En numerosas ocasiones, cuando me lanzo a escribir o hablar sobre algún texto o libro dudoso de la Biblia, siempre hay alguien que intenta ‘solucionar’ el problema aludiendo al carácter inspirado de la Biblia.‘Pero, ¿acaso no es ese texto dudoso Palabra de Dios, inspirado, infalible y sin error?’, se me pregunta, esperando que si la respuesta es ‘sí’ el problema se desvanezca. Lo irónico de este asunto es que estos adjetivos que a menudo se otorgan a la Biblia con afán de alzarla a una posición de intocable tienen un significado muy confuso, si es que tienen alguno. Porque, ¿qué quiere decir realmente que una colección de libros como la Biblia sea Palabra de Dios?
Empecemos primero por lo que no puede querer decir. No puede querer decir que la Biblia no contenga error (ya que lo contiene). No puede querer decir que todos los textos de la Biblia sean igualmente importantes o iluminen de la misma manera el mensaje de salvación de Dios (ya que no es así). No puede querer decir que todas las partes en las que se ordena algo tengan que ser obedecidas (no conozco ningún cristiano que crea esto). No puede querer decir, y aquí entro en terreno un poco más peligroso, que tenga a Dios por autor, en el sentido estricto de la palabra (la mayoría de los cristianos aceptan que Dios no escribió la Biblia ‘de su puño y letra’ sino que fue escrita por seres humanos), o que Dios dictara la Biblia a sus autores (el término ‘inspiración’ en este caso tampoco aclara mucho).
Si eso es lo que no quiere decir, ¿qué quiere decir entonces? Encuentro extraño que, hasta el día de hoy, cuando he pedido una definición clara a algún cristiano que me ha lanzado este término a la cabeza, nadie me lo haya conseguido aclarar. A menudo me dicen que lo que quiere decir es que Dios ama este libro. O que Dios lo usa para convertir o hablar a gente. O que Dios ha permitido que llegue hasta nosotros. O que la Biblia apunta, como ningún otro libro jamás escrito, al mensaje de salvación de Dios. Y todo esto me parece bien. Y si esto es lo que se quiere decir, no tengo problemas con el término. Pero también es importante reconocer que ninguno de estos significados hace que los problemas que encontramos con muchos textos o libros de la Biblia se desvanezcan.
Sería aconsejable que los cristianos seamos claros a la hora de hablar. Cuando ciertas afirmaciones teológicas se convierten en cáscaras huecas, sin ningún contenido claro y preciso, acaban siendo usadas para tapar cualquier cosa. Y con el tiempo se convierten en etiquetas cuyo significado la gente cree conocer pero cuya única función es la de simplemente etiquetar (que no identificar) cristianos. Y tarde o temprano, porque eso es lo que pasa, acaban encontrando un lugar de nuestras declaraciones de fe. Y en cuanto te descuidas un poco, un día aludes desde un púlpito a las diferencias entre los evangelios, o a las cartas falsificadas del N.T., o a la teoría de la evolución, y te encuentras sin darte cuenta en medio de un consejo de guerra donde las únicas armas que tus enemigos tienen contra ti son precisamente estas cáscaras, sin significado, pero con un tremendo poder para destruir.