Unos cuantos días atrás tuve el privilegio de presentar una ponencia en un Webinar de The Hymn Society de los Estados Unidos de NA y Canadá. El título (traducido) de la ponencia fue “Fuera del closet: América Latina buscando su propia identidad”. Más allá del desarrollo de la presentación en sí, que transitaba por los armarios que en el ámbito litúrgico y musical en América Latina hemos logrado abrir en las últimas décadas, en la conclusión mencioné que “siempre que se abren las puertas de algunos armarios, otros armarios aparecen para clausurar el camino hacia la auténtica libertad dentro del campo de la liturgia y de la vida celebrativa de nuestras comunidades de fe.” Y sobre eso quisiera compartir algunos pensamientos.
Así como en algún momento fue necesario hablar de la colonización musical llegada con la migración europea, por un lado, y con la llegada de los misioneros, sobre todo norteamericanos, por el otro, hoy la industria de la música religiosa está haciendo estragos en nuestro continente. Las estaciones de radio cristianas, que pululan hasta en los lugares más remotos, no pasan otra música que no sea la que llega desde estos pulpos de la producción musical masiva.
En las iglesias post-pentecostales[1] las grandes bandas musicales han transformado los cultos en recitales musicales. En estudios sobre este tema, Leonildo Silveira Campos dice: “En estas iglesias que se han sumado a esta corriente postpentecostal, ya no es la Palabra la que “ofrece” las buenas noticias a aquellos que la necesitan, sino que son los “consumidores” los que determinan la calidad de los bienes religiosos producidos por especialistas en el marketing de lo sagrado”[2].
Anneli Loepp Thiessen escribió un artículo en la revista The Stanza sobre la canción Way Maker, cuya autora es la cantante de gospel nigeriana Sinach, haciendo una muy fuerte crítica a la industria de la producción musical americana blanca y a la industria de la música gospel. Ella expresa allí: “It´s not only a question of languages or related to the origin of some songs, it have to make with the necessity to give a voice to those who have been historically silenced or oppressed, confined in the closets of white domination.”[3]
Una encuesta realizada hace pocos años por la Gospel Music Association en los Estados Unidos de NA, indica que en el año 2015 un 68% de la población norteamericana había escuchado música cristiana al menos una vez al mes.[4] Eso quiere decir que ese 68% de personas en los Estados Unidos de NA, cuando oye música, oye los enlatados provistos por la industria de la música religiosa que produce música para el consumo masivo y con una teología que, a través de esa música, busca por supuesto sus propios objetivos, alejados por completo de aquellas músicas y letras de quienes lograron salir de los armarios anteriores.
Laura Saavedra, dice de un modo muy crudo que “nos secuestraron el corazón y los afectos para hacer más fácil la dominación de nuestras subjetividades, de nuestros deseos y de nuestros cuerpos, territorios donde se construye la poética de la libertad y la existencia; la hegemonía de la razón fragmenta la condición de nuestra humanidad (…) fundamentalmente el sentido de lo humano está en la afectividad, no solo somos seres racionales, sino que somos también sensibilidades actuantes.”[5] Esto se consigue, sobre todo, por la invasión de productos musicales que, tanto seculares como cristianos, tienen esa clara finalidad. No es casualidad ni descuido ni falta de previsión. Todo lo contrario.
Joaquín Alegranti, analizando el mundo editorial religioso en Argentina, dice que las empresas optan por traer aquello que funciona. Prefieren importar antes que promover la creatividad local. Y eso, claramente, atenta contra los buenos contenidos locales y contextuales.[6] Importar lo que funciona, de un modo totalmente acrítico, privilegiando lo que se pueda vender, lo que genere más ingresos, lo que convoque a más gente, lo que garantice el éxito. Esta mirada absolutamente mercantilista, unida a la intencionalidad de promoción de un contenido que intencionadamente busca dominar (o alienar) las subjetividades, es un combo que no tiene otra consecuencia que el auge de los fundamentalismos religiosos que, más temprano que tarde, tejen peligrosas alianzas con los fundamentalismos políticos de las nuevas derechas.
Cuando algunas veces hemos hablado del peligro de la «hillsongisación» de las iglesias, más que referirnos a una comunidad de fe concreta (Hillsong) nos referimos al fenómeno al que hace referencia el documental que revela los métodos de difusión utilizados por esa iglesia.[7] Lo que solemos llamar «adoración» nace de una estrategia de marketing cuyo propósito último es generar un consumo masivo, acrítico, alienante, como cualquier otra industria del entretenimiento. Y poco queda allí de Evangelio, lastimando muchísimas vidas. Este fenómeno debería animar a quienes se dedican al estudio de los fenómenos religiosos masivos a escribir una tesis. Ciertamente hay mucho allí para analizar.
Y ahora, como si algo faltara para llenar el vaso, han surgido algunas experiencias espirituales que algunos medios cristianos han dado en llamar “avivamiento”.[8] El más emblemático ha sido el que tuvo lugar en la Universidad de Asbury, en Wilmore. A ese fenómeno me he tomado la libertad de denominarlo “asburisación” y tiene que ver con creer que la música solo está para crear, para sostener, para acompañar o para motivar emocionalmente a un grupo de personas, de ser posible durante un prolongado período. Es un fenómeno repetido desde las grandes campañas de evangelización y en experiencias mal llamadas de avivamiento. Porque el avivamiento que genera el Espíritu Santo no pasa por estar encerrados por días cantando, orando y escuchando prédicas. El avivamiento del Espíritu, muy por el contrario, abre las puertas cerradas, libera a las personas, las saca a la calle, les ofrece un lenguaje comprensible y que apela al ser humano que no conoce el proyecto salvífico de Jesús. ¿O cómo leemos la experiencia de Pentecostés que se nos relata en el libro de los Hechos de los apóstoles?
