Posted On 17/12/2011 By In Biblia With 1949 Views

La Navidad no es un sueño romántico

 

Mensaje de Navidad de Joel Cortés Casals, Presidente de la Comisión Permanente de la Iglesia Evangélica Española

Yo a la verdad os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo” (Marcos 1,8)

Uno de los pasajes bíblicos más sugerentes del tiempo de Adviento es este en el que Juan el Bautista sale a predicar al desierto y alza su voz para pedir que preparemos el camino al Señor y  enderecemos nuestras sendas.

Joel Cortés, Presidente de la Comisión Permanente de la Iglesia Evangélica EspañolaSiempre me ha subyugado el hecho de que este extraño personaje vestido de piel de camello, viviendo en el desierto, símbolo de un lugar inhóspito en el que la vida apenas existe, y alimentándose de langostas y miel silvestre sea el que, ante todo, nos invite a esperar a este Jesús que viene a nuestro encuentro.

Esta imagen, de un ascetismo absoluto, nos recuerda que este hombre “extraño” convirtió en el eje de su vida la  espera de un mundo mejor. El lugar, el vestido la comida y la palabra reflejan un estilo de vida coherente con un mensaje radical  contra los poderosos de su tiempo: religiosos y principales a los que, de forma muy dura, llama “generación de víboras”

El gran valor que Juan nos transmite es que no podemos esperar a Jesús sin un cambio radical. Decir “preparad el camino al Señor” es tanto como decir convertid en rectos vuestros caminos, puesto que es preciso vivir de otra manera y buscar una vida alternativa a la que lleváis en la actualidad.

Se acerca una Navidad más y, en nuestra particular espera, desde nuestros desiertos particulares, comprobamos que la realidad de los caminos en los que transita el mundo sigue llevando a ninguna parte. Esos caminos ni se allanan ni se enderezan y parece que, cada día más, nos conducen al abismo. Sin embargo, Juan nos invita una vez más a esperar a Jesús, pero no de una forma pasiva, sin valor, ni voluntad transformadora del mundo que nos rodea. Él nos anuncia a un Jesús que nos “bautizará con el Espíritu”. Y esta es nuestra esperanza verdadera, la cual nos permite resistir en nuestra espera y que no es otra cosa que la fuerza del Espíritu que puede transformar nuestra vida, que nos invita de modo permanente a cambiar el mundo donde el Señor nos ha puesto y nos recuerda que el Adviento que anuncia la Navidad no es un sueño romántico o una época de preparativos para la fiesta, sino que es, ante todo, un tiempo de espera, una invitación profunda a revisar nuestra relación con Dios y a reflexionar sobre la misión que él nos ha encomendado

Todavía tenemos muy presente el Sínodo celebrado el pasado mes de octubre en Palma de Mallorca bajo el lema “Aumentará el Señor bendición sobre nosotros” (Salmo 115: 14). Y aún conservamos en nuestra mente y en nuestro corazón todos los signos de unidad, de fraternidad y de un impulso creador que sólo podemos atribuir, de forma humilde y agradecida, a la Fuerza del Espíritu que, de manera anticipada y como un regalo. recibimos por obra de su gracia. Este Jesús, que viene a nuestro encuentro, como siempre, no nos abandona, a pesar de que, como decíamos el año pasado, los horizontes se repiten o se agravan. Y esta realidad nos permite afirmar con Pablo, según lo expresa en su carta a los romanos, que a la tozudez de la realidad oponemos la tozudez de la esperanza (Ro 4:18)

(Fuente: Iglesia Evangélica Española)

Joel Cortés Casals

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