Insumos para el mes de la reforma a partir de la Asamblea General de Unificación de la Comunion Mundial de Iglesias Reformadas.
El año 2009 las iglesias reformadas de todo el mundo, celebramos de diversas maneras el jubileo de Juan Calvino, lo que significó una buena oportunidad para profundizar sobre la vida y obra del reformador del siglo XVI, y revisar su legado para nuestras iglesias así como la vigencia de su mensaje para el mundo del siglo XXI. En este año 2010, la familia reformada mundial se dio cita en el Calvin College y Calvin Theological Seminary en Grand Rapids, Michigan, para celebrar la Asamblea General de Unificación de la Alianza Reformada Mundial (WARC por sus siglas en inglés) y el Consejo Ecuménico Reformado (REC por sus siglas en inglés) y formar así una nueva organización que representa a más de 80 millones de cristianos reformados de todo el mundo: la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR, sus siglas en inglés son WCRC).
Esto nos da otra oportunidad para continuar con la tarea de profundizar y actualizar el significado de la herencia reformada a la luz de los múltiples desafíos que enfrentamos para dar respuesta y testimonio fiel del Evangelio en un mundo que se encuentra altamente tecnificado y en continuo cambio cultural, pero también con muchas y diversas crisis sociales, ecológicas, económicas, militares, raciales, etc., sin descartar las múltiples injusticias y sufrimientos que esto implica para un gran número de personas en todo el orbe. Crisis que no son ajenas a la iglesia, al contrario, tiene consecuencias directas e incluso responsabilidades para su misión y que debe asumir si quiere seguir siendo una iglesia reformada.
Durante los días que duró la Asamblea y que tuve el privilegio de representar a la Iglesia Evangélica Española, los ahí presentes (unos 950 delegados de todo el mundo) dialogamos sobre las consecuencias y retos que todos estos desafíos presentan a la vida de la iglesia, pero también la oportunidad para que ésta se deje guiar por el Espíritu y ser fiel al testimonio del evangelio de Jesús, con la impostergable necesidad de replantearse pertinentemente su misión y su ser iglesia para el siglo XXI. En la Asamblea tuvimos ponencias, documentos de estudio y diversos momentos de reflexión, la mayoría de estos documentos se encuentran on-line en la página de oficial de la CMIR (http://www.reformedchurches.org/aboutus-spanish.html). Los retomo ahora con una reflexión personal y con miras al mes de la Reforma, y proponer una serie de estudios para esas cinco semanas de octubre.
I.- CONFESION DE ACCRA. 45 NUEVAS TESIS PARA UN CAMBIO EN LA IGLESIA Y EL MUNDO. (La confesión de ACCRA se encuentra on-line en: http://www.reformedchurches.org/docs/AccraConfession-Espanol.pdf).
El 31 de octubre de 1517 Martín Lutero clavó sus 95 tesis en las puertas de la iglesia del Palacio de Wittenberg. Ahí se tenían guardadas una serie de reliquias de “santos”, y que la gente creía que al contemplarlas obtendría algún milagro o incluso la absolución de sus pecados. Las tesis de Lutero iban en contra de la venta de indulgencias y fueron una severa crítica a todo aquello que se presentaba como un medio para “salvar” al ser humano y negaba la gracia de Dios. (La tesis 52 dice: “Vana es la confianza en la salvación por medio de una carta de indulgencias, aunque el comisario y hasta el mismo Papa pusieran su misma alma como prenda”).
Hasta hace muy poco, hasta la crisis financiera mundial del año pasado, se presentaba un modelo económico como el único modelo que podría “salvar” al mundo, terminar con la pobreza y acabar con la injusticia económica a nivel mundial, era el modelo neoliberal. Los medios oficiales y los gobiernos habían puesto, retóricamente, sus esperanzas en dicho modelo económico y ante la pobreza y las injusticias, así como la profunda brecha entre ricos y pobres se declaraba de manera dogmática, casi como un fundamentalismo religioso, que la aplicación de ese modelo sería la solución para esos problemas, era una nueva indulgencia que prometía el cielo de la prosperidad y el bienestar a los condenados de la tierra.
Con una sensibilidad para leer los signos de los tiempos y con una voz profética, la Alianza Reformada Mundial reunida en la ciudad de Accra en 2004, formuló una confesión de fe, conocida como la Confesión de ACCRA. Esta confesión es una respuesta de la ARM en su responsabilidad pastoral ante las consecuencias de explotación e injusticia que dicho modelo económico generaba tanto en lo social, lo económico y lo ecológico. Esta confesión estuvo presente, fue un presupuesto de la reunión en Grand Rapids y se encuentra detrás de la mayoría de los documentos, ponencias y discusiones que se tuvieron en la Asamblea, por ello es que inicio estas reflexiones retomado ACCRA. La Confesión en su primer parágrafo dice así:
En respuesta al urgente llamamiento de la región del África austral, reunida en 1995 en Kitwe, a reconocer la urgencia cada vez mayor de la injusticia económica mundial y la destrucción del medio ambiente, la 23ª Asamblea General (Debrecen/Hungría, 1997) invitó a las iglesias miembros de la Alianza Reformada Mundial a entrar en un proceso de “reconocimiento, educación y confesión” (processus confessionis). Las iglesias, escuchando el clamor de hermanos y hermanas de todo el mundo y mirando la amenaza al don de Dios de la creación, reflexionaron sobre el texto de Isaías 58:6 “…romper las cadenas de la opresión y los yugos de la injusticia, y dejar en libertad a los quebrantados”.
La Confesión de ACCRA deja así en claro el contexto al que quiere dar respuesta: las consecuencias negativas que las políticas de libre mercado estaban trayendo para la vida en la tierra en todas sus dimensiones. El neoliberalismo económico se presentaba en su discurso, como la solución, como la salvación para los problemas de pobreza mundial, pero no pudo sostenerse por mucho tiempo más dicho discurso, pues ya se ha hecho evidente para todos, lo que era para algunos una sospecha y para otros una certeza: que dicho sistema económico no trae bienestar; más bien lo contrario, es un sistema económico que ha mostrado su lado más letal, a tal grado que muchos de los grandes paladines de la defensa de este sistema económico se han deslindado de él. Sin embargo, ha pasado el tiempo y ya van dos años y no hay un cambio en el modelo, antes al contrario, como dice Helis Barrasa Diaz:
Los principales y grandes bancos tanto de USA como de la unión Europea para evitar la quiebra reciben multimillonarias inyecciones del estado (impuestos que pagan los ciudadanos) y aun así no salen de la situación de quiebra en que se hallan (quienes son los responsables), se conoce como la socialización de las pérdidas y la privatización de las utilidades […] Las grandes multinacionales transfieren las sedes de sus fábricas, de un país a otro provocando con ello la pérdida de miles de empleos, todo con la excusa de que es parte de su esfuerzo por recortar miles de millones de gastos en todo el mundo […] Y la gran preocupación es que a los “dueños” de este mundo sus riquezas se les están disminuyendo a ritmo acelerado ya que sus empresas cada día pierden valor en la bolsa. Es decir que si el panorama es oscuro para los que se ha enriquecido con el trabajo de los demás, qué se puede esperar para esa inmensa mayoría pobre, expropiada y explotada[1].
¿Por qué hacer una confesión de fe ante una situación como esta? Por un lado a la confesión de ACCRA tenemos que verla como una declaración contra la idolatría del mercado que se presenta como nueva indulgencia.
Continuando con la denuncia de los profetas y en el mismo sentido que el evangelio identificó a las riquezas con Mamón, y que llevó a declarar a Jesús: “No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24), no es, pues, ninguna novedad que se identifique al afán de enriquecerse a costa de la pobreza de otros una forma idolatría, y un sistema económico global que genera pobreza y muerte en diversos países del mundo, en provecho de otros países que se hacen cada vez más ricos, también es un sistema idolátrico. Y ante un sistema económico mundial que se presenta como un nuevo dios, las iglesias reformadas reunidas en Accra declaran “Hoy venimos a asumir un compromiso de fe (faith commitment)” (paragrafo 4 ACCRA).
Han sido varios los analistas que han descubierto los mecanismos por los cuales los sistemas económicos devienen verdaderas religiones, Walter Benjamin, en un breve pero lucido ensayo ha descrito cuatro aspectos en los que especialmente el capitalismo se ha convertido en una religión, dice:
Hay que ver en el capitalismo una religión. Es decir, el capitalismo sirve esencialmente a la satisfacción de las mismas preocupaciones, penas e inquietudes a las que daban antiguamente respuesta las denominadas religiones. La comprobación de esta estructura religiosa del capitalismo, no sólo como forma condicionada religiosamente (como pensaba Weber), sino como fenómeno esencialmente religioso, nos conduciría hoy ante el abismo de una polémica universal que carece de medida[2].
¿Cuál es la articulación que tiene el capitalismo que lo hace un sistema religioso? Según Benjamin, capitalismo es una religión de culto, quizá la más extrema que jamás haya existido; un culto de duración es permanente, es decir, no está limitado a un día de la semana; es un culto sin freno y sin fronteras, una “orgía del consumo”; el capitalismos es un culto que más que liberar, culpabiliza y condena, participar de ese culto engrandece la conciencia de culpa; el capitalismo es un sistema que oculta a Dios[3]. Es por ello que hemos hecho alusión a las tesis de Lutero contra las indulgencias, estas se presentaban como medios de salvación, que alejaban u ocultaban a los seres humanos la gracia de Dios y por otro lado, ocultaban a Dios, usurpaban su lugar. El sistema económico imperante es un sistema que hace que las iglesias reformadas, al leer los signos de los tiempos descubran que estos:
se han vuelto más alarmantes y hemos de interpretarlos. Las causas subyacentes de los tremendos peligros para la vida son, sobre todo, producto de un sistema económico injusto defendido y protegido mediante la fuerza política y militar. Los sistemas económicos constituyen una cuestión de vida o muerte” (ACCRA, parágrafo 6) [… y parte del parágrafo 7 dice] vivimos en un mundo escandaloso que niega el llamamiento de Dios a la vida para todas las personas. Los ingresos anuales del 1 por ciento de los más ricos del mundo equivalen a los del 57 por ciento de los más pobres. Cada día, 24.000 personas mueren a causa de la pobreza y la malnutrición. La deuda de los países pobres sigue creciendo aunque hayan reembolsado múltiples veces las sumas originalmente prestadas.
El sistema económico neoliberal se ha transformado pues en un sistema de muerte, de opresión, de pobreza, y explotación extrema que deja a gran parte de la humanidad en la periferia del mundo, excluida y con pocas posibilidades de alcanzar al vida plena; además es un sistema económico que al ver a la creación como materia prima, acarrea terribles consecuencias para el medio ambiente que ya estamos viviendo.
El neoliberalismo, es un sistema económico religioso, como hemos visto con W. Benjamin, pero además es un sistema religioso fundamentalista, fanático y radical. Como lo bien lo ha descrito Juan José Tamayo-Acosta[4], el neoliberalismo es un sistema de creencias: el mercado suplanta a los dioses monoteístas y se apropia de sus atributos, el mercado es pues, omnipotente, es omnipresente, es omnisciente y lo provee todo. Además es un dios celoso, no admite rival. La religión del mercado nos indica Tamayo-Acosta, tiene sus templos sagrados, los bancos, “a cuyos mostradores y ventanillas se acercan los clientes con el mismo respeto y haciendo las mismas reverencias que las personas creyentes de los templos”[5]; es una religión que practica sacrificios, en cuyos altares, a diario se sacrifican vidas humanas, especialmente la de los pobres y excluidos, y la del medio ambiente. Pero eso sí, contraria a la fe cristiana, el neoliberalismo, no perdona las deudas, sino que exige el pago hasta el último centavo[6]. La confesión de ACCRA declara cosas muy semejantes sobre el neoliberalismo, dice en sus parágrafos 9 y 10:
9. Esta crisis guarda relación directa con la implantación de la globalización económica neoliberal que se basa en los siguientes principios: la competencia ilimitada, el consumismo y la acumulación de riquezas y el crecimiento económico desmedidos son mejor para el mundo entero; la posesión de la propiedad privada no conlleva ninguna responsabilidad social; la especulación con el capital, la liberalización y la desregulación del mercado, la privatización de los servicios públicos y los recursos nacionales, el acceso sin restricciones para las inversiones e importaciones del extranjero, impuestos más bajos y el libre desplazamiento del capital van a producir riquezas para todos; las obligaciones sociales, la protección de los pobres y los más débiles, los sindicatos y las relaciones interpersonales quedan subordinados a los procesos de crecimiento económico y acumulación de capital.
