Es difícil expresar con palabras lo que Enric Capó ha significado para muchos de nosotros, y es difícil sobre todo porque nunca fuimos valientes para decírselo a él directamente. Supongo que la situación hubiera sido un poco incómoda, porque no era hombre al que le gustaran estas cosas. Era más bien un hombre de la palabra, de la Palabra con mayúsculas, y por eso un hombre de la libertad.
Sus sermones eran dinamita que hacía saltar por los aires todas nuestras seguridades, que nos hacían sentir desnudos, y nos dejaban ante un Dios amoroso que nos pedía siempre ir un poco más allá. Jamás le escuché un sermón de condena, más que para la intransigencia, jamás le note con miedo a poner sobre la mesa sus dudas, que no hacían más que mostrar la profunda fe que tenía en Dios, y sobre todo en la obra de liberación de Jesucristo. Y siempre, siempre, notaba como sus mensajes incluían a todo el mundo. Todos, desde su realidad, eran interpelados a seguir liberándose y caminando por la senda que Dios les había puesto.
Ha sido ejemplo de cristiano adulto, de esos que cuesta encontrar, y ante los que te sientes un crío que todavía no ha entendido nada, y que necesita madurar. Ejemplo de coherencia y de amor por la Iglesia Protestante de nuestro país, una iglesia que siempre decía debía estar al lado de la realidad, integrada en el mundo que la rodeaba, una iglesia que ofrecía la gracia de Dios a todo ser humano, sin juzgarlo, sin pensar si era digno o no… sólo somos transmisores, Jesús ya nos dijo que la gracia era para todos, no hace falta que ahora nosotros valoremos esas cosas, no es nuestra función.
Era catalán, profundamente catalán, porque esa era su tierra, el lugar donde Dios lo había puesto. Un hombre que vivía con libertad dentro de las limitaciones en las que todos vivimos. Un hombre al que probablemente la Iglesia Protestante se le quedó pequeña, pero que permaneciendo en ella consiguió hacerla aún más grande. Ha sido un hombre de Dios, que no tenía miedo de decir lo que pensaba…. y que gracias a eso, muchos pudimos encontrar una palabra de comprensión donde antes no la había.
Ha sido una de las personas más importantes de mi vida, supongo que él no lo sabía… Fue él quien se atrevió, quien estuvo encantado, de bendecir lo que otros condenaban. Y me siento en deuda con él, por todo lo que me ha aportado. Gràcies Enric, sento dir-ho tant tard, i no haber pogut seguir tots els teus consells. Que el Senyor et beneeixi i et guardi, que el Senyor et faci veure la claror de la seva mirada i s’apiadi de tu; que el Senyor giri cap a tu la mirada i et doni la pau.
Mi más profundo pésame a Manolita, a la que aprecio y admiro, y también al resto de su familia.
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