Nos debemos felicitar por el nuevo documento que la Alianza Evangélica Mundial, el Consejo Mundial de Iglesias y el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso hicieron público en el día de ayer. Un documento donde se recogen una serie de principios y recomendaciones en relación con el testimonio cristiano en una sociedad plural, entre otros campos, en lo religioso.
El documento afirma que “el testimonio cristiano en un mundo plural incluye el compromiso de entablar el diálogo con creyentes de religiones y culturas diferentes”.Para entablar el diálogo interreligioso se recomienda que se “construyan relaciones de respeto y confianza con creyentes de todas las religiones, en particular a nivel institucional entre las iglesias y otras comunidades religiosas, entablando un diálogo interreligioso permanente como parte de su compromiso cristiana”. También se puede leer, entre otras cuestiones de gran calado, que “los cristianos deben evitar la tergiversación de las creencias y prácticas de los creyentes de otras religiones”.
El documento marca un hito en la historia del mundo cristiano, ya que los grupos que lo secundan representan al 90% de los cristianos y cristianas de nuestra aldea global. Es importante que los cristianos y las iglesias de diferentes tradiciones cristianas afirmen la necesidad de tomarse en serio el diálogo interreligioso, y lo hagan en un atmósfera de respeto y confianza hacia el que se sienta al otro lado de la mesa.
Debemos evitar en todo momento, cuando hablamos de religiosidades diferentes a la nuestra, la distorsión de sus prácticas y creencias. Eso implica un profundo conocimiento del pensamiento religioso de nuestro interlocutor, y para alcanzarlo hay que tomarse la molestia de estudiar y meditar tanto en sus textos sagrados como en las tradiciones teológicas que han generado a lo largo de los siglos.
Si en el contexto de países de mayoría no cristiana, a la hora de proclamar el testimonio cristiano, es imprescindible hacer nuestros los principios y recomendaciones que el documento nos sugiere, en Europa no lo es menos. En un contexto europeo donde la xenofobia étnica y religiosa está experimentando un acusado aumento, y los partidos ultraderechistas se están abriendo un hueco significativo en los Parlamentos nacionales y regionales, el hacer afirmaciones irreflexivas que ponen la base para que la xenofobia vaya en aumento, y ciertos grupos políticos encuentren un campo abonado para llevar a cabo sus pretensiones de exclusión al que vive y piensa diferente sería un acto impropio de un espíritu cristiano.
Si ir más lejos, después de haber leído el susodicho documento de la AEE, CMI y CPDI,leí una entrevista a un conocido líder evangélico, experto en el Islam, en que en respuesta a una pregunta del entrevistador decía, hablando de los seguidores del Islam y haciendo referencia a la “taqiyya”, que no pueden “tomarse por serias todas sus declaraciones, por más sinceras y bienintencionadas que aparenten ser. No es de extrañar que siendo minoría se presenten como una religión pacífica y tolerante; sin embargo, bastará que lleguen a ganar en número e influencia (y si pudieran, el poder), para que se ponga en evidencia que los mentados paradigmas distaban mucho de ser reales”. Evidentemente, ese no es el camino. No se puede afirmar, básicamente, que cuando nos sentamos a dialogar con líderes religiosos musulmanes tengamos en nuestra mente que una cosa es lo que dicen ser y otra muy distinta lo que son. Creo, en mi opinión falible, que declaraciones como las que he citado no fomentan el diálogo, y propician un ambiente de radical desconfianza hacia mi interlocutor, en esta ocasión musulmán.
Como afirma el documento que protagoniza esta columna, debemos trabajar en la construcción de “relaciones de respeto y confianza con creyentes de todas las religiones”, ya que sin respeto y sin confianza el diálogo interreligioso se hace inviable y acaba siendo una pantomima.
Ignacio Simal Camps, 29 de junio de 2011
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