10. Se trata de una ideología que aduce que no hay otra alternativa y exige una cadena interminable de sacrificios a los pobres y a la creación. Promete la falacia de salvar el mundo mediante la creación de riqueza y prosperidad, se atribuye la soberanía sobre la vida y se exige una lealtad total que equivale a idolatría.
La tercera parte de la confesión de ACCRA continúa con la sección llamada “Confesión de fe (confession of faith) frente a la injusticia económica y la destrucción del medio Ambiente” (parágrafos 15-36), aquí se pasa de la lectura de los signos de los tiempos a un alzar la voz ahora para declarar la fe de la iglesia, en dos de los parágrafos de esta sección dirá entonces:
17. Creemos en Dios, Creador y Sustentador de toda la vida, que nos llama asociados en la creación y redención del mundo. Vivimos bajo la promesa de que Jesucristo vino para que todos tengan plenitud de vida (Jn 10:10). Guiados y sostenidos por el Espíritu Santo nos abrimos hacia la realidad de nuestro mundo.
18. Creemos que Dios es soberano sobre toda la creación. “De Jehová es la tierra y su plenitud” (Sal 24:1).
Aquí ACCRA retoma un punto neurálgico de la teología reformada, que pone en el centro no solo un interés político y menos aun, ideológico, sino que el centro mismo de la declaración proviene del Evangelio, del testimonio de las Escrituras y afirma que Dios es Soberano, que es el sustentador de la vida y que Jesucristo ha venido para darnos plenitud de vida. Peter Bukowski, también lo expresa cuando al reflexionar sobre la predicación de la iglesia a la luz de los desafíos de ACCRA comenta que, “el hecho es que para nosotros los cristianos al estar de pie por la justicia, no es una cuestión de ideología política, sino la respuesta a las propias palabras y hechos de Dios y que nos dan su testimonio, a través de lo cual nosotros por fe vivimos”[7]. Esto es importante, ya que teniendo como fundamento el evangelio la iglesia reformada es capaz de responder desde ahí a la situación crítica de los signos de los tempos, de este modo, ACCRA dirá que:
En consecuencia, rechazamos (reject) el orden económico mundial actual impuesto por el capitalismo neoliberal global y todo sistema económico, con inclusión de las economías planificadas absolutas que cuestionen el pacto de Dios y excluyan de la plenitud de vida a los pobres, los vulnerables y toda la creación. Rechazamos toda pretensión de imperio económico, político y militar que subvierta la soberanía divina sobre la vida y atente contra el justo reinado de Dios. (Parágrafo 19).
Este rechazo contundente a un sistema económico como el neoliberalismo es importante, sobre todo al ser una confesión de las iglesia Reformadas que, malamente se las han identificado con el capitalismo desde los estudios de M. Weber e incluso el mismo W. Benjamin dirá que “En tiempos de la Reforma el cristianismo no favoreció el advenimiento del capitalismo, sino que se transformó en él”. Esta confesión de las iglesias reformadas es una denuncia contra el sistema neoliberal, sirva pues como deslinde de una vez por todas de ese falso matrimonio con el capitalismo y la reforma. Debemos recordar que la teología de Calvino es una teología impulsada, no por intereses propiamente económicos, sino en términos de la misión de la iglesia lo cual le llevó a considerar lo económico, lo político y lo social dentro de su teología pero teniendo como punto central la misión y el testimonio de la iglesia y en su responsabilidad pastoral es que desarrolló una teología de la economía que Ofelia Ortega resume bien en siete puntos:
Los bienes materiales y el dinero son instrumentos de la gracia de Dios; Dios ha provisto los dones materiales para la vida; El dinero puede convertirse en Mamón (Dios) a no ser que está bajo el control de Dios; La economía humana necesita regulación debido a la depravación de la naturaleza humana; La economía debe estar al servicio de la vida; La economía debe ser “economía de la amistad” con los pobres; gracia y amor deben ser la base espiritual de la actividad económica[8].
Las iglesias reformadas apelan con esta declaración por una “alianza por la justicia” que es el título de la cuarta y última parte de la confesión (parágrafos 37 a 42). Con esta alianza la iglesia se identifica con todos los grupos, organizaciones civiles y eclesiales y con todos los que trabajan por la justicia, la equidad y la vida en todos los ámbitos. Esto es esperanzador porque es la invitación, pero también el desafío a que la iglesia no se anquilose dentro de sí misma, sino que siendo fiel al Espíritu, se dirija con esperanza más allá de sí misma, más allá incluso de las relaciones que entre las diversas iglesias reformadas a nivel mundial puedan tener, incluso más de la labor que se puede realizar en este sentido con los grupos ecuménicos, está la oportunidad de caminar, y trabajar con todos los que buscan la paz y la justicia en cada región, ACCRA en el parágrafo 41 hace así el llamado: “La Asamblea General compromete a la Alianza Reformada Mundial a trabajar junto con otras comuniones, la comunidad ecuménica, la comunidad de otros credos, los movimientos civiles y populares que luchan por la justicia económica y la integridad de la creación y hace un llamamiento a nuestras iglesias miembros para que hagan lo mismo“, por ahí vendrá, considero, la reforma de la iglesia, en la medida en que estemos abiertos a andar con otros y aprender.
Esta confesión, desde luego no pretende ser una confesión que abarque todos los temas que quisiéramos, de hecho en un examen más profundo de ella, como el que ha realizado Dan González[9] nos muestra que hay temas pendientes como el de género, el de migración, los pueblos indígenas, etc. Por ello es que debemos seguir con el trabajo en nuestro contexto, en nuestras comunidades pero abiertas a otros. Queremos caminar unidos, que el mundo sea uno, que los cristianos sean uno, pero la unidad no viene sin justicia, y si no trabajamos juntos por alcanzarla, la unidad, si se da, no será más que el cumplimiento de una orden militar[10], no lo olvidemos; la unidad real es la que viene por la búsqueda en conjunto de la justicia, es pues un resultado; por otro lado, queremos y procuramos la paz, no podemos hablar de ella y buscarla sin demandar justicia como nos recuerda el texto bíblico “El fruto de la justicia será la paz” Isaías 32:17. Esta unidad, esta justicia y esta paz que sean para que todos tengan plenitud de vida.
Sugerencias para profundizar en el mes de la reforma (o cualquier otro…).
Algunas cosas que se me ocurren que podemos hacer para profundizar en este tema son:
- Distribuir la Confesión de Accra en nuestras comunidades (y a otros grupos sociales y ONG´s) y leerla en grupos pequeños o bien tener un estudio en la iglesia o en algún otro lugar.
- En el texto que hemos estado citando de Desafiad@s…. Desafiando, el último capítulo tiene diversos recursos litúrgicos que se pueden usar para el integrarlos en los tiempos de estudio o incluso en un culto dominical del mes de la reforma. Pero en las demás secciones del texto hay una serie de preguntas y reflexiones que enriquecerían mucho los encuentros.
- Podrían hacerse invitaciones para que la gente nos acompañara en los días de encuentro y estudio sobre este tema haciendo preguntas e invitándoles a un tiempo de reflexión abierta. Hacer pequeños carteles con enunciados y preguntas: desempleo, hipotecas, fin de mes o quincena, recortes sociales, salud, educación, deforestación, contaminación, energía, basura, consumismo,…? ¿La crisis económica que estamos viviendo se debe solo a malos manejos del dinero? ¿Por qué hay cada vez más pobreza y hambre en el mundo? ¿Sabías que el neoliberalismo económico es un sistema religioso? ¿Cuáles son las cosas que impiden la paz? ¿El evangelio tendrá algo que decirnos sobre la crisis económica? ¿Tiene algo que ver la economía con la fe ¿Qué podemos hacer para cambiar toda esta situación? ¿qué cosas están en nuestras manos para hacer? Los gobiernos y los responsables de la economía a nivel local y mundial ¿qué respuestas nos dan ante las crisis de desempleo? ¿Cuáles son los servicios sociales que nos quitan? Cuáles son los servicios sociales que aun no tenemos? ¿A quién beneficia todo esto? ¿En qué se invierte más? ¿Cuál es el modelo económico que está detrás de todo esto? ¿Hay algo que la fe pueda decir? ¿Qué experiencias tienes?
- En la página de la CMIR, hay varios materiales que podemos usar para las celebraciones de este mes. Se pueden revisar las diversas reacciones y respuestas de las iglesias a la confesión de ACCRA. (Respuesta conjunta de las iglesias de Norte América y el Caribe; de las iglesias suizas, de la iglesia de Holanda, la declaración conjunta de las iglesias del sur de África y las iglesia de Alemania, Se puede ver la declaración de Cartagena, encuentro sobre fe y economía de las iglesias de AIPRAL)
- Retomar la ponencia del último Sínodo de nuestra iglesia “El pan nuestro de cada día” y enriquecerla con la luz de la confesión de ACCRA.
Solo a Dios la Gloria.
[1] HELIS Barras Díaz (vicepresidente de la CMIR para la región de AL) “Recontextualizando la confesión de ACCRA” en JORDAN Roberto, GONZÁLEZ Ortega, Dan, et al. Eds. Desafiad@s… Desafiando. Iglesias de América Latina comprometidas con la confesión de ACCRA. Alianza por la justicia económica y la vida en la tierra. México, CUPSA, CMIR, p. 86.
[2] BENJAMIN, Walter, “El capitalismo como religión”. Trad, Omar ROSAS, Edición on-line http://perso.fundp.ac.be/~ovrosasm/el_capitalismo_como_religion.pdf
[4] Cf. TAMAYO-ACOSTA, Juan José. Fundamentalismo y diálogo entre religiones. Madrid. Trotta. 2004. pp, 99-109.
[6] Cf. Ibid. La descripción de Tamayo-Acosta continúa con los biblistas-inversores del mercado, el alto clero, las tablas de la ley, la culpabilidad del mercado que se encarga constantemente de mantenerte en situación de culpabilidad.
[7] BUKOWSKI, Peter,(Es vicepresidente de la CMIR para la región de Europa) “Preaching on Justice: The Question of the Homiletic Implementation of the Accra Confession” en WASSERLOOS-STRUNK, Martina, Ed. , Break the chains of oppression and the yoke of injustice and let the opressed go free. Europe covenanting for justice. Germany- USA. The World Alliance of Reformed Churches-
The Communion of Reformed Churches in Europe. 2010. p, 15. Traducción personal.
[8] ORTEGA, Ofelia (es presidenta del consejo mundial de Iglesias, y vicepresidenta de la Alianza Reformada Mundial) “Implicaciones misionológicas de la confesión de Accra”, en JORDAN Roberto, GONZÁLEZ Ortega, Dan op cit. pp. 81-82. En este sentido es interesante el trabajo y la propuesta que nos hace Leopoldo Cervantes-Ortiz para un acercamiento a Calvino desde lo económico y social con el análisis de varios calvinólogos en su texto Un Calvino latinoamerciano para el siglo XXI. Notas personales. México, El Faro-CUPSA. 2010. En especial la sección titulada “Etica socioeconómica y policía”.
[9] Cf. GONZALEZ Ortega, Dan “La confesión de Accra: pensamientos en voz alta desde la militancia en la periferia de la Iglesia Reformada Latinoamericana” en Ibid, pp. 23-35.
[10] Cf. Roberto Jordán; “Unity of the Spirit in the bond of Peace Called to make every effort” en Reformed World, Vol, 58, núm 2 y 3, Junio-Septiembre 2008. pp. 151-163. En este texto, de una manera muy lucida, ha expuesto lo que significa trabajar por la unidad y la paz. Este se puede consultar on-line en http://warc.jalb.de/warcajsp/news_file/revistafinal.pdf
Insumos para el mes de la reforma a partir de la Asamblea General de Unificacion de la Comunion Mundial de Iglesias Reformadas.
