Tener orgullo suele ser una emoción considerada negativa en nuestro entorno latinoamericano. Ser considerada una persona orgullosa se asocia con la arrogancia y/o petulancia. No es una descripción que busquemos necesariamente.
Pero cuando sentimos orgullo, y lo asociamos con algo positivo, ocurre en el contexto de una valoración y una satisfacción personal gracias a un logro propio o ajeno, aunque en la mayoría de los casos, expresamos este sentimiento cuando se trata de otra persona, por ejemplo, cuando decimos: “Estoy orgulloso/a de los logros de mi hijo/a, amigo/a o familiar”.
Generalmente, aunque hay excepciones, no decimos estoy orgulloso/a de mí mismo/a. Lo expresamos en relación con otra persona. Y si se trata de un logro personal, preferimos que sea otro el que reconozca nuestras virtudes y nuestro trabajo, y/o valore nuestro liderazgo para poder decir: “Me siento orgulloso de lo que has hecho”. Creo que esta ambigüedad para expresar el orgullo verbalmente existe porque dicha emoción puede ser interpretada de ambas formas.
Ahora bien, junio es el Mes del Orgullo Gay. Esta tradición empezó en los años 50 en los EEUU como reacción a las leyes discriminatorias que existían en ese momento. La prohibición de la relación íntima entre personas del mismo sexo data del año 1779 cuando Thomas Jefferson firmó un decreto que penalizaría con la castración a las personas que realizaran estos actos sexuales.[1]
Las “Leyes de Sodomía” existían en todo los EEUU hasta que fueron derogadas en su totalidad en el año 2003. Estas leyes prohibían el sexo anal, oral y con animales. Las personas heterosexuales que practicaban sexo anal y oral no eran perseguidas por la policía como sí lo serían las personas homosexuales.
Los años 60 se caracterizaron por la proclamación de los derechos civiles de las comunidades Afro-Americanas debido a la segregación racial. La justificación de la discriminación se basaba en la idea racista de que las personas de piel oscura eran inferiores, y en que las características físicas de las personas negras era “fea”, y en ese momento, y como contrapartida, se creó una campaña que decía: “Ser Negro/a es Hermoso”.[2]
En esos años la concepción más común sobre las personas gays y lesbianas (no hablo de personas trans porque la identidad de género todavía no formaba parte del discurso) consistía en la errónea creencia de que ser heterosexual era lo “normal” por default y que, por lo tanto, ser homosexual era lo “anormal”, lo que se sale de la línea. Algunos libros de la época aseguraban “científicamente” que la atracción física y emocional hacia las personas del mismo sexo era el resultado de una personalidad “narcisista” que desembocaba en una enfermedad mental que necesitaba curación.
Se desarrollaron varias terapias como electro-shock, hipnosis, cirugías cerebrales, aislamiento en instituciones psiquiátricas y dopaje para disminuir las pulsiones sexuales. Todas estas “terapias” no resultaron eficaces, y no existen pruebas de que hayan logrado cambiar la orientación de ninguna persona convirtiéndola en un 100% heterosexual; aunque sí lograron la abstinencia forzada en la mayoría de los casos y la destrucción de las funciones neurológicas en relación al sexo en algunas de esas personas que pasaron por los diferentes tratamientos.[3]
También en esa época la iglesia cristiana empezó a desarrollar la teoría de “aborrecer el pecado, y amar al pecador”, frase acuñada por Ghandi en el contexto de la liberación de su país bajo la opresión del Imperio Británico. Ghandi parafraseó a San Agustín que, hace muchos siglos, había dicho: “Con amor hacia la humanidad y con odio hacia el pecado”.[4]
Con esa frase las iglesias desarrollaron interpretaciones para condenar a las personas LGBT y sus relaciones con el fin de proporcionar un argumento a las políticas de exclusión que se intensificarían en las siguientes décadas y que afectarían a aquellos y aquellas que no cambiaban de orientación sexual a pesar de las “terapias”, las oraciones, y el ayuno.
Una de las formas de persecución sufridas por la comunidad en los años 60 eran los allanamientos y redadas rutinarias que la policía realizaba en bares nocturnos gays, y la violencia y abuso contra las personas travestis y transexuales que trabajaban en las calles.
En New York las mujeres lesbianas afro-americanas habían empezado protestas en contra de la violencia policial[5], pero en junio del 1969 se sucedieron los disturbios en el bar Stonewall. Estas manifestaciones espontáneas fueron el resultado de la represión sufrida durante décadas y que explotó un día después de la muerte de Judy Garland, famosa por la canción “Over the Rainbow”, que algunas personas creen fue la razón de que la bandera por los derechos LGBT sea un arco iris.
