Posted On 18/04/2013 By In Opinión With 1176 Views

Las elecciones presidenciales en Venezuela

Hemos asistido, una vez más, a una elección presidencial en Venezuela. En esta ocasión por motivo de la muerte del presidente Hugo Chávez el pasado 5 de marzo.

Se  puede afirmar con certeza que el pueblo venezolano demuestra una madurez política que se ha ido acrecentando a lo largo de más de 14 años y en 18 contiendas electorales nacionales y regionales.

Es importante resaltar que el sistema electoral venezolano, dirigido por el Consejo Nacional Electoral (CNE), que demuestra no solo una eficiencia tecnológica y un aparato organizativo impresionante, sino que representa adecuadamente  lo que significa recoger la voluntad de todo un pueblo con transparencia y prontitud. Las irregularidades han sido mínimas.

Quisiera resaltar lo que en mi opinión son los logros obtenidos por la revolución bolivariana, las implicaciones de esta nueva elección presidencial, las circunstancias en que se dio y los desafíos que enfrenta el presidente electo Nicolás Maduro Moros.

Esta nueva elección presidencial tan súbita y en un espacio de sólo 10 días de campaña nacional puso en tensión al país. Hubo, además, sabotajes constantes al sistema de electricidad a nivel nacional, acaparamientos alimentarios y amedrentamientos a la población, creando un clima de desasosiego e intimidación, por sectores opositores organizados.

Para nadie es un secreto que en Venezuela hay básicamente dos sectores fuertes con propuestas opuestas, la revolución bolivariana liderada por Hugo Chávez y el proyecto de los sectores de la alta burguesía, liderada por la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), una alianza muy circunstancial y con serias dificultades para mantenerse unida. Esa polarización obviamente se refleja en la vida nacional.

Sin embargo, aunque existen estas tensiones sociales, la democracia venezolana muestra una vitalidad admirable. La cultura política en el país ha ido mostrando niveles de madurez en los debates, con una amplia e impresionante discusión pública y abierta de las cuestiones más acuciantes y apremiantes que enfrenta el país. El factor educativo y los logros de la revolución bolivariana en ofrecer oportunidades de formación y educación al pueblo confirman la eficacia del proyecto revolucionario bolivariano. Quizás el factor que le ha dado mayor fortaleza, credibilidad y pertinencia al proyecto socialista de la revolución bolivariana es haberle devuelto un sentido de identidad nacional con sus raíces bolivarianas al pueblo, un amor patrio (marcado por la dignidad) con la recuperación de su memoria histórica y un sentido de destino y búsqueda de nuevas realizaciones con justicia y equidad. Esto le dio mucha credibilidad a Hugo Chávez, unido a su gran carisma y entrega.

Es importante subrayar que después de 14 años de revolución bolivariana hay esos avances que he destacado en la educación (disminuir el analfabetismo es un factor evidente), el fortalecimiento y ampliación del sistema universitario. A ello se añade el haber establecido un sistema de salud accesible al pueblo, nuevos sistemas habitacionales (problema crónico en el país postergado por décadas por otros gobiernos) y nueva infraestructura vial, entre otros.

Nicolás Maduro deberá enfrentar los nuevos retos de la economía. Persiste, además, el grave problema de la seguridad pública y la criminalidad, la continua necesidad de mayor y mejor abastecimiento alimentario con el acaparamiento y desabastecimiento practicado por poderosas empresas nacionales. Seguir adecuando la burocracia gubernamental de modo que sirva con mayor eficacia al pueblo y sanear la corrupción  que desvirtúa la propuesta de un modelo socialista, son tareas ineludibles para la vigencia de la revolución bolivariana y la construcción del socialismo del siglo XXI.

Entonces, Nicolás Maduro Moros, el primer presidente obrero de Venezuela está marcando un hito en la historia venezolana. El legado de Hugo Chávez y el manto heredado como hijo predilecto de Chávez es un gran privilegio y su más grande desafío. En la medida que en Venezuela se afiance un “chavismo sin Chávez” y se profundice el proyecto de la revolución bolivariana, se mostrará su vigencia y pertinencia.

La sensatez que muestre la oposición para abrirse al diálogo y la apertura del presidente Maduro de mantener abiertos los canales de comunicación, serán señales de que Venezuela sigue fortaleciendo su democracia. El propiciar un clima de paz sin provocaciones ni violencia contra el pueblo es también una tarea ineludible. En ello la oposición debe asumir su propia responsabilidad.

Carmelo Álvarez – Maracaibo, Venezuela – 17 de abril de 2013

Carmelo Álvarez

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