El año 2009 las iglesias reformadas de todo el mundo, celebramos de diversas maneras el jubileo de Juan Calvino, lo que significó una buena oportunidad para profundizar sobre la vida y obra del reformador del siglo XVI, y revisar su legado para nuestras iglesias así como la vigencia de su mensaje para el mundo del siglo XXI. En este año 2010, la familia reformada mundial se dio cita en el Calvin College y Calvin Theological Seminary en Grand Rapids, Michigan, para celebrar la Asamblea General de Unificación de la Alianza Reformada Mundial (WARC por sus siglas en inglés) y el Consejo Ecuménico Reformado (REC por sus siglas en inglés) y formar así una nueva organización que representa a más de 80 millones de cristianos reformados de todo el mundo: la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR, sus siglas en inglés son WCRC).
Esto nos da otra oportunidad para continuar con la tarea de profundizar y actualizar el significado de la herencia reformada a la luz de los múltiples desafíos que enfrentamos para dar respuesta y testimonio fiel del Evangelio en un mundo que se encuentra altamente tecnificado y en continuo cambio cultural, pero también con muchas y diversas crisis sociales, ecológicas, económicas, militares, raciales, etc., sin descartar las múltiples injusticias y sufrimientos que esto implica para un gran número de personas en todo el orbe. Crisis que no son ajenas a la iglesia, al contrario, tiene consecuencias directas e incluso responsabilidades para su misión y que debe asumir si quiere seguir siendo una iglesia reformada.
Durante los días que duró la Asamblea y que tuve el privilegio de representar a la Iglesia Evangélica Española, los ahí presentes (unos 950 delegados de todo el mundo) dialogamos sobre las consecuencias y retos que todos estos desafíos presentan a la vida de la iglesia, pero también la oportunidad para que ésta se deje guiar por el Espíritu y ser fiel al testimonio del evangelio de Jesús, con la impostergable necesidad de replantearse pertinentemente su misión y su ser iglesia para el siglo XXI. En la Asamblea tuvimos ponencias, documentos de estudio y diversos momentos de reflexión, la mayoría de estos documentos se encuentran on-line en la página de oficial de la CMIR (http://www.reformedchurches.org/aboutus-spanish.html). Los retomo ahora con una reflexión personal y con miras al mes de la Reforma, y proponer una serie de estudios para esas cinco semanas de octubre.
I.- CONFESION DE ACCRA. 45 NUEVAS TESIS PARA UN CAMBIO EN LA IGLESIA Y EL MUNDO. (La confesión de ACCRA se encuentra on-line en: http://www.reformedchurches.org/docs/AccraConfession-Espanol.pdf).
El 31 de octubre de 1517 Martín Lutero clavó sus 95 tesis en las puertas de la iglesia del Palacio de Wittenberg. Ahí se tenían guardadas una serie de reliquias de “santos”, y que la gente creía que al contemplarlas obtendría algún milagro o incluso la absolución de sus pecados. Las tesis de Lutero iban en contra de la venta de indulgencias y fueron una severa crítica a todo aquello que se presentaba como un medio para “salvar” al ser humano y negaba la gracia de Dios. (La tesis 52 dice: “Vana es la confianza en la salvación por medio de una carta de indulgencias, aunque el comisario y hasta el mismo Papa pusieran su misma alma como prenda”).
Hasta hace muy poco, hasta la crisis financiera mundial del año pasado, se presentaba un modelo económico como el único modelo que podría “salvar” al mundo, terminar con la pobreza y acabar con la injusticia económica a nivel mundial, era el modelo neoliberal. Los medios oficiales y los gobiernos habían puesto, retóricamente, sus esperanzas en dicho modelo económico y ante la pobreza y las injusticias, así como la profunda brecha entre ricos y pobres se declaraba de manera dogmática, casi como un fundamentalismo religioso, que la aplicación de ese modelo sería la solución para esos problemas, era una nueva indulgencia que prometía el cielo de la prosperidad y el bienestar a los condenados de la tierra.
Con una sensibilidad para leer los signos de los tiempos y con una voz profética, la Alianza Reformada Mundial reunida en la ciudad de Accra en 2004, formuló una confesión de fe, conocida como la Confesión de ACCRA. Esta confesión es una respuesta de la ARM en su responsabilidad pastoral ante las consecuencias de explotación e injusticia que dicho modelo económico generaba tanto en lo social, lo económico y lo ecológico. Esta confesión estuvo presente, fue un presupuesto de la reunión en Grand Rapids y se encuentra detrás de la mayoría de los documentos, ponencias y discusiones que se tuvieron en la Asamblea, por ello es que inicio estas reflexiones retomado ACCRA. La Confesión en su primer parágrafo dice así:
En respuesta al urgente llamamiento de la región del África austral, reunida en 1995 en Kitwe, a reconocer la urgencia cada vez mayor de la injusticia económica mundial y la destrucción del medio ambiente, la 23ª Asamblea General (Debrecen/Hungría, 1997) invitó a las iglesias miembros de la Alianza Reformada Mundial a entrar en un proceso de “reconocimiento, educación y confesión” (processus confessionis). Las iglesias, escuchando el clamor de hermanos y hermanas de todo el mundo y mirando la amenaza al don de Dios de la creación, reflexionaron sobre el texto de Isaías 58:6 “…romper las cadenas de la opresión y los yugos de la injusticia, y dejar en libertad a los quebrantados”.
La Confesión de ACCRA deja así en claro el contexto al que quiere dar respuesta: las consecuencias negativas que las políticas de libre mercado estaban trayendo para la vida en la tierra en todas sus dimensiones. El neoliberalismo económico se presentaba en su discurso, como la solución, como la salvación para los problemas de pobreza mundial, pero no pudo sostenerse por mucho tiempo más dicho discurso, pues ya se ha hecho evidente para todos, lo que era para algunos una sospecha y para otros una certeza: que dicho sistema económico no trae bienestar; más bien lo contrario, es un sistema económico que ha mostrado su lado más letal, a tal grado que muchos de los grandes paladines de la defensa de este sistema económico se han deslindado de él. Sin embargo, ha pasado el tiempo y ya van dos años y no hay un cambio en el modelo, antes al contrario, como dice Helis Barrasa Diaz:
Los principales y grandes bancos tanto de USA como de la unión Europea para evitar la quiebra reciben multimillonarias inyecciones del estado (impuestos que pagan los ciudadanos) y aun así no salen de la situación de quiebra en que se hallan (quienes son los responsables), se conoce como la socialización de las pérdidas y la privatización de las utilidades […] Las grandes multinacionales transfieren las sedes de sus fábricas, de un país a otro provocando con ello la pérdida de miles de empleos, todo con la excusa de que es parte de su esfuerzo por recortar miles de millones de gastos en todo el mundo […] Y la gran preocupación es que a los “dueños” de este mundo sus riquezas se les están disminuyendo a ritmo acelerado ya que sus empresas cada día pierden valor en la bolsa. Es decir que si el panorama es oscuro para los que se ha enriquecido con el trabajo de los demás, qué se puede esperar para esa inmensa mayoría pobre, expropiada y explotada[1].
¿Por qué hacer una confesión de fe ante una situación como esta? Por un lado a la confesión de ACCRA tenemos que verla como una declaración contra la idolatría del mercado que se presenta como nueva indulgencia.
Continuando con la denuncia de los profetas y en el mismo sentido que el evangelio identificó a las riquezas con Mamón, y que llevó a declarar a Jesús: “No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24), no es, pues, ninguna novedad que se identifique al afán de enriquecerse a costa de la pobreza de otros una forma idolatría, y un sistema económico global que genera pobreza y muerte en diversos países del mundo, en provecho de otros países que se hacen cada vez más ricos, también es un sistema idolátrico. Y ante un sistema económico mundial que se presenta como un nuevo dios, las iglesias reformadas reunidas en Accra declaran “Hoy venimos a asumir un compromiso de fe (faith commitment)” (paragrafo 4 ACCRA).
Han sido varios los analistas que han descubierto los mecanismos por los cuales los sistemas económicos devienen verdaderas religiones, Walter Benjamin, en un breve pero lucido ensayo ha descrito cuatro aspectos en los que especialmente el capitalismo se ha convertido en una religión, dice:
Hay que ver en el capitalismo una religión. Es decir, el capitalismo sirve esencialmente a la satisfacción de las mismas preocupaciones, penas e inquietudes a las que daban antiguamente respuesta las denominadas religiones. La comprobación de esta estructura religiosa del capitalismo, no sólo como forma condicionada religiosamente (como pensaba Weber), sino como fenómeno esencialmente religioso, nos conduciría hoy ante el abismo de una polémica universal que carece de medida[2].
¿Cuál es la articulación que tiene el capitalismo que lo hace un sistema religioso? Según Benjamin, capitalismo es una religión de culto, quizá la más extrema que jamás haya existido; un culto de duración es permanente, es decir, no está limitado a un día de la semana; es un culto sin freno y sin fronteras, una “orgía del consumo”; el capitalismos es un culto que más que liberar, culpabiliza y condena, participar de ese culto engrandece la conciencia de culpa; el capitalismo es un sistema que oculta a Dios[3]. Es por ello que hemos hecho alusión a las tesis de Lutero contra las indulgencias, estas se presentaban como medios de salvación, que alejaban u ocultaban a los seres humanos la gracia de Dios y por otro lado, ocultaban a Dios, usurpaban su lugar. El sistema económico imperante es un sistema que hace que las iglesias reformadas, al leer los signos de los tiempos descubran que estos:
se han vuelto más alarmantes y hemos de interpretarlos. Las causas subyacentes de los tremendos peligros para la vida son, sobre todo, producto de un sistema económico injusto defendido y protegido mediante la fuerza política y militar. Los sistemas económicos constituyen una cuestión de vida o muerte” (ACCRA, parágrafo 6) [… y parte del parágrafo 7 dice] vivimos en un mundo escandaloso que niega el llamamiento de Dios a la vida para todas las personas. Los ingresos anuales del 1 por ciento de los más ricos del mundo equivalen a los del 57 por ciento de los más pobres. Cada día, 24.000 personas mueren a causa de la pobreza y la malnutrición. La deuda de los países pobres sigue creciendo aunque hayan reembolsado múltiples veces las sumas originalmente prestadas.
El sistema económico neoliberal se ha transformado pues en un sistema de muerte, de opresión, de pobreza, y explotación extrema que deja a gran parte de la humanidad en la periferia del mundo, excluida y con pocas posibilidades de alcanzar al vida plena; además es un sistema económico que al ver a la creación como materia prima, acarrea terribles consecuencias para el medio ambiente que ya estamos viviendo.
El neoliberalismo, es un sistema económico religioso, como hemos visto con W. Benjamin, pero además es un sistema religioso fundamentalista, fanático y radical. Como lo bien lo ha descrito Juan José Tamayo-Acosta[4], el neoliberalismo es un sistema de creencias: el mercado suplanta a los dioses monoteístas y se apropia de sus atributos, el mercado es pues, omnipotente, es omnipresente, es omnisciente y lo provee todo. Además es un dios celoso, no admite rival. La religión del mercado nos indica Tamayo-Acosta, tiene sus templos sagrados, los bancos, “a cuyos mostradores y ventanillas se acercan los clientes con el mismo respeto y haciendo las mismas reverencias que las personas creyentes de los templos”[5]; es una religión que practica sacrificios, en cuyos altares, a diario se sacrifican vidas humanas, especialmente la de los pobres y excluidos, y la del medio ambiente. Pero eso sí, contraria a la fe cristiana, el neoliberalismo, no perdona las deudas, sino que exige el pago hasta el último centavo[6]. La confesión de ACCRA declara cosas muy semejantes sobre el neoliberalismo, dice en sus parágrafos 9 y 10:
9. Esta crisis guarda relación directa con la implantación de la globalización económica neoliberal que se basa en los siguientes principios: la competencia ilimitada, el consumismo y la acumulación de riquezas y el crecimiento económico desmedidos son mejor para el mundo entero; la posesión de la propiedad privada no conlleva ninguna responsabilidad social; la especulación con el capital, la liberalización y la desregulación del mercado, la privatización de los servicios públicos y los recursos nacionales, el acceso sin restricciones para las inversiones e importaciones del extranjero, impuestos más bajos y el libre desplazamiento del capital van a producir riquezas para todos; las obligaciones sociales, la protección de los pobres y los más débiles, los sindicatos y las relaciones interpersonales quedan subordinados a los procesos de crecimiento económico y acumulación de capital.
