Al escuchar las recientes declaraciones del buen amigo y hermano, Adolfo Pérez Esquivel, a raíz de su visita al Papa Francisco, quisiera poner en perspectiva una dimensión que no debemos pasar por alto: en Argentina hubo un sector importante de las iglesias que enfrentó los desafíos planteados por la tortura, la desaparición forzada y otras violaciones humanas contra el pueblo. El propio Adolfo Pérez Esquivel ayudó a fundar el Servicio de Paz y Justicia en Latinoamérica, siendo un incansable promotor de la justicia desde su radical postura militante pacifista. Incluso, estuvo muy activo en Centroamérica en los años duros de guerra en la región. [1]
Es muy cierto que hubo obispos identificados con la dictadura militar en Argentina (los hubo también en otros ligares de América Latina). Pero no es menos cierto que hemos tenido dirigentes eclesiásticos valientes y audaces, que han defendido y promovido los derechos humanos. Aquí hemos de incluir obispos católicos y protestantes, así como teólogos y teólogas que levantaron su voz y plasmaron en sus escritos posturas de claro corte profético y pastoral.
Debe destacarse el nombre de Beatriz Melano, profesora en el ISEDET y teóloga feminista pionera, que en su cátedra y su propia vida levantó la voz en defensa de los derechos de las mujeres y en claro compromiso en promover el ministerio de la mujer en la iglesia y la sociedad. Sus escritos aparecieron en varias revistas de Latinoamérica, en los estudios del ISER y en Cuadernos de Teología, la revista del ISEDET. Su libro pionero fue, La mujer en la iglesia (Buenos Aires: El Escudo, 1973). Son una serie de conferencias dictadas en un Encuentro de Mujeres de Iberoamérica en Madrid, 1971. Beatriz Melano fue un espíritu creativo y libre. Gustaba de las innovaciones litúrgicas, sobre todo las danzas hebreas.
En Argentina se destacaron el recordado Obispo de Quilmes, Monseñor Jorge Novak. Lo conocí en circunstancias muy críticas pues la enfermedad Guillan Barré lo obligó a hospitalizarse en la Clínica Bíblica en San José de Costa Rica. A instancias del Obispo Federico Pagura, presidente del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) lo visité, oré con él y le ofrecí todo mi apoyo. Yo era secretario de la Pastoral de Consolación y Solidaridad del CLAI y participé en un simposio auspiciado por el Instituto Interamericano de Derechos Humanos, con sede en San José de Costa Rica. Monseñor Novak disertó sobre la situación de los derechos humanos en la Argentina. Eso fue en 1984.
Los obispos Jaime de Nevares y Monseñor Miguel Heysane también fueron abiertos defensores de los derechos humanos y denunciaron con fuerza el atropello contra el pueblo argentino por la dictadura militar.
Ya para 1975 un grupo de líderes, que incluyó al teólogo metodista José Míguez Bonino y líderes católicos, protestantes y judíos, y no creyentes comprometidos con la defensa de la vida y la dignidad del pueblo, convocaron la Asamblea por los Derechos Humanos. Las iglesias evangélicas se pronunciaron sobre este tema y fundaron un organismo en 1976, el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), que ha ejercido un papel determinante en la defensa, promoción denuncia de las violaciones y la educación sobre los derechos humanos. [2]
El obispo Federico J. Pagura ha sido un consistente y dedicado defensor de los derechos humanos, con una larga trayectoria en su ministerio pastoral y episcopal de denuncia profética y acompañamiento pastoral. En ese fructífero ministerio ha liderado en instancias continentales como la Comisión Evangélica Latinoamericana de Educación Cristiana, como su presidente. A través de la presidencia en el Consejo Latinoamericano de Iglesias por varios años y en su tarea como obispo metodista en Costa Rica y Argentina. Su envolvimiento en el MEDH y en múltiples instancias, foros, talleres y jornadas en todo el continente americano, lo distinguen como una figura de indiscutible integridad y verticalidad en la defensa de la vida y la promoción de los derechos humanos. Ha de recordarse su producción poética e himnológica, que cruzando fronteras, lo ha convertido en un vaso convocante por la justicia y la paz. [3] A sus 90 años el Obispo Pagura sigue incansable e inclaudicable en su compromiso en pro de los derechos humanos.
Estos ejemplos nos sirven para destacar que sí hubo un liderato eclesiástico y teológico que se esforzó, y en ocasiones sufrió la persecución y la intimidación de los militares argentinos, por su decidida entrega en defensa de la vida y la causa justa. Es posible afirmar que hubo una perspectiva profética responsable, con una ética pertinente en tiempos sombríos. Ello mantuvo viva la llama de la esperanza. Como lo afirmara este cántico universal del Obispo Federico Pagura:
Por eso es que hoy tenemos esperanza, por eso es que hoy luchamos con confianza el porvenir en esta tierra mía
[1] Adolfo Pérez Esquivel, Christ in a Poncho. Testimonials of the Non-Violent Struggles in Latin America (Maryknoll: Orbis Books, 1982).
[2] AA. VV. Fe, compromiso y teología. Homenaje a José Míguez Bonino (Buenos Aires: ISEDET, 1985). En este libro hay varias referencias al compromiso del Dr. Míguez y su tarea pionera en el área de los derechos humanos. El propio Dr. Míguez hace referencia a su compromiso y actividad en la promoción y defensa de los derechos humanos en Guillermo Hansen, ed. El silbo ecuménico del Espíritu. Homenaje a José Míguez Bonino en sus 80 años (Buenos Aires: ISEDET, 2004), 433.
[3] Recientemente se han publicado sus memorias en un tomo definitivo editado por Carlos Sintado y Manuel Quintero, Federico Pagura, Alborada de la esperanza (Quito: CLAI, 2013).