NO SÓLO DE CANCIONES VIVE *EL HOMBRE
Este artículo fue publicado anteriormente en Protestante Digital el 6-9-19.
En alusión a los que vanamente nos engloriamos en los cultos durante el considerado tiempo de alabanza.
Lo proclamo. No sólo de canciones vive el hombre, aunque se mezclen las llenas con las huecas en el mismo saco, todas a la vez, porque en su conjunto inflarán un globo fatuo presto a suicidarse contra la aguja cercana llamada vacuidad.
Es así. No sólo de canciones vive el hombre, no es condición esencial para su ánima; sí necesario, no primordial. Es, sin duda alguna, el mensaje certero del Espíritu el que quebranta, arrima, une, eleva el ímpetu, las ganas de servir, amar, perdonar y aceptar a todos por igual.
Es cierto. No sólo de canciones vive el hombre que con fuerza vocea convencido de que, aunque su corazón está en la Tierra, sus notas musicales se alzarán al infinito, y a la vez huye y no quiere enfangarse y rehúsa cometer errores para no mancharse y quiere lograr, al mismo tiempo distinguir, en mitad de la tiniebla, la voluntad del Ser más grande.
De ninguna manera. No sólo de canciones vive el hombre, no debe, mientras cierra los ojos y se enfunda el corazón ante el dolor, la miseria, el desprecio, la impotencia. Mientras lo ajeno no le importa. Mientras observa, de brazos cruzados, la oscuridad del mal sin inmutarse. Mientras las cuencas de sus ojos no se humedecen ante el padecimiento.
Lo confirmo. No sólo de canciones vive el hombre si a la vez marca fronteras, valla parcelas, cierra postigos, echa candados, cierra las puertas, los ojos, los oídos y la lengua.
Así lo creo, así lo digo. No sólo de canciones vive el hombre si mira de reojo al de su izquierda, si no habla a quien se sienta a su derecha, si las circunstancias de quien está delante y las de quien está detrás no le afectan ni desgarran sus entrañas.
Me reafirmo. No sólo de canciones vive el hombre si no es capaz de alegrarse con las alegrías que salpican el alma de cualquiera, si reniega de la carcajada, si no es capaz de reírse de su sombra.
Me mantengo. No sólo de canciones vive el hombre si no permite que los sueños trastoquen cada uno de sus pensamientos, si mata la ilusión por creerla deshonesta, si no deja que la esperanza se le haga presente a todas horas.
Me duele. No sólo de canciones vive el hombre si, a pesar de la resurrección de Cristo, su muerte no le aflige, si no se mancha por completo en la sangre del Cordero de Dios que todo lo perdona.
Meditemos. No sólo de canciones vive el hombre.
*El hombre y por supuesto mujer, sin lugar a duda, sin duda en cualquier lugar.
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