“El amor es la aceptación del otro como legítimo otro en la convivencia” (Maturana)[1]
«Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la Ley?». Jesús le dijo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el gran mandamiento, el primero.” Pero hay otro muy parecido: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Toda la Ley y los Profetas se fundamentan en estos dos mandamientos.» Mateo 22. 36 al 40.[2]
Las palabras de Maturana y Jesús nos recuerdan lo importante que es el reconocimiento, el amor “al otro” a las otras personas. El reconocimiento del otro ser humano es muy importante cuando pretendemos desarrollar comunidades, sociedades en las cuales la voz, la opinión de otros seres humanos son valorados como puntos de vista, como aportes importantes para lograr avanzar a mejores y más humanas situaciones democráticas.
Lamentablemente en El Salvador actual se promueve demasiado el odio, la anulación del contrario y hay temor de expresarse. No son raros los casos en los que salvadoreños, por temor a ser capturados por el Régimen de excepción, no se atreven a decir lo que piensan, mucho menos decir si no están de acuerdo con alguna decisión de alcance político, social. Por otra parte, se intenta ocultar una realidad económica crítica y frustrante para las mayorías, las cuales se ven obligadas a pasar hambre o huir del país y aun las cifras de migrantes se ocultan en el afán de “vender” una imagen internacional como si El Salvador fuese un paraíso en la tierra. Hay, en estos últimos años, muchos retrocesos en el caminar democrático de la sociedad salvadoreña.
Las políticas de seguridad impuestas por el gobierno actual son una espada de doble filo. Por una parte: Los homicidios se han reducido, pero a un alto costo: violaciones a los derechos humanos, La libertad de expresión es también otro aspecto que está vulnerado, ya que se impone la narrativa oficial como la única verdadera y valida, todas las que no coinciden con esta narrativa son atacadas y anuladas. Se impone una “única verdad” Por las valientes voces de familiares capturados que tienen presunción de inocencia, los salvadoreños nos enteramos también de que existe persecución política y anulación y odio hacia todo aquel que no piensa y actúa en consonancia con lo que dictan las estructuras gubernamentales, que actúan al mismo son del poder ejecutivo, aquello de “balance de poderes” paso a la historia en este país.
Leonardo Boff dice en uno de sus escritos:
“El fundamentalismo no es una doctrina en sí, sino una actitud y una forma de vivir la doctrina. La actitud fundamentalista surge cuando la verdad de su iglesia o de su grupo es entendida como la única legítima con exclusión de todas las demás, consideradas erróneas y por eso sin derecho a existir. Quien imagina que su punto de vista es el único válido está condenado a ser intolerante. Esta actitud cerrada conduce al desprecio, a la discriminación y a la violencia religiosa o política”.[3]
Cito a Leonardo Boff porque cuando un gobernante se presenta a sí mismo como representante de Dios, se corre el riesgo de que pueda colocarse por “encima de todo” inclusive de las leyes. Cuando hace referencias religiosas relacionándolas a la patria y combina esto con acciones represivas, militares y/o policiales, es algo muy peligroso para la democracia. También es muy peligroso cuando se utiliza para atacar a los oponentes políticos. O cuando dicen hablar con Dios y que Dios les ha mencionado u ordenado tal o cual acción. Al utilizar una divinidad para impulsar acciones políticas, represivas, o arbitrarias. Cuando se propaga el odio y no el diálogo con los contrarios es también peligroso para la democracia. Esto está demostrado en la historia universal.
Temor y “ceguera” provocados por el fanatismo.
“El fanatismo no es exclusivo de la política. De hecho, sus orígenes están ligados a la religión, y el deporte es presa frecuentemente de este lastre de la humanidad. En términos generales, en el fanatismo, en la medida en que se asume la preeminencia absoluta de una idea, creencia o sector sobre el resto, se busca eliminar cualquier tipo de reflexión, porque donde no existe reflexión tampoco hay contradicción ni matiz. Así, el fanatismo es el mejor camino para producir violencia, tanto discursiva (por excluyente y negadora de la diferencia) como física (ante la falta de apertura y reflexión, se impone la fuerza). Y la violencia engendra odio, que a su vez produce más violencia y crea un círculo vicioso del que es difícil salir. Como de lo que se trata es de defender a toda costa una postura, una ideología o al grupo del que se forma parte, en el fanatismo es muy frecuente encontrar la mentira, el engaño y la astucia como fundamento de sus intereses”.[4]
Temor y ceguera son dos elementos que colocan a la sociedad salvadoreña en una situación preocupante y ante ellas se debe actuar con amor, con reconocimiento del “otro/a”, con dialogo, aceptando que necesitamos del otro, la otra para lograr reconstruir el tejido social salvadoreño. Es tiempo de superar el odio y anulaciones, debemos avanzar a situaciones más humanas.
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[1] Humberto Maturana o la biología transformadora del amor. Por Ximena Sapaj, directora de Inteligencia Social de 21gramos.https://21gramos.net/humberto-maturana-biologia-amor/
[2] https://www.bibliacatolica.com.br/biblia-latinoamericana/evangelio-segun-san-mateo/22/
[3] La enfermedad del fundamentalismo.2014-10-10
[4] Fanatismo político. Editorial UCA 05/03/2012. https://noticias.uca.edu.sv/articulos/fanatismo-politico