10. Se trata de una ideología que aduce que no hay otra alternativa y exige una cadena interminable de sacrificios a los pobres y a la creación. Promete la falacia de salvar el mundo mediante la creación de riqueza y prosperidad, se atribuye la soberanía sobre la vida y se exige una lealtad total que equivale a idolatría.
La tercera parte de la confesión de ACCRA continúa con la sección llamada “Confesión de fe (confession of faith) frente a la injusticia económica y la destrucción del medio Ambiente” (parágrafos 15-36), aquí se pasa de la lectura de los signos de los tiempos a un alzar la voz ahora para declarar la fe de la iglesia, en dos de los parágrafos de esta sección dirá entonces:
17. Creemos en Dios, Creador y Sustentador de toda la vida, que nos llama asociados en la creación y redención del mundo. Vivimos bajo la promesa de que Jesucristo vino para que todos tengan plenitud de vida (Jn 10:10). Guiados y sostenidos por el Espíritu Santo nos abrimos hacia la realidad de nuestro mundo.
18. Creemos que Dios es soberano sobre toda la creación. “De Jehová es la tierra y su plenitud” (Sal 24:1).
Aquí ACCRA retoma un punto neurálgico de la teología reformada, que pone en el centro no solo un interés político y menos aun, ideológico, sino que el centro mismo de la declaración proviene del Evangelio, del testimonio de las Escrituras y afirma que Dios es Soberano, que es el sustentador de la vida y que Jesucristo ha venido para darnos plenitud de vida. Peter Bukowski, también lo expresa cuando al reflexionar sobre la predicación de la iglesia a la luz de los desafíos de ACCRA comenta que, “el hecho es que para nosotros los cristianos al estar de pie por la justicia, no es una cuestión de ideología política, sino la respuesta a las propias palabras y hechos de Dios y que nos dan su testimonio, a través de lo cual nosotros por fe vivimos”[7]. Esto es importante, ya que teniendo como fundamento el evangelio la iglesia reformada es capaz de responder desde ahí a la situación crítica de los signos de los tempos, de este modo, ACCRA dirá que:
En consecuencia, rechazamos (reject) el orden económico mundial actual impuesto por el capitalismo neoliberal global y todo sistema económico, con inclusión de las economías planificadas absolutas que cuestionen el pacto de Dios y excluyan de la plenitud de vida a los pobres, los vulnerables y toda la creación. Rechazamos toda pretensión de imperio económico, político y militar que subvierta la soberanía divina sobre la vida y atente contra el justo reinado de Dios. (Parágrafo 19).
Este rechazo contundente a un sistema económico como el neoliberalismo es importante, sobre todo al ser una confesión de las iglesia Reformadas que, malamente se las han identificado con el capitalismo desde los estudios de M. Weber e incluso el mismo W. Benjamin dirá que “En tiempos de la Reforma el cristianismo no favoreció el advenimiento del capitalismo, sino que se transformó en él”. Esta confesión de las iglesias reformadas es una denuncia contra el sistema neoliberal, sirva pues como deslinde de una vez por todas de ese falso matrimonio con el capitalismo y la reforma. Debemos recordar que la teología de Calvino es una teología impulsada, no por intereses propiamente económicos, sino en términos de la misión de la iglesia lo cual le llevó a considerar lo económico, lo político y lo social dentro de su teología pero teniendo como punto central la misión y el testimonio de la iglesia y en su responsabilidad pastoral es que desarrolló una teología de la economía que Ofelia Ortega resume bien en siete puntos:
Los bienes materiales y el dinero son instrumentos de la gracia de Dios; Dios ha provisto los dones materiales para la vida; El dinero puede convertirse en Mamón (Dios) a no ser que está bajo el control de Dios; La economía humana necesita regulación debido a la depravación de la naturaleza humana; La economía debe estar al servicio de la vida; La economía debe ser “economía de la amistad” con los pobres; gracia y amor deben ser la base espiritual de la actividad económica[8].
Las iglesias reformadas apelan con esta declaración por una “alianza por la justicia” que es el título de la cuarta y última parte de la confesión (parágrafos 37 a 42). Con esta alianza la iglesia se identifica con todos los grupos, organizaciones civiles y eclesiales y con todos los que trabajan por la justicia, la equidad y la vida en todos los ámbitos. Esto es esperanzador porque es la invitación, pero también el desafío a que la iglesia no se anquilose dentro de sí misma, sino que siendo fiel al Espíritu, se dirija con esperanza más allá de sí misma, más allá incluso de las relaciones que entre las diversas iglesias reformadas a nivel mundial puedan tener, incluso más de la labor que se puede realizar en este sentido con los grupos ecuménicos, está la oportunidad de caminar, y trabajar con todos los que buscan la paz y la justicia en cada región, ACCRA en el parágrafo 41 hace así el llamado: “La Asamblea General compromete a la Alianza Reformada Mundial a trabajar junto con otras comuniones, la comunidad ecuménica, la comunidad de otros credos, los movimientos civiles y populares que luchan por la justicia económica y la integridad de la creación y hace un llamamiento a nuestras iglesias miembros para que hagan lo mismo“, por ahí vendrá, considero, la reforma de la iglesia, en la medida en que estemos abiertos a andar con otros y aprender.
Esta confesión, desde luego no pretende ser una confesión que abarque todos los temas que quisiéramos, de hecho en un examen más profundo de ella, como el que ha realizado Dan González[9] nos muestra que hay temas pendientes como el de género, el de migración, los pueblos indígenas, etc. Por ello es que debemos seguir con el trabajo en nuestro contexto, en nuestras comunidades pero abiertas a otros. Queremos caminar unidos, que el mundo sea uno, que los cristianos sean uno, pero la unidad no viene sin justicia, y si no trabajamos juntos por alcanzarla, la unidad, si se da, no será más que el cumplimiento de una orden militar[10], no lo olvidemos; la unidad real es la que viene por la búsqueda en conjunto de la justicia, es pues un resultado; por otro lado, queremos y procuramos la paz, no podemos hablar de ella y buscarla sin demandar justicia como nos recuerda el texto bíblico “El fruto de la justicia será la paz” Isaías 32:17. Esta unidad, esta justicia y esta paz que sean para que todos tengan plenitud de vida.
Sugerencias para profundizar en el mes de la reforma (o cualquier otro…).
Algunas cosas que se me ocurren que podemos hacer para profundizar en este tema son:
- Distribuir la Confesión de Accra en nuestras comunidades (y a otros grupos sociales y ONG´s) y leerla en grupos pequeños o bien tener un estudio en la iglesia o en algún otro lugar.
- En el texto que hemos estado citando de Desafiad@s…. Desafiando, el último capítulo tiene diversos recursos litúrgicos que se pueden usar para el integrarlos en los tiempos de estudio o incluso en un culto dominical del mes de la reforma. Pero en las demás secciones del texto hay una serie de preguntas y reflexiones que enriquecerían mucho los encuentros.
- Podrían hacerse invitaciones para que la gente nos acompañara en los días de encuentro y estudio sobre este tema haciendo preguntas e invitándoles a un tiempo de reflexión abierta. Hacer pequeños carteles con enunciados y preguntas: desempleo, hipotecas, fin de mes o quincena, recortes sociales, salud, educación, deforestación, contaminación, energía, basura, consumismo,…? ¿La crisis económica que estamos viviendo se debe solo a malos manejos del dinero? ¿Por qué hay cada vez más pobreza y hambre en el mundo? ¿Sabías que el neoliberalismo económico es un sistema religioso? ¿Cuáles son las cosas que impiden la paz? ¿El evangelio tendrá algo que decirnos sobre la crisis económica? ¿Tiene algo que ver la economía con la fe ¿Qué podemos hacer para cambiar toda esta situación? ¿qué cosas están en nuestras manos para hacer? Los gobiernos y los responsables de la economía a nivel local y mundial ¿qué respuestas nos dan ante las crisis de desempleo? ¿Cuáles son los servicios sociales que nos quitan? Cuáles son los servicios sociales que aun no tenemos? ¿A quién beneficia todo esto? ¿En qué se invierte más? ¿Cuál es el modelo económico que está detrás de todo esto? ¿Hay algo que la fe pueda decir? ¿Qué experiencias tienes?
- En la página de la CMIR, hay varios materiales que podemos usar para las celebraciones de este mes. Se pueden revisar las diversas reacciones y respuestas de las iglesias a la confesión de ACCRA. (Respuesta conjunta de las iglesias de Norte América y el Caribe; de las iglesias suizas, de la iglesia de Holanda, la declaración conjunta de las iglesias del sur de África y las iglesia de Alemania, Se puede ver la declaración de Cartagena, encuentro sobre fe y economía de las iglesias de AIPRAL)
- Retomar la ponencia del último Sínodo de nuestra iglesia “El pan nuestro de cada día” y enriquecerla con la luz de la confesión de ACCRA.
Solo a Dios la Gloria.
[1] HELIS Barras Díaz (vicepresidente de la CMIR para la región de AL) “Recontextualizando la confesión de ACCRA” en JORDAN Roberto, GONZÁLEZ Ortega, Dan, et al. Eds. Desafiad@s… Desafiando. Iglesias de América Latina comprometidas con la confesión de ACCRA. Alianza por la justicia económica y la vida en la tierra. México, CUPSA, CMIR, p. 86.
[2] BENJAMIN, Walter, “El capitalismo como religión”. Trad, Omar ROSAS, Edición on-line http://perso.fundp.ac.be/~ovrosasm/el_capitalismo_como_religion.pdf
[4] Cf. TAMAYO-ACOSTA, Juan José. Fundamentalismo y diálogo entre religiones. Madrid. Trotta. 2004. pp, 99-109.
[6] Cf. Ibid. La descripción de Tamayo-Acosta continúa con los biblistas-inversores del mercado, el alto clero, las tablas de la ley, la culpabilidad del mercado que se encarga constantemente de mantenerte en situación de culpabilidad.
[7] BUKOWSKI, Peter,(Es vicepresidente de la CMIR para la región de Europa) “Preaching on Justice: The Question of the Homiletic Implementation of the Accra Confession” en WASSERLOOS-STRUNK, Martina, Ed. , Break the chains of oppression and the yoke of injustice and let the opressed go free. Europe covenanting for justice. Germany- USA. The World Alliance of Reformed Churches-
The Communion of Reformed Churches in Europe. 2010. p, 15. Traducción personal.
[8] ORTEGA, Ofelia (es presidenta del consejo mundial de Iglesias, y vicepresidenta de la Alianza Reformada Mundial) “Implicaciones misionológicas de la confesión de Accra”, en JORDAN Roberto, GONZÁLEZ Ortega, Dan op cit. pp. 81-82. En este sentido es interesante el trabajo y la propuesta que nos hace Leopoldo Cervantes-Ortiz para un acercamiento a Calvino desde lo económico y social con el análisis de varios calvinólogos en su texto Un Calvino latinoamerciano para el siglo XXI. Notas personales. México, El Faro-CUPSA. 2010. En especial la sección titulada “Etica socioeconómica y policía”.
[9] Cf. GONZALEZ Ortega, Dan “La confesión de Accra: pensamientos en voz alta desde la militancia en la periferia de la Iglesia Reformada Latinoamericana” en Ibid, pp. 23-35.
[10] Cf. Roberto Jordán; “Unity of the Spirit in the bond of Peace Called to make every effort” en Reformed World, Vol, 58, núm 2 y 3, Junio-Septiembre 2008. pp. 151-163. En este texto, de una manera muy lucida, ha expuesto lo que significa trabajar por la unidad y la paz. Este se puede consultar on-line en http://warc.jalb.de/warcajsp/news_file/revistafinal.pdf
Insumos para el mes de la reforma a partir de la Asamblea General de Unificacion de la Comunion Mundial de Iglesias Reformadas.
