«Entonces el jefe de los sacerdotes se puso en pie y le preguntó a Jesús: ¿Oíste bien de qué te acusan?, ¿qué puedes decir para defenderte? Pero Jesús no respondió nada, sino quedó callado. El jefe de los sacerdotes volvió a preguntarle: ¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Dios que todos adoran? Jesús le respondió: Así es” (Marcos 14:60-62)
Todas las versiones bíblicas en ingles (21) y en español (7) que he consultado coinciden en esta afirmación de Jesús en el evangelio de Marcos, una afirmación que Jesús no hace en ninguno de los evangelios sinópticos abiertamente durante su ministerio hasta este momento. De hecho, algunas versiones bíblicas incluso lo escriben en mayúsculas, “I AM”, “YO SOY”, conectando esta afirmación de Jesús, casi al final de su ministerio, con el famoso YO SOY del evangelio de Juan. Y algunas no se conforman con poner YO SOY, sino que también escriben antes la palabra “SI”, por si quedaban dudas de lo que Jesús estaba diciendo. Y la pregunta que yo quiero hacer es: ¿Es verdad que Jesús afirmó con sus labios ser el Mesías?
En la serie que he acabado recientemente acerca de los evangelios sinópticos expliqué la necesidad de estudiar estos evangelios en paralelo, leyendo el mismo texto en los tres evangelios para ver si existen diferencias y sacar conclusiones acerca de lo que ocurrió realmente. (Soy consciente de que lo que ocurrió realmente importa bien poco a algunos cristianos, pero confío en que algunos habrá a quienes importe.) Si nos lanzamos a hacer esta lectura sinóptica que propongo, entonces hemos de comparar el texto de Marcos que he puesto más arriba con sus paralelos, Mateo 26:64 y Lucas 22:70. En Mateo Jesús no dice “YO SOY”, y mucho menos, “SI, YO SOY”. Lo que dice es: “Tú lo has dicho”. La Reina Valera de 1995 pone en sus notas a pie de página en referencia a estas palabras: “Tú lo has dicho: respuesta enigmática, que puede significar Eres tú quien lo dices o Así es, como tú lo has dicho”. Como vemos, según la mayoría de las versiones bíblicas el autor de Mateo recoge una respuesta ambigua que puede querer decir, al menos, dos cosas distintas.
Por otro lado, en el evangelio de Lucas Jesús responde: “Vosotros decís que yo soy”. Es decir, que este evangelio concuerda con el de Mateo al ofrecer una respuesta ambigua en lugar de un “SI” claro. Así que, ¿qué dijo Jesús?, ¿afirmó claramente que era el Mesías, o respondió de forma ambigua como solía hacer a menudo? Si recordamos lo que se dijo en la serie de los sinópticos, es probable que los autores de Mateo y Lucas hubieran tenido y usado alguna versión del evangelio de Marcos al escribir sus evangelios. Si esto fue así, ¿cómo podemos explicar el hecho de que parezca que los autores de Mateo y Lucas han cambiado la única afirmación clara y directa que Jesús hace en su ministerio de que es el Mesías para convertirla en una frase ambigua, cuando sabemos que la tendencia de los escribas y copistas de los textos bíblicos era la contraria, la de transformar textos ambiguos en afirmaciones claras?
La solución a este dilema no es muy complicada. Más arriba dije que la mayoría de la versiones bíblicas recogen una afirmación clara en Marcos 14:62. Sin embargo, la crítica textual no funciona de forma democrática, contando cuantas versiones dicen cierta cosa y aceptando el texto que más citas tiene. En el caso de este texto, un análisis de los manuscritos nos ayuda a entender lo que probablemente ocurrió durante el proceso de transmisión de esta frase. Lo cierto es que el texto de Marcos 14:62 no es estable en los manuscritos, como era de esperar. Existen al menos un códice y una familia de manuscritos minúsculos que recogen la versión ambigua de esta frase, la de Mateo y Lucas, en Marcos 14:62 también. Es probable, por tanto, que esta hubiera sido la versión textual inicial en Marcos, la que usaron los autores de Mateo y Lucas, y que más tarde dicha versión fuese cambiada por algún copista de Marcos para eliminar la ambigüedad, como se acostumbraba a hacer.
Si repetimos este ejercicio cada vez que encontramos un texto de este tipo en los evangelios sinópticos, encontramos el mismo fenómeno una y otra vez: frases ambiguas fueron transformadas en afirmaciones claras para poner en labios de Jesús cosas que nunca dijo. Las evidencias textuales sugieren que Jesús nunca afirmó de forma directa ser el Mesías en ninguno de los evangelios sinópticos. Es posible que Jesús creyera ser el Mesías. Es posible que Jesús hubiera actuado como el Mesías. Es posible que algunos que vivieron a su alrededor percibieron que era el Mesías. Todo esto tiene cierta base en los textos bíblicos. Pero lo que no podemos derivar de los evangelios sinópticos, al menos cuando hacemos un estudio serio de los textos, es que Jesús hubiera afirmado de forma directa ser el Mesías. Toda la evidencia apunta a lo contrario, a que tanto los creadores de los evangelios como los copistas posteriores echaron en falta dicha afirmación e intentaron crearla por medio de pequeños cambios. Después de todo, su fe les decía que así era.