26 de julio de 2019. Disponible en: https://news.gallup.com/poll/261680/americans-believe-creationism.aspx
[17] DIAZ, Keila. Respuestas en Génesis llega hasta la comunidad latina con ‘Día Latino’. https://www.baptistpress.com/resource-library/espanol/respuestas-en-genesis-llega-hasta-la-comunidad-latina-con-dia-latino/
[18] Cf. RUSE, Michael. That “Intelligent Design” Represents a Scientific Challenge to Evolution. En: NUMBERS, Ronald L. (ed.). Galileo goes to jail and other myths about science and religion. Cambridge / London. Harvard University Press, 2009. pp.206-214.
[19] WHITE, Alan. El planeta se está calentando, ¡pero no es su culpa!
https://answersingenesis.org/es/ciencia/el-planeta-se-esta-calentando-pero-no-es-su-culpa/