El año 2009 las iglesias reformadas de todo el mundo, celebramos de diversas maneras el jubileo de Juan Calvino, lo que significó una buena oportunidad para profundizar sobre la vida y obra del reformador del siglo XVI, y revisar su legado para nuestras iglesias así como la vigencia de su mensaje para el mundo del siglo XXI. En este año 2010, la familia reformada mundial se dio cita en el Calvin College y Calvin Theological Seminary en Grand Rapids, Michigan, para celebrar la Asamblea General de Unificación de la Alianza Reformada Mundial (WARC por sus siglas en inglés) y el Consejo Ecuménico Reformado (REC por sus siglas en inglés) y formar así una nueva organización que representa a más de 80 millones de cristianos reformados de todo el mundo: la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR, sus siglas en inglés son WCRC).
Esto nos da otra oportunidad para continuar con la tarea de profundizar y actualizar el significado de la herencia reformada a la luz de los múltiples desafíos que enfrentamos para dar respuesta y testimonio fiel del Evangelio en un mundo que se encuentra altamente tecnificado y en continuo cambio cultural, pero también con muchas y diversas crisis sociales, ecológicas, económicas, militares, raciales, etc., sin descartar las múltiples injusticias y sufrimientos que esto implica para un gran número de personas en todo el orbe. Crisis que no son ajenas a la iglesia, al contrario, tiene consecuencias directas e incluso responsabilidades para su misión y que debe asumir si quiere seguir siendo una iglesia reformada.
Durante los días que duró la Asamblea y que tuve el privilegio de representar a la Iglesia Evangélica Española, los ahí presentes (unos 950 delegados de todo el mundo) dialogamos sobre las consecuencias y retos que todos estos desafíos presentan a la vida de la iglesia, pero también la oportunidad para que ésta se deje guiar por el Espíritu y ser fiel al testimonio del evangelio de Jesús, con la impostergable necesidad de replantearse pertinentemente su misión y su ser iglesia para el siglo XXI. En la Asamblea tuvimos ponencias, documentos de estudio y diversos momentos de reflexión, la mayoría de estos documentos se encuentran on-line en la página de oficial de la CMIR (http://www.reformedchurches.org/aboutus-spanish.html). Los retomo ahora con una reflexión personal y con miras al mes de la Reforma, y proponer una serie de estudios para esas cinco semanas de octubre.
I.- CONFESION DE ACCRA. 45 NUEVAS TESIS PARA UN CAMBIO EN LA IGLESIA Y EL MUNDO. (La confesión de ACCRA se encuentra on-line en: http://www.reformedchurches.org/docs/AccraConfession-Espanol.pdf).
El 31 de octubre de 1517 Martín Lutero clavó sus 95 tesis en las puertas de la iglesia del Palacio de Wittenberg. Ahí se tenían guardadas una serie de reliquias de “santos”, y que la gente creía que al contemplarlas obtendría algún milagro o incluso la absolución de sus pecados. Las tesis de Lutero iban en contra de la venta de indulgencias y fueron una severa crítica a todo aquello que se presentaba como un medio para “salvar” al ser humano y negaba la gracia de Dios. (La tesis 52 dice: “Vana es la confianza en la salvación por medio de una carta de indulgencias, aunque el comisario y hasta el mismo Papa pusieran su misma alma como prenda”).
Hasta hace muy poco, hasta la crisis financiera mundial del año pasado, se presentaba un modelo económico como el único modelo que podría “salvar” al mundo, terminar con la pobreza y acabar con la injusticia económica a nivel mundial, era el modelo neoliberal. Los medios oficiales y los gobiernos habían puesto, retóricamente, sus esperanzas en dicho modelo económico y ante la pobreza y las injusticias, así como la profunda brecha entre ricos y pobres se declaraba de manera dogmática, casi como un fundamentalismo religioso, que la aplicación de ese modelo sería la solución para esos problemas, era una nueva indulgencia que prometía el cielo de la prosperidad y el bienestar a los condenados de la tierra.
Con una sensibilidad para leer los signos de los tiempos y con una voz profética, la Alianza Reformada Mundial reunida en la ciudad de Accra en 2004, formuló una confesión de fe, conocida como la Confesión de ACCRA. Esta confesión es una respuesta de la ARM en su responsabilidad pastoral ante las consecuencias de explotación e injusticia que dicho modelo económico generaba tanto en lo social, lo económico y lo ecológico. Esta confesión estuvo presente, fue un presupuesto de la reunión en Grand Rapids y se encuentra detrás de la mayoría de los documentos, ponencias y discusiones que se tuvieron en la Asamblea, por ello es que inicio estas reflexiones retomado ACCRA. La Confesión en su primer parágrafo dice así:
En respuesta al urgente llamamiento de la región del África austral, reunida en 1995 en Kitwe, a reconocer la urgencia cada vez mayor de la injusticia económica mundial y la destrucción del medio ambiente, la 23ª Asamblea General (Debrecen/Hungría, 1997) invitó a las iglesias miembros de la Alianza Reformada Mundial a entrar en un proceso de “reconocimiento, educación y confesión” (processus confessionis). Las iglesias, escuchando el clamor de hermanos y hermanas de todo el mundo y mirando la amenaza al don de Dios de la creación, reflexionaron sobre el texto de Isaías 58:6 “…romper las cadenas de la opresión y los yugos de la injusticia, y dejar en libertad a los quebrantados”.
La Confesión de ACCRA deja así en claro el contexto al que quiere dar respuesta: las consecuencias negativas que las políticas de libre mercado estaban trayendo para la vida en la tierra en todas sus dimensiones. El neoliberalismo económico se presentaba en su discurso, como la solución, como la salvación para los problemas de pobreza mundial, pero no pudo sostenerse por mucho tiempo más dicho discurso, pues ya se ha hecho evidente para todos, lo que era para algunos una sospecha y para otros una certeza: que dicho sistema económico no trae bienestar; más bien lo contrario, es un sistema económico que ha mostrado su lado más letal, a tal grado que muchos de los grandes paladines de la defensa de este sistema económico se han deslindado de él. Sin embargo, ha pasado el tiempo y ya van dos años y no hay un cambio en el modelo, antes al contrario, como dice Helis Barrasa Diaz:
Los principales y grandes bancos tanto de USA como de la unión Europea para evitar la quiebra reciben multimillonarias inyecciones del estado (impuestos que pagan los ciudadanos) y aun así no salen de la situación de quiebra en que se hallan (quienes son los responsables), se conoce como la socialización de las pérdidas y la privatización de las utilidades […] Las grandes multinacionales transfieren las sedes de sus fábricas, de un país a otro provocando con ello la pérdida de miles de empleos, todo con la excusa de que es parte de su esfuerzo por recortar miles de millones de gastos en todo el mundo […] Y la gran preocupación es que a los “dueños” de este mundo sus riquezas se les están disminuyendo a ritmo acelerado ya que sus empresas cada día pierden valor en la bolsa. Es decir que si el panorama es oscuro para los que se ha enriquecido con el trabajo de los demás, qué se puede esperar para esa inmensa mayoría pobre, expropiada y explotada[1].
¿Por qué hacer una confesión de fe ante una situación como esta? Por un lado a la confesión de ACCRA tenemos que verla como una declaración contra la idolatría del mercado que se presenta como nueva indulgencia.
Continuando con la denuncia de los profetas y en el mismo sentido que el evangelio identificó a las riquezas con Mamón, y que llevó a declarar a Jesús: “No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24), no es, pues, ninguna novedad que se identifique al afán de enriquecerse a costa de la pobreza de otros una forma idolatría, y un sistema económico global que genera pobreza y muerte en diversos países del mundo, en provecho de otros países que se hacen cada vez más ricos, también es un sistema idolátrico. Y ante un sistema económico mundial que se presenta como un nuevo dios, las iglesias reformadas reunidas en Accra declaran “Hoy venimos a asumir un compromiso de fe (faith commitment)” (paragrafo 4 ACCRA).
Han sido varios los analistas que han descubierto los mecanismos por los cuales los sistemas económicos devienen verdaderas religiones, Walter Benjamin, en un breve pero lucido ensayo ha descrito cuatro aspectos en los que especialmente el capitalismo se ha convertido en una religión, dice:
Hay que ver en el capitalismo una religión. Es decir, el capitalismo sirve esencialmente a la satisfacción de las mismas preocupaciones, penas e inquietudes a las que daban antiguamente respuesta las denominadas religiones. La comprobación de esta estructura religiosa del capitalismo, no sólo como forma condicionada religiosamente (como pensaba Weber), sino como fenómeno esencialmente religioso, nos conduciría hoy ante el abismo de una polémica universal que carece de medida[2].
¿Cuál es la articulación que tiene el capitalismo que lo hace un sistema religioso? Según Benjamin, capitalismo es una religión de culto, quizá la más extrema que jamás haya existido; un culto de duración es permanente, es decir, no está limitado a un día de la semana; es un culto sin freno y sin fronteras, una “orgía del consumo”; el capitalismos es un culto que más que liberar, culpabiliza y condena, participar de ese culto engrandece la conciencia de culpa; el capitalismo es un sistema que oculta a Dios[3]. Es por ello que hemos hecho alusión a las tesis de Lutero contra las indulgencias, estas se presentaban como medios de salvación, que alejaban u ocultaban a los seres humanos la gracia de Dios y por otro lado, ocultaban a Dios, usurpaban su lugar. El sistema económico imperante es un sistema que hace que las iglesias reformadas, al leer los signos de los tiempos descubran que estos:
se han vuelto más alarmantes y hemos de interpretarlos. Las causas subyacentes de los tremendos peligros para la vida son, sobre todo, producto de un sistema económico injusto defendido y protegido mediante la fuerza política y militar. Los sistemas económicos constituyen una cuestión de vida o muerte” (ACCRA, parágrafo 6) [… y parte del parágrafo 7 dice] vivimos en un mundo escandaloso que niega el llamamiento de Dios a la vida para todas las personas. Los ingresos anuales del 1 por ciento de los más ricos del mundo equivalen a los del 57 por ciento de los más pobres. Cada día, 24.000 personas mueren a causa de la pobreza y la malnutrición. La deuda de los países pobres sigue creciendo aunque hayan reembolsado múltiples veces las sumas originalmente prestadas.
El sistema económico neoliberal se ha transformado pues en un sistema de muerte, de opresión, de pobreza, y explotación extrema que deja a gran parte de la humanidad en la periferia del mundo, excluida y con pocas posibilidades de alcanzar al vida plena; además es un sistema económico que al ver a la creación como materia prima, acarrea terribles consecuencias para el medio ambiente que ya estamos viviendo.
El neoliberalismo, es un sistema económico religioso, como hemos visto con W. Benjamin, pero además es un sistema religioso fundamentalista, fanático y radical. Como lo bien lo ha descrito Juan José Tamayo-Acosta[4], el neoliberalismo es un sistema de creencias: el mercado suplanta a los dioses monoteístas y se apropia de sus atributos, el mercado es pues, omnipotente, es omnipresente, es omnisciente y lo provee todo. Además es un dios celoso, no admite rival. La religión del mercado nos indica Tamayo-Acosta, tiene sus templos sagrados, los bancos, “a cuyos mostradores y ventanillas se acercan los clientes con el mismo respeto y haciendo las mismas reverencias que las personas creyentes de los templos”[5]; es una religión que practica sacrificios, en cuyos altares, a diario se sacrifican vidas humanas, especialmente la de los pobres y excluidos, y la del medio ambiente. Pero eso sí, contraria a la fe cristiana, el neoliberalismo, no perdona las deudas, sino que exige el pago hasta el último centavo[6]. La confesión de ACCRA declara cosas muy semejantes sobre el neoliberalismo, dice en sus parágrafos 9 y 10:
9. Esta crisis guarda relación directa con la implantación de la globalización económica neoliberal que se basa en los siguientes principios: la competencia ilimitada, el consumismo y la acumulación de riquezas y el crecimiento económico desmedidos son mejor para el mundo entero; la posesión de la propiedad privada no conlleva ninguna responsabilidad social; la especulación con el capital, la liberalización y la desregulación del mercado, la privatización de los servicios públicos y los recursos nacionales, el acceso sin restricciones para las inversiones e importaciones del extranjero, impuestos más bajos y el libre desplazamiento del capital van a producir riquezas para todos; las obligaciones sociales, la protección de los pobres y los más débiles, los sindicatos y las relaciones interpersonales quedan subordinados a los procesos de crecimiento económico y acumulación de capital.
