Posted On 04/02/2013 By In Biblia, Opinión With 1469 Views

Esperanza: Concentrada, Ampliada y Profunda

Durante el tiempo de Adviento solemos leer a los profetas del Antiguo Testamento. Quizás fuera mejor atender a la célebre advertencia que Martín Lutero escribió acerca de los profetas:

Ellos tenían una forma particular de hablar, como personas que, en vez de proceder de una manera ordenada, deambulaban de una cosa a otra, por lo que no siempre es fácil ver qué es lo que están relatando”

¡Buen comentario! Pero los profetas fueron también extraordinarios visionarios y sus libros nos proporcionan revelaciones únicas de la condición humana y de la trayectoria de la historia, ideas que apuntan claramente hacia desarrollos posteriores en el Nuevo Testamento y aún más allá.

Hoy es el turno del profeta Miqueas, otro profeta que vio más allá del caos, la confusión y la desesperanza del exilio hacia un tiempo de restauración y renovación. El pasaje que estamos considerando se lee como un acertijo y contiene un triple movimiento bien definido que tiene que ver con la esperanza:

Pero tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti saldrá el que ha de ser gobernante en Israel. Y sus orígenes son desde tiempos antiguos, desde los días de la eternidad.

Por tanto, Él los abandonará hasta el tiempo en que a luz la que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos volverá a los hijos de Israel.

Y Él se afirmará y pastoreará su rebaño con el poder del SEÑOR, con la majestad del nombre del SEÑOR su Dios. Y permanecerán, porque en aquel tiempo Él será engrandecido hasta los confines de la tierra.

Y Él será nuestra paz.(Miqueas 5:2-5a, LBLA)

1. Esperanza concentrada

En el primero de estos movimientos hay una concentración de esperanza. ¿Qué quiero decir con esto? Los miedos y los sueños de cualquier grupo de personas son bastante diversos –y los judíos compañeros de Miqueas no eran una excepción. La mayoría de la gente estaba profundamente temerosa por la amenaza militar y conocía la debilidad de su nación comparada con sus vecinos. Pero por encima de este sentimiento general de premonición había una variedad de explicaciones y preocupaciones: No había un liderazgo político fuerte, había bancarrota moral en los líderes religiosos y la relación del pueblo con Dios estaba rota. Había también una gran desigualdad social, con algunos viviendo en extrema pobreza y hambre, mientras que otros sacaban ventaja de la situación y vivían muy cómodamente.

Para algunos, la respuesta podría estar en una alianza con algún pueblo vecino; para otros, lo que se necesitaba era un Rey poderoso de la línea de David; y para un tercer grupo, solamente habría esperanza en la medida en que hubiera un avivamiento y purificación religiosa. Lo que encontramos en Miqueas 5 es un conjunto de todos estos miedos y sueños, una concentración o focalización de esperanza; primero en un lugar específico y segundo en una persona específica.

El lugar en el que la esperanza está focalizada es Belén (“casa de pan”), una pequeña e insignificante población en la que también había nacido el Rey David. El versículo 2 profetiza que Belén sería el lugar de donde provendría la salvación y el rescate, y la esperanza está centrada en un líder mayor que David, que también nacería en Belén, aunque: “sus orígenes son desde tiempos antiguos, desde los días de la eternidad. El nacimiento de este líder sería una señal de que el abandono de Israel llegaría a su fin y el principio de un cambio dramático. Él tendría las cualidades de rey y de pastor y bajo su reinado el pueblo de Dios viviría en paz y seguridad.

El nacimiento de un niño y la elección de un nuevo líder político es siempre una razón para tener esperanza, pero este hecho individual sería único. La totalidad de las diversas esperanzas de Israel estarían concentradas en esa persona y nada más volvería a ser nunca igual después de su venida.

2. Esperanza ampliada

Al mismo tiempo que la esperanza está concentrada en la venida profetizada de una única persona, está también ampliándose de una manera sorprendente. Se nos dice en el versículo 3 que su venida llevaría al resto de sus hermanos a unirse a los Israelitas y en el versículo 4 se afirma que su grandeza alcanzará hasta los confines de la tierra.

Este es un acontecimiento muy importante ya que aunque el Antiguo Testamento contiene muchas pistas acerca de los asuntos y planes de Dios, sus escritores, en su mayor parte, parecen ver al Dios de Israel como un dios tribal, pero más poderoso que los dioses tribales de las otras naciones.

