Posted On 16/09/2022 By In Columna, Pastoral, portada With 1130 Views

¿La soledad del pastor? Deconstruyendo el tópico | Ignacio Simal

Si no quieres que te tomen por el pito del sereno, mantén la distancia, marca tu terreno, no permitas que nadie lo invada… el pastor, la pastora no debe tener amigos y amigas entre los miembros de su comunidad, y a ello le sigue el tópico de ¡la soledad del pastor o la pastora!

Como escribiera Brené Brown, “en una fase muy temprana de nuestra formación aprendemos que guardar una buena distancia y la inaccesibilidad contribuyen al prestigio, y que si eres demasiado sociable, tus credenciales pueden quedar en entredicho”. De facto, Brown, pone palabras en la teología pastoral y de liderazgo, ¡ay!, en la que fui formado.

Y digo que para algunos, la soledad del pastor o la pastora suele ser un objetivo buscado con la meta de no perder el prestigio y la autoridad pastoral. De ahí se sigue el siguiente consejo: que tus hermanos y hermanas te conozcan, pero no demasiado, no vaya a ser que descubran que eres un hombre o una mujer de carne y huesos, al igual que ellos. Constrúyete un pedestal sobre el que posar tus pies y que te mantenga alejado de la amistad y la familiaridad con los que dices acompañar, y desde ahí ser un auténtico profesional de la fe. Pero luego no te quejes de tu soledad como si fueras un mártir de la fe.

¡Qué lejos está lo dicho de lo que leemos en las páginas de las Escrituras! No tengas miedo a mostrarte como un ser humano en toda su vulnerabilidad. No tengas vergüenza a ser humano… solo así podrás ejercer un ministerio que te ayudará a crecer, tanto a ti como a tus hermanas y hermanos. Todos, todas, estamos hechos del mismo barro.

Ignacio Simal Camps
Mis redes

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