10. Se trata de una ideología que aduce que no hay otra alternativa y exige una cadena interminable de sacrificios a los pobres y a la creación. Promete la falacia de salvar el mundo mediante la creación de riqueza y prosperidad, se atribuye la soberanía sobre la vida y se exige una lealtad total que equivale a idolatría.
La tercera parte de la confesión de ACCRA continúa con la sección llamada “Confesión de fe (confession of faith) frente a la injusticia económica y la destrucción del medio Ambiente” (parágrafos 15-36), aquí se pasa de la lectura de los signos de los tiempos a un alzar la voz ahora para declarar la fe de la iglesia, en dos de los parágrafos de esta sección dirá entonces:
17. Creemos en Dios, Creador y Sustentador de toda la vida, que nos llama asociados en la creación y redención del mundo. Vivimos bajo la promesa de que Jesucristo vino para que todos tengan plenitud de vida (Jn 10:10). Guiados y sostenidos por el Espíritu Santo nos abrimos hacia la realidad de nuestro mundo.
18. Creemos que Dios es soberano sobre toda la creación. “De Jehová es la tierra y su plenitud” (Sal 24:1).
Aquí ACCRA retoma un punto neurálgico de la teología reformada, que pone en el centro no solo un interés político y menos aun, ideológico, sino que el centro mismo de la declaración proviene del Evangelio, del testimonio de las Escrituras y afirma que Dios es Soberano, que es el sustentador de la vida y que Jesucristo ha venido para darnos plenitud de vida. Peter Bukowski, también lo expresa cuando al reflexionar sobre la predicación de la iglesia a la luz de los desafíos de ACCRA comenta que, “el hecho es que para nosotros los cristianos al estar de pie por la justicia, no es una cuestión de ideología política, sino la respuesta a las propias palabras y hechos de Dios y que nos dan su testimonio, a través de lo cual nosotros por fe vivimos”[7]. Esto es importante, ya que teniendo como fundamento el evangelio la iglesia reformada es capaz de responder desde ahí a la situación crítica de los signos de los tempos, de este modo, ACCRA dirá que:
En consecuencia, rechazamos (reject) el orden económico mundial actual impuesto por el capitalismo neoliberal global y todo sistema económico, con inclusión de las economías planificadas absolutas que cuestionen el pacto de Dios y excluyan de la plenitud de vida a los pobres, los vulnerables y toda la creación. Rechazamos toda pretensión de imperio económico, político y militar que subvierta la soberanía divina sobre la vida y atente contra el justo reinado de Dios. (Parágrafo 19).
Este rechazo contundente a un sistema económico como el neoliberalismo es importante, sobre todo al ser una confesión de las iglesia Reformadas que, malamente se las han identificado con el capitalismo desde los estudios de M. Weber e incluso el mismo W. Benjamin dirá que “En tiempos de la Reforma el cristianismo no favoreció el advenimiento del capitalismo, sino que se transformó en él”. Esta confesión de las iglesias reformadas es una denuncia contra el sistema neoliberal, sirva pues como deslinde de una vez por todas de ese falso matrimonio con el capitalismo y la reforma. Debemos recordar que la teología de Calvino es una teología impulsada, no por intereses propiamente económicos, sino en términos de la misión de la iglesia lo cual le llevó a considerar lo económico, lo político y lo social dentro de su teología pero teniendo como punto central la misión y el testimonio de la iglesia y en su responsabilidad pastoral es que desarrolló una teología de la economía que Ofelia Ortega resume bien en siete puntos:
Los bienes materiales y el dinero son instrumentos de la gracia de Dios; Dios ha provisto los dones materiales para la vida; El dinero puede convertirse en Mamón (Dios) a no ser que está bajo el control de Dios; La economía humana necesita regulación debido a la depravación de la naturaleza humana; La economía debe estar al servicio de la vida; La economía debe ser “economía de la amistad” con los pobres; gracia y amor deben ser la base espiritual de la actividad económica[8].
Las iglesias reformadas apelan con esta declaración por una “alianza por la justicia” que es el título de la cuarta y última parte de la confesión (parágrafos 37 a 42). Con esta alianza la iglesia se identifica con todos los grupos, organizaciones civiles y eclesiales y con todos los que trabajan por la justicia, la equidad y la vida en todos los ámbitos. Esto es esperanzador porque es la invitación, pero también el desafío a que la iglesia no se anquilose dentro de sí misma, sino que siendo fiel al Espíritu, se dirija con esperanza más allá de sí misma, más allá incluso de las relaciones que entre las diversas iglesias reformadas a nivel mundial puedan tener, incluso más de la labor que se puede realizar en este sentido con los grupos ecuménicos, está la oportunidad de caminar, y trabajar con todos los que buscan la paz y la justicia en cada región, ACCRA en el parágrafo 41 hace así el llamado: “La Asamblea General compromete a la Alianza Reformada Mundial a trabajar junto con otras comuniones, la comunidad ecuménica, la comunidad de otros credos, los movimientos civiles y populares que luchan por la justicia económica y la integridad de la creación y hace un llamamiento a nuestras iglesias miembros para que hagan lo mismo“, por ahí vendrá, considero, la reforma de la iglesia, en la medida en que estemos abiertos a andar con otros y aprender.
Esta confesión, desde luego no pretende ser una confesión que abarque todos los temas que quisiéramos, de hecho en un examen más profundo de ella, como el que ha realizado Dan González[9] nos muestra que hay temas pendientes como el de género, el de migración, los pueblos indígenas, etc. Por ello es que debemos seguir con el trabajo en nuestro contexto, en nuestras comunidades pero abiertas a otros. Queremos caminar unidos, que el mundo sea uno, que los cristianos sean uno, pero la unidad no viene sin justicia, y si no trabajamos juntos por alcanzarla, la unidad, si se da, no será más que el cumplimiento de una orden militar[10], no lo olvidemos; la unidad real es la que viene por la búsqueda en conjunto de la justicia, es pues un resultado; por otro lado, queremos y procuramos la paz, no podemos hablar de ella y buscarla sin demandar justicia como nos recuerda el texto bíblico “El fruto de la justicia será la paz” Isaías 32:17. Esta unidad, esta justicia y esta paz que sean para que todos tengan plenitud de vida.
Sugerencias para profundizar en el mes de la reforma (o cualquier otro…).
Algunas cosas que se me ocurren que podemos hacer para profundizar en este tema son:
- Distribuir la Confesión de Accra en nuestras comunidades (y a otros grupos sociales y ONG´s) y leerla en grupos pequeños o bien tener un estudio en la iglesia o en algún otro lugar.
- En el texto que hemos estado citando de Desafiad@s…. Desafiando, el último capítulo tiene diversos recursos litúrgicos que se pueden usar para el integrarlos en los tiempos de estudio o incluso en un culto dominical del mes de la reforma. Pero en las demás secciones del texto hay una serie de preguntas y reflexiones que enriquecerían mucho los encuentros.
- Podrían hacerse invitaciones para que la gente nos acompañara en los días de encuentro y estudio sobre este tema haciendo preguntas e invitándoles a un tiempo de reflexión abierta. Hacer pequeños carteles con enunciados y preguntas: desempleo, hipotecas, fin de mes o quincena, recortes sociales, salud, educación, deforestación, contaminación, energía, basura, consumismo,…? ¿La crisis económica que estamos viviendo se debe solo a malos manejos del dinero? ¿Por qué hay cada vez más pobreza y hambre en el mundo? ¿Sabías que el neoliberalismo económico es un sistema religioso? ¿Cuáles son las cosas que impiden la paz? ¿El evangelio tendrá algo que decirnos sobre la crisis económica? ¿Tiene algo que ver la economía con la fe ¿Qué podemos hacer para cambiar toda esta situación? ¿qué cosas están en nuestras manos para hacer? Los gobiernos y los responsables de la economía a nivel local y mundial ¿qué respuestas nos dan ante las crisis de desempleo? ¿Cuáles son los servicios sociales que nos quitan? Cuáles son los servicios sociales que aun no tenemos? ¿A quién beneficia todo esto? ¿En qué se invierte más? ¿Cuál es el modelo económico que está detrás de todo esto? ¿Hay algo que la fe pueda decir? ¿Qué experiencias tienes?
- En la página de la CMIR, hay varios materiales que podemos usar para las celebraciones de este mes. Se pueden revisar las diversas reacciones y respuestas de las iglesias a la confesión de ACCRA. (Respuesta conjunta de las iglesias de Norte América y el Caribe; de las iglesias suizas, de la iglesia de Holanda, la declaración conjunta de las iglesias del sur de África y las iglesia de Alemania, Se puede ver la declaración de Cartagena, encuentro sobre fe y economía de las iglesias de AIPRAL)
- Retomar la ponencia del último Sínodo de nuestra iglesia “El pan nuestro de cada día” y enriquecerla con la luz de la confesión de ACCRA.
Solo a Dios la Gloria.
[1] HELIS Barras Díaz (vicepresidente de la CMIR para la región de AL) “Recontextualizando la confesión de ACCRA” en JORDAN Roberto, GONZÁLEZ Ortega, Dan, et al. Eds. Desafiad@s… Desafiando. Iglesias de América Latina comprometidas con la confesión de ACCRA. Alianza por la justicia económica y la vida en la tierra. México, CUPSA, CMIR, p. 86.
[2] BENJAMIN, Walter, “El capitalismo como religión”. Trad, Omar ROSAS, Edición on-line http://perso.fundp.ac.be/~ovrosasm/el_capitalismo_como_religion.pdf
[4] Cf. TAMAYO-ACOSTA, Juan José. Fundamentalismo y diálogo entre religiones. Madrid. Trotta. 2004. pp, 99-109.
[6] Cf. Ibid. La descripción de Tamayo-Acosta continúa con los biblistas-inversores del mercado, el alto clero, las tablas de la ley, la culpabilidad del mercado que se encarga constantemente de mantenerte en situación de culpabilidad.
[7] BUKOWSKI, Peter,(Es vicepresidente de la CMIR para la región de Europa) “Preaching on Justice: The Question of the Homiletic Implementation of the Accra Confession” en WASSERLOOS-STRUNK, Martina, Ed. , Break the chains of oppression and the yoke of injustice and let the opressed go free. Europe covenanting for justice. Germany- USA. The World Alliance of Reformed Churches-
The Communion of Reformed Churches in Europe. 2010. p, 15. Traducción personal.
[8] ORTEGA, Ofelia (es presidenta del consejo mundial de Iglesias, y vicepresidenta de la Alianza Reformada Mundial) “Implicaciones misionológicas de la confesión de Accra”, en JORDAN Roberto, GONZÁLEZ Ortega, Dan op cit. pp. 81-82. En este sentido es interesante el trabajo y la propuesta que nos hace Leopoldo Cervantes-Ortiz para un acercamiento a Calvino desde lo económico y social con el análisis de varios calvinólogos en su texto Un Calvino latinoamerciano para el siglo XXI. Notas personales. México, El Faro-CUPSA. 2010. En especial la sección titulada “Etica socioeconómica y policía”.
[9] Cf. GONZALEZ Ortega, Dan “La confesión de Accra: pensamientos en voz alta desde la militancia en la periferia de la Iglesia Reformada Latinoamericana” en Ibid, pp. 23-35.
[10] Cf. Roberto Jordán; “Unity of the Spirit in the bond of Peace Called to make every effort” en Reformed World, Vol, 58, núm 2 y 3, Junio-Septiembre 2008. pp. 151-163. En este texto, de una manera muy lucida, ha expuesto lo que significa trabajar por la unidad y la paz. Este se puede consultar on-line en http://warc.jalb.de/warcajsp/news_file/revistafinal.pdf
Insumos para el mes de la reforma a partir de la Asamblea General de Unificacion de la Comunion Mundial de Iglesias Reformadas.