A partir de ese momento, cada junio se han realizado manifestaciones de estas comunidades discriminadas, primero en los EEUU y después en muchos otros países del mundo a raíz del intenso trabajo y por la labor de las/los activistas por los DDHH de cada país. En muchos de los países de Latinoamérica este mismo proyecto reivindicativo obtiene su justificación en base a eventos históricos de sus propios contextos. Por ejemplo en Paraguay la marcha se realiza en septiembre, en memoria de la represión, encarcelamiento y tortura policial por la orientación sexual de 108 personas en 1959.[6]
Por eso, lo que se puede considerar que se tiene en común –y se sigue teniendo- es la forma en la que se intentó y se intenta acallar y reprimir la existencia de las personas LGBT, haciéndonos creer que nuestra orientación es una vergüenza, que lo que sentimos debería hacernos creer que somos una desgracia, que nuestras familias tienen razón en rechazarnos y que nuestras relaciones consensuadas de amor y respeto son un deshonor que nos condena de forma justa a todos los infiernos creados por las religiones.
De este modo, y así como la contrapartida de la discriminación racial fue “Ser Negro/a es Hermoso”, la comunidad LGBT afirmó y afirma que no tenemos nada de qué avergonzarnos y que lo que sentimos es lo contrario a la vergüenza; lo que sentimos es ORGULLO. Nos enorgullecemos de ser quienes somos, del amor, de la atracción, y del deseo sexual que sentimos, de las relaciones sanas y felices que creamos, y de las comunidades solidarias de las que somos parte.
Sentimos ORGULLO por ser personas que nos enfrentamos al odio con una resiliencia basada en la profunda convicción de que todo ser humano es digno de respeto y debe gozar de los mismos derechos y obligaciones en toda sociedad.
Aunque ya han pasado 45 años desde Stonewall, muchos de estos mitos sobre la Homosexualidad y sobre las diferentes identidades sexuales y de género aún persisten.[7] Aún así, ¡Hemos obtenido muchas victorias! Exodus Internacional, la organización cristiana conservadora más influyente en esta área, y que más daño ha causado a nivel mundial con sus “terapias” de conversión, ha cerrado sus puertas en 2013 porque no podía mantener sus mentiras sobre el prometido “cambio” de orientación. Las asociaciones médicas de psicología y psiquiatría han demostrado una y otra vez, con resultados de serios estudios de campo transversales y longitudinales, que la orientación sexual hacia personas del mismo sexo no es una enfermedad, no es contagiosa y, por lo tanto, no necesita cura.[8]
Cada vez son más las iglesias protestantes que van reconociendo el error histórico de interpretar ciertos versículos bíblicos (que no se refieren a la homosexualidad y que ni siquiera utilizan tal concepto) para justificar la exclusión de los hermanos y hermanas LGBT de la vida comunitaria de fe.[9]
Todavía queda mucho por hacer; las sociedades cambian lentamente porque los estereotipos y los prejuicios aprendidos por tanto colonialismo cultural no son fáciles de erradicar. Sin embargo, cada año nosotras y nosotros, los y las que deseamos vivir en un mundo más justo y más igualitario; en un mundo que reconozca, celebre las diferencias y valore la diversidad de todos los colores, sabores y aromas, nos reunimos en junio, o en el mes que sea, para afirmar nuestra identidad o identidades. Y también para desafiar al oscurantismo con los colores brillantes del arco iris y proclamar nuestra verdad inalienable, el ORGULLO que sentimos por ser/sentir/vivir/amar. El ORGULLO, del bueno, que a la larga vencerá.
Salud Compañeras y Compañeros!
[1] http://press-pubs.uchicago.edu/founders/documents/amendVIIIs10.html
[2] http://www.pbs.org/wnet/african-americans-many-rivers-to-cross/video/black-is-beautiful/
[3] Gay American history: lesbians and gay men in the U.S.A.: a documentary anthology. Katz, Jonathan (1976),
[4] San Agustín. Opera Omnia, Vol II. Col. 962, letter 211
[5] Before Stonewall https://www.youtube.com/watch?v=kX7AxQd82H8
[6] Somos más que 108 http://www.aireana.org.py/imagenes/SOMOS%20MAS%20DE%20108.pdf
[7] 10 Desprestigiados Mitos Gay http://www.scribd.com/doc/66074901/10-Desprestigiados-Mitos-Anti-Gay
[8] Orientación Sexual y Homosexualidad http://www.apa.org/centrodeapoyo/sexual.aspx
[9] Desmitificación de la Manipulación Homofóbica de la Bbilia http://www.fundotrasovejas.org.ar/Libros/Otros%20libros/40%20textos%20garrotes.pdf
- Jesús contra toda forma de discriminación - 24/04/2015
- Hymn to Whom? - 07/07/2014
- ¿Por qué tener Orgullo? - 26/05/2014