Posted On 07/04/2013 By In Opinión With 3892 Views

Emilio Castro: Pastor y ecumenista por excelencia

Hace unos minutos hemos recibido la noticia de la partida a la presencia del Señor del gran amigo y hermano, Emilio Castro. Su  partida nos confirma que estamos en una coyuntura de    transición en el mundo ecuménico. Emilio es parte de aquella generación pionera que incluye a líderes ecuménicos latinoamericanos y caribeños que nos representaron a nivel mundial. Este liderato ha sido crucial en la presencia de Latinoamérica y el Caribe en los ámbitos del movimiento ecuménico mundial.

Emilio combinó una predicación sólida y creativa con una capacidad mediadora y pastoral como  pocos. Supo tender puentes entre diversas posiciones teológicas en el mundo ecuménico, exponiéndose al malentendido de unos y otros. Pero siempre manteniendo una tesitura de apertura al diálogo y la comprensión.

En su empeño por avanzar en varios proyectos ecuménicos puso toda su energía en varias iniciativas pioneras que lograron plasmar instituciones ecuménicas de relevancia e importancia. En ese proceso hay que mencionar UNELAM (unidad Evangélica Latinoamericana) como precursor del CLAI y gestor del proceso que finalmente llevó a su proceso de formación en Oaxtepec, México en 1978. Me  tocó el privilegio junto a Ricardo Pietrantonio y Emilio Castro de dictar una de las tres principales conferencias en la Asamblea de Iglesias que acordó el CLAI en formación. Recuerdo vivamente la gran alegría de Emilio cuando finalmente se vislumbraba el proceso de formación del CLAI. Me gustaría dibujar el perfil que visualizo de la vida y ministerio de Emilio, combinando mi amistad personal con su despliegue como líder ecuménico.

En primer lugar, Emilio Castro fue desarrollando una valoración pastoral que partió desde su contexto nacional uruguayo y su papel como pastor en la Iglesia Central Metodista en Montevideo, Uruguay, y se fue ubicando en el mapa ecuménico latinoamericano y caribeño. Su verbo elocuente desde el púlpito lo confirma. Desde allí fue dibujando una pastoral comprometida en defensa de la vida y con destellos proféticos. Se expuso, incluso, al escrutinio y sospecha del régimen militar uruguayo. Ello le costó el exilio en Europa.

Para la década del 70 su visión pastoral lo llevó a elaborar unas pinceladas iniciales sobre la pastoral latinoamericana que compartió en las conferencias dictadas bajo el título, Hacia una pastoral latinoamericana (San José: INDEF, 1974). Este aporte pionero impactó la reflexión sobre el tema en las iglesias evangélicas y los seminarios como lo hizo Juan Luis Segundo desde una perspectiva católica. Ese mismo año  Emilio publicó una compilación de ensayos titulada, Pastores del pueblo de Dios en América Latina, que fue texto obligado en los seminarios.

Cuando se incorporó plenamente al trabajo ecuménico en el contexto del Consejo Mundial de Iglesias, Emilio intentó siempre un diálogo con las iglesias evangélicas más conservadoras y particularmente con las iglesias pentecostales. En muchas ocasiones me invitó a consultas, reuniones y visitas a esas comunidades pentecostales con el claro intento de establecer una comunicación sincera, diáfana y tender un puente de diálogo.

Desde la dirección de la Comisión de Misión y Evangelización del Consejo Mundial de Iglesias siempre mantuvo un apertura hacia las iglesias latinoamericanas, animando su participación en eventos internacionales y las conferencias mundiales que auspiciaba dicha Comisión.

Emilio Castro fue un predicador de verbo elocuente y pasión evangélica. No importaba el lugar para hacer vibrar la Palabra desde el púlpito. Lo escuché en catedrales alemanas, en Londres, Madrid, El Escorial, Holanda y tantos otros lugares en Europa y África. De igual forma en pequeñas capillas en Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México y Venezuela. Siempre hubo una sola pasión, proclamar el Evangelio del reinado de Dios.

Emilio fue un escritor ocasional fructífero con la preocupación dirigida a las hermanas y hermanos en las bancas de las iglesias. Si disertaba en una universidad o seminario lo hacía con tono pastoral y convicción teológica para discernir y proyectar un mensaje de esperanza y la llamada de atención sobre problemas acuciantes y relevantes.

Quisiera destacar un libro de sermones de Emilio Castro cuyo título muy sugestivo resume lo que vengo diciendo, Las preguntas de Dios. La predicación evangélica en América Latina (Buenos Aires: Ediciones Kairós, 2004). Todo el libro está diseñado con sermones a base de preguntas que van hilvanando respuestas desde la fe, invitando al lector y lectora a reflexionar sobre cuestiones vitales y desafiantes. En la introducción el pastor Emilio Castro expresa su intención: “Fundamentalmente, Jesús es la ilustración por excelencia del predicador: aquel que vive los problemas de la gente, que escucha sus cuitas y esperanzas, y anuncia el mensaje liberador del Reino que viene, el Reino de Dios, de la justicia de Dios (p.13)”.

Tengo aquí en mis manos las memorias de Emilio Castro editadas por Manuel Quintero y Carlos Sintado, Pasión y compromiso con el Reino de Dios. El testimonio ecuménico de Emilio Castro. El libro se presentó durante la Asamblea General del CLAI en Buenos Aires, 2007. Allí sus amigos y amigas nos reunimos para compartir con Emilio. Cuando le solicité el autógrafo para mi copia del libro lo hizo de una manera genial: “ A Carmelo, Aleuuuuya!”.

Gracias Emilio por tu amistad, los consejos, las correcciones y la humildad de aceptar nuestros aportes y reflexiones con respeto y admiración auténtica. Doy gracias a Dios por tu vida y ministerio. Junto a tu Gladys siempre fuiste esa puerta abierta en esa mesa grande que tenías en tu casa y ese espacio grande de amor en tu corazón. Como te decía aquel otro puertorriqueño amado, Juan Marcos Rivera: “Emilio, hasta la próxima…y nos veremos con Jesús en el camino”.

Carmelo Álvarez  – Chicago, IL 7 de abril de 2013

Carmelo Álvarez

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