Humornario bíblico-teológico; 365 solemnes tentempiés
Presentación del libro por Mtra. Isis Osiris Valdés Abrego
Como psicoterapeuta una característica esencial es estar abierta a diferentes perspectivas, puntos de vista, modos de vivir, etc. Siempre debo conocer algo o alguien para poder opinar, no juzgar, sino para decir algo de X o Z. Cuando hace ya algunos años supe del trabajo y podría decir que un poco o mucho de la forma de pensar del pastor Eliseo, esto, a través del dicho de otras personas, más no directamente de él, siempre me llamó la atención su rebeldía, la forma tan particular de concebir a Dios, la Iglesia, el Evangelio, el pastorado, etc.
Cuando nos contactamos y me comentó acerca del libro y cuando tuve el libro en mis manos y vi de qué se trataba, pensé “se voló la barda”. Yo desconocía y nunca se me había cruzado por la cabeza la relación que hay entre el humor y Dios. Me puse a investigar y vaya, ¡se hicieron nuevas conexiones neuronales en mi sistema nervioso! He de decir que yo no soy cristiana de cuna. Me convertí exactamente hace 13 años y siempre he formado parte de las filas del presbiterianismo. Creo no es ajeno que diga que se caracteriza por ser muy “solemne”, forma en que alguna vez una hermana de otra denominación lo describió con una sonrisa que seguramente ocultaba lo que realmente quería decir. Luego entonces nunca me había planteado siquiera que hubiera alguna conexión entre el sentido del humor y las escrituras, y más si decimos sagradas escrituras, porque nos han enseñado a asociar lo sagrado con lo serio donde la risa pareciera no caber. En fin, tuve que echar mano de mis conocimientos psicológicos para entender esto que me hacía fuegos pirotécnicos en mis neuronas.
El humor, desde la perspectiva psicológica, es una herramienta, una característica de personalidad y hasta un modo de vida. Dice una frase “ya no sé si reír o llorar” porque a veces la risa es la forma de afrontar el sin sentido de la vida, y se convierte en una herramienta que permite que las personas no nos volvamos locas o no nos neuroticemos más de lo que ya estamos; valga decir que vivimos en una sociedad neurótica. Hay quienes por naturaleza traen la jocosidad a flor de piel. Se aprende en casa, se hereda y se impregna en todo lo que se hace como es el caso de nuestro autor. Y de este modo se convierte en una forma de vida, en parte de nuestra cultura que es humor. En México hacemos chiste de todo, nos reímos de esos sinsentidos de la sociedad, la política, y el espectáculo.
Una parte introductoria del libro dice que aprendemos a reír antes de hablar y es muy cierto, solo que parece que cuando empezamos a hablar nos olvidamos de reír. La risa libera endorfinas, sustancias químicas que promueven el bienestar físico y mental y reducen los niveles de cortisol, la hormona del estrés; fortalece el sistema inmunológico que mantiene alejadas las enfermedades; relaja la musculatura facial y cerebral, por lo que también hace que reduzcan los dolores tensionales. Por eso, todos los días deberíamos reír mucho para mantenernos saludables. Por otro lado la risa, la alegría como emoción tiene un objetivo en la vida humana, la creación de vínculos, los cuales son necesarios e indispensables para vivir en sociedad. Cabe mencionar que al menos las emociones básicas a saber (enojo, alegría, miedo, tristeza y amor) tienen una función adaptativa. Entonces al punto de su función, pensemos en todo tipo de reuniones que de una u otra manera en algún momento tienen cabida para un chiste, el doble sentido, el sarcasmo, la ironía o alguna otra manifestación de humor, incluso en velorios. Hay todo un análisis psicológico del humor en los velorios ya que no me dejarán mentir que en algún momento de la madrugada mientras se está velando salen los chistes más jocosos. Es como ya lo decía, la risa nos ayuda a destensar. Recomiendan expertos en oratoria que es bueno iniciar una exposición con un chiste para romper el hielo, porque nos hace sentirnos más conectados con el orador y con el tema del que se va a hablar; nos predispone para ser receptivos al tema.
Creo que este libro es único en su contenido. Les decía que me había puesto a investigar acerca de la relación del humor con la religión, con Dios, con las escrituras y hay N cantidad de artículos que hablan de, pero ninguno que enseñe acerca de las escrituras desde una perspectiva humorística. Aquí ya nos reímos pero también estamos reconstruyendo nuestro conocimiento de Dios. No sé ustedes, pero yo me sentí más cercana a la palabra de Dios, la sentí más mía y por si fuera poco, estamos también aprendiendo acerca de eventos históricos de los que poco se hace remembranza.
Cuando le pregunté al Eliseo en qué consistía exactamente mi participación, me decía que era un comentario acerca del valor que considero que puede tener este escrito. Yo le veo mucho valor como cristiana, como psicóloga, como alguien que está abierta a métodos no ortodoxos de aprendizaje, pero creo que no tenía mucho chiste, sonaba fácil y obvio; así que cierta estoy en que Dios me mostró la gran utilidad que tiene con la siguiente anécdota… cuando el autor me hizo llegar el ejemplar, lo recibió mi papá, yo no me encontraba. Cabe decir que mi papá es un hombre de 72 años que no conoce la palabra de Dios, pero es un ávido lector y un rebelde también. Le llamó mucho la atención el libro, me hizo preguntas al respecto y dijo que se lo prestara cuando lo terminara, a grandes rasgos sabe de qué trata y está dispuesto a leerlo. Sería hilarante que él terminara conociendo de la palabra a través del Humornario: ese es el sentido del humor de nuestro amado Dios.
“Por tanto id y haced discípulos a todas las naciones”… no dice cómo, pero esto, sin duda es un cómo muy particular, poco ortodoxo pero tan válido como para hacer que un hombre a sus 72 años pudiera incursionar en el conocimiento de Dios. Sin duda es un libro con el que muchos se identificarán porque aparte narra los pasajes bíblicos de una manera tan ad hoc al día a día que es fácil ver a los seres humanos que participaron ahí y sería imposible no identificarse con ellos. De este modo es sencillo aprehender, con “h”, apropiarse, las experiencias y comprender el mensaje de Dios a través de ellos.
Pero también he de advertir, que quizás no sea para todos, el humor, tiene componentes cognitivos complejos que requieren la abstracción del objeto y del sujeto, por lo que esta complejidad hace que no pueda ser digerido por cualquier persona, y lo dice en la portada y hasta hay una advertencia al inicio, con justa razón: Bajo tu propio Ríe(sgo).