Muros o abrazos
Construye tu muro.
Treparemos sobre él
y te abrazaremos como a un hermano, como a una hermana.
Cava tu foso.
Cruzaremos de algún modo
y te compartiremos nuestro pan y nuestro vino.
Enciérrate en tu pequeño mundo de privilegios.
Abriremos las rejas y te enseñaremos la dicha que genera el convivir.
Ensancha la grieta.
Aprenderemos a construir puentes y te hablaremos de diversidad.
Embriágate de miedos.
No beberemos de esa copa, sino de aquella que desborda solidaridad.
Drógate con más consumismo.
Quizá algún día descubras que el mero acumular no es suficiente para alcanzar plenitud.
Justifícate en tu religión.
Te invitaremos a cantar canciones de encuentro, de libertad, de vida, de justicia, de paz.
Edifícate un templo para tu fe exclusiva.
Y te contaremos del Dios de Jesús, el de los caminos abiertos y los horizontes amplios.
Escupe tu veneno xenófobo.
Seguiremos creyendo en la riqueza de los colores y de los matices.
Construye tu muro.
Usa tu poder, tu fuerza, tu dinero.
Transparenta tu rencor, tus temores, tu alma vacía de compasión.
Haz evidentes tus intenciones de un mundo para pocas personas.
Tu odio no logrará transformarnos,
no justificaremos tu violencia,
no haremos nuestro tu discurso,
no devolveremos insulto por insulto,
no nos convertiremos en iguales…
Construye tu muro.
Uno, dos, tres. Todos los que quieras.
Y treparemos esos muros, todos los muros, cada muro.
Una y otra vez.
E iremos a tu encuentro y te abrazaremos.
Buscaremos las grietas y persistiremos en sembrar en ellas
semillas de amor y de ternura,
aquellas capaces de hacer florecer mundos nuevos,
donde quepamos todos y todas.
Gerardo Carlos C. Oberman, 2017
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