El año 2009 las iglesias reformadas de todo el mundo, celebramos de diversas maneras el jubileo de Juan Calvino, lo que significó una buena oportunidad para profundizar sobre la vida y obra del reformador del siglo XVI, y revisar su legado para nuestras iglesias así como la vigencia de su mensaje para el mundo del siglo XXI. En este año 2010, la familia reformada mundial se dio cita en el Calvin College y Calvin Theological Seminary en Grand Rapids, Michigan, para celebrar la Asamblea General de Unificación de la Alianza Reformada Mundial (WARC por sus siglas en inglés) y el Consejo Ecuménico Reformado (REC por sus siglas en inglés) y formar así una nueva organización que representa a más de 80 millones de cristianos reformados de todo el mundo: la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR, sus siglas en inglés son WCRC).
Esto nos da otra oportunidad para continuar con la tarea de profundizar y actualizar el significado de la herencia reformada a la luz de los múltiples desafíos que enfrentamos para dar respuesta y testimonio fiel del Evangelio en un mundo que se encuentra altamente tecnificado y en continuo cambio cultural, pero también con muchas y diversas crisis sociales, ecológicas, económicas, militares, raciales, etc., sin descartar las múltiples injusticias y sufrimientos que esto implica para un gran número de personas en todo el orbe. Crisis que no son ajenas a la iglesia, al contrario, tiene consecuencias directas e incluso responsabilidades para su misión y que debe asumir si quiere seguir siendo una iglesia reformada.
Durante los días que duró la Asamblea y que tuve el privilegio de representar a la Iglesia Evangélica Española, los ahí presentes (unos 950 delegados de todo el mundo) dialogamos sobre las consecuencias y retos que todos estos desafíos presentan a la vida de la iglesia, pero también la oportunidad para que ésta se deje guiar por el Espíritu y ser fiel al testimonio del evangelio de Jesús, con la impostergable necesidad de replantearse pertinentemente su misión y su ser iglesia para el siglo XXI. En la Asamblea tuvimos ponencias, documentos de estudio y diversos momentos de reflexión, la mayoría de estos documentos se encuentran on-line en la página de oficial de la CMIR (http://www.reformedchurches.org/aboutus-spanish.html). Los retomo ahora con una reflexión personal y con miras al mes de la Reforma, y proponer una serie de estudios para esas cinco semanas de octubre.
I.- CONFESION DE ACCRA. 45 NUEVAS TESIS PARA UN CAMBIO EN LA IGLESIA Y EL MUNDO. (La confesión de ACCRA se encuentra on-line en: http://www.reformedchurches.org/docs/AccraConfession-Espanol.pdf).
El 31 de octubre de 1517 Martín Lutero clavó sus 95 tesis en las puertas de la iglesia del Palacio de Wittenberg. Ahí se tenían guardadas una serie de reliquias de “santos”, y que la gente creía que al contemplarlas obtendría algún milagro o incluso la absolución de sus pecados. Las tesis de Lutero iban en contra de la venta de indulgencias y fueron una severa crítica a todo aquello que se presentaba como un medio para “salvar” al ser humano y negaba la gracia de Dios. (La tesis 52 dice: “Vana es la confianza en la salvación por medio de una carta de indulgencias, aunque el comisario y hasta el mismo Papa pusieran su misma alma como prenda”).
Hasta hace muy poco, hasta la crisis financiera mundial del año pasado, se presentaba un modelo económico como el único modelo que podría “salvar” al mundo, terminar con la pobreza y acabar con la injusticia económica a nivel mundial, era el modelo neoliberal. Los medios oficiales y los gobiernos habían puesto, retóricamente, sus esperanzas en dicho modelo económico y ante la pobreza y las injusticias, así como la profunda brecha entre ricos y pobres se declaraba de manera dogmática, casi como un fundamentalismo religioso, que la aplicación de ese modelo sería la solución para esos problemas, era una nueva indulgencia que prometía el cielo de la prosperidad y el bienestar a los condenados de la tierra.
Con una sensibilidad para leer los signos de los tiempos y con una voz profética, la Alianza Reformada Mundial reunida en la ciudad de Accra en 2004, formuló una confesión de fe, conocida como la Confesión de ACCRA. Esta confesión es una respuesta de la ARM en su responsabilidad pastoral ante las consecuencias de explotación e injusticia que dicho modelo económico generaba tanto en lo social, lo económico y lo ecológico. Esta confesión estuvo presente, fue un presupuesto de la reunión en Grand Rapids y se encuentra detrás de la mayoría de los documentos, ponencias y discusiones que se tuvieron en la Asamblea, por ello es que inicio estas reflexiones retomado ACCRA. La Confesión en su primer parágrafo dice así:
En respuesta al urgente llamamiento de la región del África austral, reunida en 1995 en Kitwe, a reconocer la urgencia cada vez mayor de la injusticia económica mundial y la destrucción del medio ambiente, la 23ª Asamblea General (Debrecen/Hungría, 1997) invitó a las iglesias miembros de la Alianza Reformada Mundial a entrar en un proceso de “reconocimiento, educación y confesión” (processus confessionis). Las iglesias, escuchando el clamor de hermanos y hermanas de todo el mundo y mirando la amenaza al don de Dios de la creación, reflexionaron sobre el texto de Isaías 58:6 “…romper las cadenas de la opresión y los yugos de la injusticia, y dejar en libertad a los quebrantados”.
La Confesión de ACCRA deja así en claro el contexto al que quiere dar respuesta: las consecuencias negativas que las políticas de libre mercado estaban trayendo para la vida en la tierra en todas sus dimensiones. El neoliberalismo económico se presentaba en su discurso, como la solución, como la salvación para los problemas de pobreza mundial, pero no pudo sostenerse por mucho tiempo más dicho discurso, pues ya se ha hecho evidente para todos, lo que era para algunos una sospecha y para otros una certeza: que dicho sistema económico no trae bienestar; más bien lo contrario, es un sistema económico que ha mostrado su lado más letal, a tal grado que muchos de los grandes paladines de la defensa de este sistema económico se han deslindado de él. Sin embargo, ha pasado el tiempo y ya van dos años y no hay un cambio en el modelo, antes al contrario, como dice Helis Barrasa Diaz:
Los principales y grandes bancos tanto de USA como de la unión Europea para evitar la quiebra reciben multimillonarias inyecciones del estado (impuestos que pagan los ciudadanos) y aun así no salen de la situación de quiebra en que se hallan (quienes son los responsables), se conoce como la socialización de las pérdidas y la privatización de las utilidades […] Las grandes multinacionales transfieren las sedes de sus fábricas, de un país a otro provocando con ello la pérdida de miles de empleos, todo con la excusa de que es parte de su esfuerzo por recortar miles de millones de gastos en todo el mundo […] Y la gran preocupación es que a los “dueños” de este mundo sus riquezas se les están disminuyendo a ritmo acelerado ya que sus empresas cada día pierden valor en la bolsa. Es decir que si el panorama es oscuro para los que se ha enriquecido con el trabajo de los demás, qué se puede esperar para esa inmensa mayoría pobre, expropiada y explotada[1].
¿Por qué hacer una confesión de fe ante una situación como esta? Por un lado a la confesión de ACCRA tenemos que verla como una declaración contra la idolatría del mercado que se presenta como nueva indulgencia.
Continuando con la denuncia de los profetas y en el mismo sentido que el evangelio identificó a las riquezas con Mamón, y que llevó a declarar a Jesús: “No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24), no es, pues, ninguna novedad que se identifique al afán de enriquecerse a costa de la pobreza de otros una forma idolatría, y un sistema económico global que genera pobreza y muerte en diversos países del mundo, en provecho de otros países que se hacen cada vez más ricos, también es un sistema idolátrico. Y ante un sistema económico mundial que se presenta como un nuevo dios, las iglesias reformadas reunidas en Accra declaran “Hoy venimos a asumir un compromiso de fe (faith commitment)” (paragrafo 4 ACCRA).
Han sido varios los analistas que han descubierto los mecanismos por los cuales los sistemas económicos devienen verdaderas religiones, Walter Benjamin, en un breve pero lucido ensayo ha descrito cuatro aspectos en los que especialmente el capitalismo se ha convertido en una religión, dice:
Hay que ver en el capitalismo una religión. Es decir, el capitalismo sirve esencialmente a la satisfacción de las mismas preocupaciones, penas e inquietudes a las que daban antiguamente respuesta las denominadas religiones. La comprobación de esta estructura religiosa del capitalismo, no sólo como forma condicionada religiosamente (como pensaba Weber), sino como fenómeno esencialmente religioso, nos conduciría hoy ante el abismo de una polémica universal que carece de medida[2].
¿Cuál es la articulación que tiene el capitalismo que lo hace un sistema religioso? Según Benjamin, capitalismo es una religión de culto, quizá la más extrema que jamás haya existido; un culto de duración es permanente, es decir, no está limitado a un día de la semana; es un culto sin freno y sin fronteras, una “orgía del consumo”; el capitalismos es un culto que más que liberar, culpabiliza y condena, participar de ese culto engrandece la conciencia de culpa; el capitalismo es un sistema que oculta a Dios[3]. Es por ello que hemos hecho alusión a las tesis de Lutero contra las indulgencias, estas se presentaban como medios de salvación, que alejaban u ocultaban a los seres humanos la gracia de Dios y por otro lado, ocultaban a Dios, usurpaban su lugar. El sistema económico imperante es un sistema que hace que las iglesias reformadas, al leer los signos de los tiempos descubran que estos:
se han vuelto más alarmantes y hemos de interpretarlos. Las causas subyacentes de los tremendos peligros para la vida son, sobre todo, producto de un sistema económico injusto defendido y protegido mediante la fuerza política y militar. Los sistemas económicos constituyen una cuestión de vida o muerte” (ACCRA, parágrafo 6) [… y parte del parágrafo 7 dice] vivimos en un mundo escandaloso que niega el llamamiento de Dios a la vida para todas las personas. Los ingresos anuales del 1 por ciento de los más ricos del mundo equivalen a los del 57 por ciento de los más pobres. Cada día, 24.000 personas mueren a causa de la pobreza y la malnutrición. La deuda de los países pobres sigue creciendo aunque hayan reembolsado múltiples veces las sumas originalmente prestadas.
El sistema económico neoliberal se ha transformado pues en un sistema de muerte, de opresión, de pobreza, y explotación extrema que deja a gran parte de la humanidad en la periferia del mundo, excluida y con pocas posibilidades de alcanzar al vida plena; además es un sistema económico que al ver a la creación como materia prima, acarrea terribles consecuencias para el medio ambiente que ya estamos viviendo.
El neoliberalismo, es un sistema económico religioso, como hemos visto con W. Benjamin, pero además es un sistema religioso fundamentalista, fanático y radical. Como lo bien lo ha descrito Juan José Tamayo-Acosta[4], el neoliberalismo es un sistema de creencias: el mercado suplanta a los dioses monoteístas y se apropia de sus atributos, el mercado es pues, omnipotente, es omnipresente, es omnisciente y lo provee todo. Además es un dios celoso, no admite rival. La religión del mercado nos indica Tamayo-Acosta, tiene sus templos sagrados, los bancos, “a cuyos mostradores y ventanillas se acercan los clientes con el mismo respeto y haciendo las mismas reverencias que las personas creyentes de los templos”[5]; es una religión que practica sacrificios, en cuyos altares, a diario se sacrifican vidas humanas, especialmente la de los pobres y excluidos, y la del medio ambiente. Pero eso sí, contraria a la fe cristiana, el neoliberalismo, no perdona las deudas, sino que exige el pago hasta el último centavo[6]. La confesión de ACCRA declara cosas muy semejantes sobre el neoliberalismo, dice en sus parágrafos 9 y 10:
9. Esta crisis guarda relación directa con la implantación de la globalización económica neoliberal que se basa en los siguientes principios: la competencia ilimitada, el consumismo y la acumulación de riquezas y el crecimiento económico desmedidos son mejor para el mundo entero; la posesión de la propiedad privada no conlleva ninguna responsabilidad social; la especulación con el capital, la liberalización y la desregulación del mercado, la privatización de los servicios públicos y los recursos nacionales, el acceso sin restricciones para las inversiones e importaciones del extranjero, impuestos más bajos y el libre desplazamiento del capital van a producir riquezas para todos; las obligaciones sociales, la protección de los pobres y los más débiles, los sindicatos y las relaciones interpersonales quedan subordinados a los procesos de crecimiento económico y acumulación de capital.
