Posted On 03/06/2014 By In Diálogo Interreligioso With 2989 Views

¿Por qué un espacio interreligioso?

Respondiendo a una invitación de la Asociación UNESCO para el Diálogo Interreligioso (AUDIR), de cuya red catalana de entidades el Grupo de Diálogo Interreligioso de Sabadell forma parte, el pasado día 28 de marzo tuve la oportunidad de asistir, en el Colegio de Arquitectos de Barcelona, a la conferencia Espais Interreligiosos: necessitats i requeriments (“Espacios interreligiosos: necesidades y requisitos”), a cargo de Amin Egea, reconocido arquitecto técnico e historiador y miembro de la comunidad bahá’í. En dicho acto también intervino Mari Carmen Márquez Muriel, responsable del Servicio de Atención Espiritual y Religiosa del Área de Salud Mental del Parque Sanitario de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (antiguo hospital psiquiátrico de Sant Boi de Llobregat), quien hizo una presentación del oratorio interreligioso recientemente inaugurado en dicho centro.

Un espacio interreligioso es, básicamente, un lugar de reflexión o de plegaria cuyo uso puede ser compartido por personas de diversas creencias o religiones, incluso agnósticos o ateos. Puede tener unas dimensiones relativamente pequeñas, como las de las capillas de muchos hospitales, establecimientos penitenciarios, etc., o muy grandes y con diversos ambientes, como el de la Interfaith Centre de la Bryant University, en la ciudad de Smithfield (Rhode Island, USA), al que invito a hacer una muy estimulante visita virtual entrando en la página web http://www.gwathmey-siegel.com/pdf/200602.pdf.

Según Amin Egea, para que un espacio pueda ser considerado genuinamente interreligioso ha de reunir una serie de características, de entre las cuales destacaré algunas. Debería disponer de diversas zonas para usos diversos (reflexión, plegaria, estudio, abluciones, etc.); ausencia de símbolos permanentes para que cada cual pudiera colocar eventualmente los de su fe; edificio de planta circular para que las oraciones se pudieran orientar a los cuatro puntos cardinales según los preceptos de cada religión; cocina equipada para preparar los alimentos de acuerdo a la singularidad de cada creencia; salas de actos de diversas dimensiones, y, por supuesto, una biblioteca para libros sagrados con área de documentación y sala de lectura. Nada parecido se encuentra, que se sepa, actualmente en nuestro país, y el espacio antes citado del Hospital de San Juan de Dios tan solo se puede considerar como una realización muy aproximada, aunque ciertamente admirable. En el recuerdo queda el Centro Abraham que se construyó en la Villa Olímpica de Barcelona para los atletas de distintas procedencias y religiones que participaron en los Juegos Olímpicos de 1992, y que hoy es la sede de la parroquia Patriarca Abraham del arzobispado de Barcelona, donde también celebra sus oficios una congregación de la Iglesia Española Reformada Episcopal (IERE).

Sin embargo, los expertos (1) consideran que los espacios interreligiosos son un importante factor de bienestar espiritual, porque fomentan la convivencia entre personas de diversas religiones, favoreciendo así la paz social al tener los ciudadanos la sensación de formar parte de comunidades que promueven la no-discriminación por razón de creencias, donde todas las personas pueden ver reconocida su identidad religiosa.

Por ello valdría la pena proponer con firmeza a las diversas administraciones públicas que, sin prisa  pero sin pausa, y desde una perspectiva de aconfesionalidad verdadera, se plantearan, por ejemplo, la reconversión de inmuebles actualmente en desuso en espacios para la práctica del diálogo, del encuentro y de la plegaria interreligiosa en nuestro país.

 

(1) Vid. RAIMON RIBERA, El diàleg interreligiós, Fragmenta Editorial, Barcelona, 2007.

Antoni Ibañez-Olivares

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