Tengo la personal sospecha de que esos avivamientos en el sur de aquel norte, en el llamado cinturón bíblico, son peligrosos asomos de algún tipo de nuevo fundamentalismo. Acá ya se perfila una asociación entre el «avivamiento» y la restricción de ciertos derechos, como la interrupción voluntaria del embarazo… [9]
Desde espacios como la Red Crearte, que coordino desde su fundación hace ya 20 años, trabajamos mucho para que cada comunidad de fe, grande o pequeña, encuentre su propia voz en la alabanza. Una voz comprometida, sensible a sus entornos, que reconozca los ritmos propios de su contexto y que incluya temas que no solo provean un confort personal o comunitario sino que desafíen la fe desde el Evangelio de Jesús, el Evangelio de la vida plena, un Evangelio que es movimiento y que leemos animados y animadas por el Espíritu de Pentecostés siempre con ojos nuevos y sensibles a nuestros entornos.
A lo largo de los años hemos logrado abrir muchísimos armarios, decolonizando buena parte de nuestras liturgias, incluyendo aquello que cantamos y cómo lo que cantamos. Pero, siempre que se abren algunos armarios, descubrimos otros donde la cultura del mercado de consumo busca encerrarnos. Por ello siempre será un desafío seguir abriendo armarios. De eso se trata la decolonización. ¿O no?
El lenguaje sexo genérico en referencia a la divinidad, deskiriarcalizar la liturgia, utilizar un lenguaje más sensible a las identidades de género, más inclusivo, un lenguaje queer, si se quiere. Animar el uso de una poética que no ignore a una creación gimiente, los dolores de todo lo injusto, la perversión de un sistema económico de muerte, la insensibilidad hacia las personas migrantes, negras o marrones, etc. Nuestros espacios de encuentro y celebración de la fe no puede ser lugares de mera repetición de palabras viejas o de rituales que han perdido su significado (o cuyo significado hemos banalizado) sino espacios donde la creatividad renueve sentidos y desafíe a la fe, despertándola a la misión, que es la consecuencia lógica de toda acción litúrgica: “Ite Missa Est”, concluía la antigua liturgia en Roma, invitando a salir a la vereda, a la calle, al barrio, a la sociedad, al mundo con la vida transformada a partir del encuentro comunitario con el mensaje transformador de Jesús.
Quienes trabajamos en temas vinculados a la liturgia y a la música, debemos asumir un rol crítico, creativo y profético que vaya al encuentro de estas realidades que mencionamos, transformándonos de algún modo en las llaves que ayuden abrir los candados de la repetición de modelos impuestos para abrir todos los armarios y dejar que todo lo que respira (Salmo 150:6) encuentre su expresión rítmica, su propia voz, su esencia, en el culto y en la alabanza a un Dios de vida plena.
Gerardo Oberman
Coordinador Red Crearte
Pastor de las Iglesias Reformadas en Argentina
[1] Postpentecostalismo refiere a iglesias que, referenciándose en el movimiento pentecostal, han abandonado las raíces de este movimiento.
[2] Leonildo Silveria Campos, Teatro, templo e mercado. Organização e marketing de um emprendimento neopentecostal, (São Paulo, VOZES – Simpósio; São Bernardo, UMESP, 1997), 502 pp.
[3] Tuve acceso a una versión previa de la revista dado que incluyen un artículo que escribí. Aun no se ha publicado por lo cual no hay cita. La revista es solo accesible por suscripción: https://thehymnsociety.org/resources/the-stanza/
[4] The Gospel Music Association’s 2014 Christian & Gospel Music Industry Overview (https://www.tennessean.com/story/news/2015/06/27/gma-research-shows-popularity-christian-music/29353693/), consultado el 8 de marzo de 2023.
[5] Laura Saavedra, “Descolonizar el cuerpo de las mujeres: las violencias contra las mujeres tzeltales y la sanación del corazón como un acto en contra del sistema colonial/patriarcal”. ed. cit., p. 134.
[6] Industrias del creer. Orientaciones productivas del complejo editorial cristiano en Argentina
Joaquín Alegranti, p 113-116
[7] Primera parte del documental: https://youtu.be/fzT7iXvTHzM . Segunda parte del documental: https://youtu.be/cMUHMbKkmLM . (Ambos consultados el 21 de marzo de 2023)
[8] Véase el siguiente análisis, por ejemplo: https://protestantedigital.com/internacional/66091/avivamiento-en-asbury-el-culto-no-cesa-en-la-universidad (consultado el 23 de marzo de 2023).
[9] Ver decisión de la Corte Suprema de Kentucky, justamente por esos días del “avivamiento”, https://www1.cbn.com/mundocristiano/estados-unidos/2023/february/corte-de-kentucky-ratifica-estricta-ley-contra-el-aborto-mientras-el-estado-experimenta-un-avivamiento-historico (consultado el 23 de marzo de 2023).