En Miqueas 5 tenemos una universalización de la esperanza de Israel, la cual llega a ser la esperanza de todas las naciones, de todas las personas y de todos los pueblos. El que habría de venir, el Rey-pastor, no tendría un rebaño formado sólo por el pueblo de Israel. Él traería a su rebaño a todos sus hermanos y hermanas de alrededor del mundo. Esto, por supuesto, tendría implicaciones en la forma en que ellos deberían tratar a sus “enemigos”, implicaciones que se ven claramente en las enseñanzas de Jesús.

3. Esperanza profunda

De la misma manera que la esperanza se concentra en la profecía del nacimiento futuro de una sola persona que nacería en Belén y la ampliación de esa esperanza incluiría a todos los pueblos, Miqueas también anima a una profundización de dicha esperanza. Para entender esto, debemos prestar atención al lenguaje que él utiliza.

Ya hemos visto en el versículo 2 que el origen de este salvador prometido es “desde tiempos antiguos, desde los días de la eternidad, y en el versículo 4 leemos que “Él se afirmará y pastoreará su rebaño con el poder del SEÑOR, con la majestad del nombre del SEÑOR su Dios.

Este es el acertijo que Miqueas presenta a sus lectores, sin que ni él mismo conozca la respuesta. ¿Cómo es posible que un ser humano tenga sus orígenes desde tiempos antiguos y pueda actuar con el poder del Señor y con la majestad del nombre de Dios?

Además, encontramos una señal mucho más fuerte al final de la lectura; el versículo 5 dice: “Y Él será nuestra paz.

La profecía no está hablando de que él traería paz o seguridad de paz para ellos, sino que él mismo sería su paz. Y esta es una paz mucho más profunda que la ausencia de conflicto. La palabra que se traduce como “paz” es de hecho una palabra hebrea muy rica: “shalom” – seguridad, plenitud, integridad, bienestar – estas cualidades estarían incorporadas en dicho Mesías, el rey pastor, el salvador de todo el mundo. Esta “shalom” estaría disponible para todas las personas por medio de él, sanando las heridas más profundas de la humanidad, y disipando la oscuridad más profunda.

4. Viviendo en esperanza

En Miqueas vemos la esperanza de Israel concentrándose en una única persona, ampliándose para incluir a todos los pueblos y profundizándose para tratar con las necesidades más profundas de la humanidad y de cada persona en particular. Como cristianos es fácil ver la culminación de esta esperanza en Cristo Jesús, pero deberíamos permitir que estos versículos reten nuestro entendimiento de Jesús y nuestro nivel de compromiso con Él. Ya que lo que Dios nos pide que hagamos puede que sea a contracorriente de lo que la sociedad espera y hasta en contra de nuestras inclinaciones personales.

Cuando estudié Inversión como parte de mis estudios bancarios, uno de los principios más importantes que aprendí fue que uno debe repartir sus riesgos – no pongas todos los huevos en la misma cesta, como reza el dicho. Pero eso es precisamente lo que la Biblia nos enseña que debemos hacer –poner toda nuestra esperanza solamente en Cristo. Hacer esto tal vez esté en contra de nuestros instintos e incluso vaya en contra o agreda algunos de nuestros intereses personales, pero es lo que necesitamos hacer si vamos a fortalecernos como cristianos que experimentan esa “shalom” y la comparten con otras personas.

Tal vez también necesitemos ampliar nuestra visión de la misericordia de Dios. ¿Pensamos que su misericordia es sólo para unos pocos o para todos? Lo que Miqueas, Isaías y otros profetas dijeron, Jesús lo hizo realidad, abriendo las puertas del reino e invitando a todos a Él. En el libro de los Hechos vemos a los apóstoles viviendo las implicaciones de esto y esparciendo el evangelio por todas partes. Nosotros necesitamos compartir esa visión y continuar ese trabajo. Que triste es cuando la iglesia restringe la misericordia de Dios.

Finalmente, quizás necesitemos reconsiderar lo siguiente: ¿Cuán profunda es nuestra esperanza en Cristo? ¿Estamos contentos por limitarla viviendo estilos de vida bastante superficiales o vemos y esperamos una transformación profunda la cuál es necesaria en nuestras vidas, en nuestra sociedad y en toda la creación?

Andrew Tweedy
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