Posted On 01/09/2014 By In Biblia With 5339 Views

La letra He y la puerta estrecha: esfuerzo y arrepentimiento.

La palmera de Débora es un libro clásico de la literatura cabalística y del musar (un término que ha servido para describir un género de literatura sobre temas éticos y bíblicos), escrito por el rabino sefaradí Moisés Cordovero, en el siglo XVI. Como en muchos casos, leyendo detenidamente, entre la literatura tradicional rabínica desde la Mishná hasta el día de hoy, las ideas halladas entre sus innumerables páginas, existe una interesante intertextualidad con los Escritos Apostólicos (Nuevo Testamento).

Lo más valioso de estos encuentros está en las implicaciones que pueden sacarse de ellos, en la medida de su correspondencia y la manera de tratar un tema de forma tan cercana: una manera homilética. No debe sorprender que esto sea así, el texto literario de los Escritos Apostólicos está muy cerca de la manera en que se componen otros textos rabínicos posteriores y aún contemporáneos (teniendo en cuenta, por ejemplo, las técnicas de interpretación de la Biblia Hebrea). La cercanía de algunas prácticas e ideas entre los herederos del movimiento fariseo –el rabinismo– y los primeros seguidores del movimiento de Jesús, está atestiguada por numerosos estudios y autores académicos.

Otro aspecto de la intertextualidad es que la distancia temporal entre los textos no es un aspecto que implique forzosamente una diferencia crucial; más aún, cuando se trata de la distancia ideológica –y, en numerosas ocasiones, la omitida cercanía– de los dos grandes grupos que los usan: cristianos y judíos religiosos.

La palmera de Débora tiene como propósito apelar a la imitación de Dios por parte del lector al disertar sobre los atributos divinos desde una perspectiva cabalística, aludiendo al significado que éstos tienen en dicha tradición mística. Al tratar el séptimo atributo (“Él volverá a tener clemencia de nosotros”), el autor alude al apartamiento de Dios en la práctica del pecado y al arrepentimiento. Para profundizar en ello, Moisés Cordovero se refiere al capítulo talmúdico haBoné del tratado Shabat, sobre el dibujo de la letra hebrea He, que tiene una apertura superior y otra inferior:

«[El mundo] es semejante a un pórtico que no está delimitado por paredes, sino completamente abierto y susceptible al peligro espiritual. [Así también, la letra ה] está totalmente abierta en su parte inferior, indicando así la posibilidad de caer en el mal”
[…]
No obstante, también está abierta en su parte superior, indicando con ello que si el ser humano retorna en arrepentimiento, será recibido.» (pág. 43).

El autor se pregunta, ¿por qué debe regresar el penitente por la apertura superior y no por la que salió? Responde con la explicación talmúdica: “debe ascender y entrar por la estrecha abertura superior [de la ה], la cual representa las mortificaciones y penitencias que debe imponerse a sí mismo con el fin de reparar la brecha que abrió” (pág. 45).

En Mt 7:13, Jesús dice “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (RV 1960). Y Lucas añade: “Esforzaos a entrar por la puerta angosta…” (Lc 13:24, subrayado mío).

Evidentemente, Jesús observa dos puertas, dos caminos en una dicotomía que distingue una cosa de otra: la vida de la perdición . Con todo, esto no contrasta con la figura talmúdica de la letra He, que representa el mundo de la vida ligada a Dios: se puede salir de él muy fácilmente, pero regresar o entrar en él no es igual de fácil, implica un esfuerzo mayor.

Precisamente por esto, los rabinos del Talmud consideran que es más grande la cercanía que obtiene el penitente con Dios que quien se mantiene en constante firmeza: “no vuelve al nivel de amor original que tenía antes, sino a uno mucho mayor. A este se refiere el atributo de «Él volverá a tener clemencia de nosotros», el cual indica que Dios incrementa la clemencia hacia Israel, perfeccionándolo y acercándolo a Sí más que antes” (pág. 47).

Lo significativo de ilustrar un ejemplo con la letra He –no sólo por sus razones culturales inmediatas en el rabinismo (la consideración del alefato como una revelación divina)– , es el carácter universal que cobra, también, la figura misma de la letra: una salida y un camino amplios, abajo; una entrada estrecha y un camino estrechos, arriba; en un rango de valores en el que “arriba” implica cercanía con lo divino y “abajo” su contrario.

La letra He enuncia así al mundo de la relación con Dios conformado por este contraste; mundo interior donde el creyente brega entre la holgura y el sacrificio y, aun, según el mismo dibujo, entre el vacío y el refugio. El mundo de la fe y de la presencia de Dios está abierto pero de ninguna manera es una garantía de permanencia por sí solo. Requiere el esfuerzo de hallar la puerta estrecha y, por supuesto, entrar.

 

Referencias:

Moshé Cordovero, Rabí. Tomer Deborá. La palmera de Deborá. México: Jerusalén de México, 2013.

Manuel Monroy Correa

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