Acerca del Cardenal Arzobispo de Barcelona, Lluis Sistach, y el Gobierno del Partido Popular
No me lo acabo de creer, pero es verdad. La realidad se impone. Por una parte la falta de sensibilidad de la jerarquía católico romana barcelonesa, y por otra la injusticia del Gobierno español hacia las minorías religiosas.
Hablemos de lo primero. El próximo lunes se celebrará en la barcelonesa Sagrada Familia un funeral por las víctimas de la catástrofe del vuelo de Germanwings. Los fallecidos pertenecían a diferentes confesiones religiosas. Tanto Francia como Alemania mostraron una sensibilidad exquisita al celebrar actos ecuménicos o multirreligiosos en recuerdo de las víctimas, respetando así las diferentes creencias de los familiares. Sin embargo en Cataluña la jerarquía “is different”, tal y como España era diferente en tiempos que no me gusta recordar. El Sr. Sistach, Cardenal Arzobispo de Barcelona, es incapaz, hasta hoy, de atender al ruego del Gobierno catalán, y a las cartas de algunos familiares de las víctimas para que el acto a celebrar las tenga en cuenta, y sea un acto donde se muestre respeto a las creencias de las personas, y a la diversidad catalana. El Sr. Sistach no está por la labor. Lejos está su espíritu del talante que hasta ahora ha mostrado su “jefe”, el Papa Francisco.
A lo más a lo que llega el sr. Sistach es a “permitir” que al final de la misa tomen la palabra, como figurantes de una mala obra cinematográfica, representantes de diferentes confesiones religiosas. ¡Cuánta amabilidad fraterna por parte del Sr. Sistach! Y es que cosas así no favorecen el diálogo ecuménico e interreligioso. Roma sigue siendo Roma, pese a quien pese. Si yo estuviera en la piel de los que tuvieran que tomar la palabra al final de la ceremonia, me negaría. Y me negaría por respeto a las víctimas y a su familiares.
Por otra parte el Gobierno español sigue mostrando insensibilidad hacia los pastores protestantes a los que durante el franquismo se les negó cotizar a la Seguridad Social por no reconocer su estatus profesional. Así eran las cosas en aquellos tiempos oscuros. Hoy, después de más de treinta años de democracia, y a pesar del dictamen del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, y a las cartas enviadas al Gobierno español por diferentes instituciones europeas protestantes, la situación de nuestros pastores o sus viudas sigue siendo la misma. Siguen sin percibir una pensión del estado.
La abogacía del Estado, suponemos que siguiendo directrices del Gobierno popular, realizan maniobras dilatorias, o muestran un desconocimiento absoluto de la realidad protestante, cuando “defienden” al Estado, en los diferentes juicios a los que la Iglesia Evangélica Española ha acudido para reivindicar los derechos que sus pastores jubilados tienen a una pensión. La pobreza y la indiferencia del Estado español se hace patente para sustraer de sus derechos a unas personas que a nivel monetario significaría una auténtica minucia para las arcas españolas.
Todo parece indicar que en este país llamado España, las cosas siguen igual que antaño. Tanto para la jerarquía católica barcelonesa en su cerrazón mental, como para el Gobierno del Partido Popular con su negativa a solucionar un problema que lleva sobre su mesa excesivo tiempo. Vamos, una situación para derramar lágrimas por este maltratado país, y por sus minorías religiosas.
- «Evité decirles, —verás, saldrás de esta—» - 28/10/2022
- Predicadores del “camino estrecho” | Ignacio Simal - 30/09/2022
- ¿La soledad del pastor? Deconstruyendo el tópico | Ignacio Simal - 16/09/2022