A propósito de la reciente y magistral publicación al español de la obra Aesthetica in nuce, exquisita muestra literaria de aquel gran pietista alemán que fue Johann Georg Hamann, podemos afirmar, sin temor a la exageración, que nos hallamos ante la figura de este acaso desconocido pensador para el mundo evangélico hispanoparlante, con un personaje realmente «hapax», único e irrepetible de su tiempo, y acaso de todos los tiempos. Violento y mordaz, de cultura enciclopédica, y cuya originalidad traspasó incluso a los grandes representantes y a la vez sus contemporáneos del Sturm und Drang. Crítico implacable de Kant y del legado de la Ilustración, no por mero oscurantismo o empecinado antiintelectualismo, pues nada de eso abrazó nuestro pietista pensador, nacido, paradójicamente, al igual que Kant, asimismo en Königsberg, sino porque a su juicio la Aufklärung, es simplemente la sabiduría de los sabios que ha domesticado a Cristo y a su cruz.
Baste, simplemente, atender a la figura del insigne pietista Hamann, su obra, su pensamiento, para comprender de inmediato cuán desfigurada nos ha llegado a América Latina la comprensión del Pietismo por vía de la Religión Americana y sus primeros portavoces, las grandes compañías misioneras de los Estados Unidos, para venir a significar tal movimiento nada más que mero escapismo del mundo o un tipo de religiosidad emocional y psicologizante al modo de William James.
La recomendación, una vez más, es leer a los grandes autores pietistas, a los grandes pensadores liberales, a los grandes representantes de la teología de la crisis, a partir de sus propias fuentes y no de las distorsiones y adulteraciones a los que les ha sometido sempiternamente aquel influjo misionero.
Por último, permítaseme adelantar una última apreciación sobre Hans Georg Hamann: Si viviera hoy, podríamos afirmar, con toda probabilidad, que esta figura díscola, rebelde, nunca presta a besarle el anillo a las autoridades políticas o religiosas de su tiempo, de una desbordante cultura y cuyo lema de su teología, al igual que la del León de Wittenberg, podría quedar definida en los términos de «CRUX SOLA EST NOSTRA THEOLOGIA!, sería considerada un progresista, ¡liberal!, si se me permite el oxímoron, entre conservadores y fundamentalistas, tanto como un conservador, sino, ¡un fundamentalista!, si se me permite otro oxímoron, entre los progresistas.
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