10. Se trata de una ideología que aduce que no hay otra alternativa y exige una cadena interminable de sacrificios a los pobres y a la creación. Promete la falacia de salvar el mundo mediante la creación de riqueza y prosperidad, se atribuye la soberanía sobre la vida y se exige una lealtad total que equivale a idolatría.
La tercera parte de la confesión de ACCRA continúa con la sección llamada “Confesión de fe (confession of faith) frente a la injusticia económica y la destrucción del medio Ambiente” (parágrafos 15-36), aquí se pasa de la lectura de los signos de los tiempos a un alzar la voz ahora para declarar la fe de la iglesia, en dos de los parágrafos de esta sección dirá entonces:
17. Creemos en Dios, Creador y Sustentador de toda la vida, que nos llama asociados en la creación y redención del mundo. Vivimos bajo la promesa de que Jesucristo vino para que todos tengan plenitud de vida (Jn 10:10). Guiados y sostenidos por el Espíritu Santo nos abrimos hacia la realidad de nuestro mundo.
18. Creemos que Dios es soberano sobre toda la creación. “De Jehová es la tierra y su plenitud” (Sal 24:1).
Aquí ACCRA retoma un punto neurálgico de la teología reformada, que pone en el centro no solo un interés político y menos aun, ideológico, sino que el centro mismo de la declaración proviene del Evangelio, del testimonio de las Escrituras y afirma que Dios es Soberano, que es el sustentador de la vida y que Jesucristo ha venido para darnos plenitud de vida. Peter Bukowski, también lo expresa cuando al reflexionar sobre la predicación de la iglesia a la luz de los desafíos de ACCRA comenta que, “el hecho es que para nosotros los cristianos al estar de pie por la justicia, no es una cuestión de ideología política, sino la respuesta a las propias palabras y hechos de Dios y que nos dan su testimonio, a través de lo cual nosotros por fe vivimos”[7]. Esto es importante, ya que teniendo como fundamento el evangelio la iglesia reformada es capaz de responder desde ahí a la situación crítica de los signos de los tempos, de este modo, ACCRA dirá que:
En consecuencia, rechazamos (reject) el orden económico mundial actual impuesto por el capitalismo neoliberal global y todo sistema económico, con inclusión de las economías planificadas absolutas que cuestionen el pacto de Dios y excluyan de la plenitud de vida a los pobres, los vulnerables y toda la creación. Rechazamos toda pretensión de imperio económico, político y militar que subvierta la soberanía divina sobre la vida y atente contra el justo reinado de Dios. (Parágrafo 19).
Este rechazo contundente a un sistema económico como el neoliberalismo es importante, sobre todo al ser una confesión de las iglesia Reformadas que, malamente se las han identificado con el capitalismo desde los estudios de M. Weber e incluso el mismo W. Benjamin dirá que “En tiempos de la Reforma el cristianismo no favoreció el advenimiento del capitalismo, sino que se transformó en él”. Esta confesión de las iglesias reformadas es una denuncia contra el sistema neoliberal, sirva pues como deslinde de una vez por todas de ese falso matrimonio con el capitalismo y la reforma. Debemos recordar que la teología de Calvino es una teología impulsada, no por intereses propiamente económicos, sino en términos de la misión de la iglesia lo cual le llevó a considerar lo económico, lo político y lo social dentro de su teología pero teniendo como punto central la misión y el testimonio de la iglesia y en su responsabilidad pastoral es que desarrolló una teología de la economía que Ofelia Ortega resume bien en siete puntos:
Los bienes materiales y el dinero son instrumentos de la gracia de Dios; Dios ha provisto los dones materiales para la vida; El dinero puede convertirse en Mamón (Dios) a no ser que está bajo el control de Dios; La economía humana necesita regulación debido a la depravación de la naturaleza humana; La economía debe estar al servicio de la vida; La economía debe ser “economía de la amistad” con los pobres; gracia y amor deben ser la base espiritual de la actividad económica[8].
Las iglesias reformadas apelan con esta declaración por una “alianza por la justicia” que es el título de la cuarta y última parte de la confesión (parágrafos 37 a 42). Con esta alianza la iglesia se identifica con todos los grupos, organizaciones civiles y eclesiales y con todos los que trabajan por la justicia, la equidad y la vida en todos los ámbitos. Esto es esperanzador porque es la invitación, pero también el desafío a que la iglesia no se anquilose dentro de sí misma, sino que siendo fiel al Espíritu, se dirija con esperanza más allá de sí misma, más allá incluso de las relaciones que entre las diversas iglesias reformadas a nivel mundial puedan tener, incluso más de la labor que se puede realizar en este sentido con los grupos ecuménicos, está la oportunidad de caminar, y trabajar con todos los que buscan la paz y la justicia en cada región, ACCRA en el parágrafo 41 hace así el llamado: “La Asamblea General compromete a la Alianza Reformada Mundial a trabajar junto con otras comuniones, la comunidad ecuménica, la comunidad de otros credos, los movimientos civiles y populares que luchan por la justicia económica y la integridad de la creación y hace un llamamiento a nuestras iglesias miembros para que hagan lo mismo“, por ahí vendrá, considero, la reforma de la iglesia, en la medida en que estemos abiertos a andar con otros y aprender.
Esta confesión, desde luego no pretende ser una confesión que abarque todos los temas que quisiéramos, de hecho en un examen más profundo de ella, como el que ha realizado Dan González[9] nos muestra que hay temas pendientes como el de género, el de migración, los pueblos indígenas, etc. Por ello es que debemos seguir con el trabajo en nuestro contexto, en nuestras comunidades pero abiertas a otros. Queremos caminar unidos, que el mundo sea uno, que los cristianos sean uno, pero la unidad no viene sin justicia, y si no trabajamos juntos por alcanzarla, la unidad, si se da, no será más que el cumplimiento de una orden militar[10], no lo olvidemos; la unidad real es la que viene por la búsqueda en conjunto de la justicia, es pues un resultado; por otro lado, queremos y procuramos la paz, no podemos hablar de ella y buscarla sin demandar justicia como nos recuerda el texto bíblico “El fruto de la justicia será la paz” Isaías 32:17. Esta unidad, esta justicia y esta paz que sean para que todos tengan plenitud de vida.
Sugerencias para profundizar en el mes de la reforma (o cualquier otro…).
Algunas cosas que se me ocurren que podemos hacer para profundizar en este tema son:
- Distribuir la Confesión de Accra en nuestras comunidades (y a otros grupos sociales y ONG´s) y leerla en grupos pequeños o bien tener un estudio en la iglesia o en algún otro lugar.
- En el texto que hemos estado citando de Desafiad@s…. Desafiando, el último capítulo tiene diversos recursos litúrgicos que se pueden usar para el integrarlos en los tiempos de estudio o incluso en un culto dominical del mes de la reforma. Pero en las demás secciones del texto hay una serie de preguntas y reflexiones que enriquecerían mucho los encuentros.
- Podrían hacerse invitaciones para que la gente nos acompañara en los días de encuentro y estudio sobre este tema haciendo preguntas e invitándoles a un tiempo de reflexión abierta. Hacer pequeños carteles con enunciados y preguntas: desempleo, hipotecas, fin de mes o quincena, recortes sociales, salud, educación, deforestación, contaminación, energía, basura, consumismo,…? ¿La crisis económica que estamos viviendo se debe solo a malos manejos del dinero? ¿Por qué hay cada vez más pobreza y hambre en el mundo? ¿Sabías que el neoliberalismo económico es un sistema religioso? ¿Cuáles son las cosas que impiden la paz? ¿El evangelio tendrá algo que decirnos sobre la crisis económica? ¿Tiene algo que ver la economía con la fe ¿Qué podemos hacer para cambiar toda esta situación? ¿qué cosas están en nuestras manos para hacer? Los gobiernos y los responsables de la economía a nivel local y mundial ¿qué respuestas nos dan ante las crisis de desempleo? ¿Cuáles son los servicios sociales que nos quitan? Cuáles son los servicios sociales que aun no tenemos? ¿A quién beneficia todo esto? ¿En qué se invierte más? ¿Cuál es el modelo económico que está detrás de todo esto? ¿Hay algo que la fe pueda decir? ¿Qué experiencias tienes?
- En la página de la CMIR, hay varios materiales que podemos usar para las celebraciones de este mes. Se pueden revisar las diversas reacciones y respuestas de las iglesias a la confesión de ACCRA. (Respuesta conjunta de las iglesias de Norte América y el Caribe; de las iglesias suizas, de la iglesia de Holanda, la declaración conjunta de las iglesias del sur de África y las iglesia de Alemania, Se puede ver la declaración de Cartagena, encuentro sobre fe y economía de las iglesias de AIPRAL)
- Retomar la ponencia del último Sínodo de nuestra iglesia “El pan nuestro de cada día” y enriquecerla con la luz de la confesión de ACCRA.
Solo a Dios la Gloria.
[1] HELIS Barras Díaz (vicepresidente de la CMIR para la región de AL) “Recontextualizando la confesión de ACCRA” en JORDAN Roberto, GONZÁLEZ Ortega, Dan, et al. Eds. Desafiad@s… Desafiando. Iglesias de América Latina comprometidas con la confesión de ACCRA. Alianza por la justicia económica y la vida en la tierra. México, CUPSA, CMIR, p. 86.
[2] BENJAMIN, Walter, “El capitalismo como religión”. Trad, Omar ROSAS, Edición on-line http://perso.fundp.ac.be/~ovrosasm/el_capitalismo_como_religion.pdf
[4] Cf. TAMAYO-ACOSTA, Juan José. Fundamentalismo y diálogo entre religiones. Madrid. Trotta. 2004. pp, 99-109.
[6] Cf. Ibid. La descripción de Tamayo-Acosta continúa con los biblistas-inversores del mercado, el alto clero, las tablas de la ley, la culpabilidad del mercado que se encarga constantemente de mantenerte en situación de culpabilidad.
[7] BUKOWSKI, Peter,(Es vicepresidente de la CMIR para la región de Europa) “Preaching on Justice: The Question of the Homiletic Implementation of the Accra Confession” en WASSERLOOS-STRUNK, Martina, Ed. , Break the chains of oppression and the yoke of injustice and let the opressed go free. Europe covenanting for justice. Germany- USA. The World Alliance of Reformed Churches-
The Communion of Reformed Churches in Europe. 2010. p, 15. Traducción personal.
[8] ORTEGA, Ofelia (es presidenta del consejo mundial de Iglesias, y vicepresidenta de la Alianza Reformada Mundial) “Implicaciones misionológicas de la confesión de Accra”, en JORDAN Roberto, GONZÁLEZ Ortega, Dan op cit. pp. 81-82. En este sentido es interesante el trabajo y la propuesta que nos hace Leopoldo Cervantes-Ortiz para un acercamiento a Calvino desde lo económico y social con el análisis de varios calvinólogos en su texto Un Calvino latinoamerciano para el siglo XXI. Notas personales. México, El Faro-CUPSA. 2010. En especial la sección titulada “Etica socioeconómica y policía”.
[9] Cf. GONZALEZ Ortega, Dan “La confesión de Accra: pensamientos en voz alta desde la militancia en la periferia de la Iglesia Reformada Latinoamericana” en Ibid, pp. 23-35.
[10] Cf. Roberto Jordán; “Unity of the Spirit in the bond of Peace Called to make every effort” en Reformed World, Vol, 58, núm 2 y 3, Junio-Septiembre 2008. pp. 151-163. En este texto, de una manera muy lucida, ha expuesto lo que significa trabajar por la unidad y la paz. Este se puede consultar on-line en http://warc.jalb.de/warcajsp/news_file/revistafinal.pdf