La homilética, entendida como la ciencia que estudia la teoría y la práctica de la predicación, ha sufrido grandes cambios durante las pasadas décadas. Estos cambios han sido radicales, provocando una renovación de la disciplina. Tanto es así que en los Estados Unidos se habla de una Nueva Escuela de Homilética, originada a finales de los años sesenta por las publicaciones de eruditos tales como Fred B. Craddock, Eugene Lowry, Henry Mitchell y David Buttrick, entre otros.
I. Perspectivas sobre la homilética contemporánea
Esta revolución en el campo de la homilética tocó toda una serie de temas cruciales para el púlpito cristiano. En primer lugar, le dio un lugar importantísimo a la hermenéutica, la ciencia de la interpretación bíblica. Segundo, privilegió el diseño del sermón, prestando atención a nuevas formas para organizar las diversas estructuras sermonarias. En este renglón se destacan las propuestas de la predicación inductiva, impulsada por Craddock; la predicación narrativa, impulsada por Lowry y el movimiento de la estructura del texto, impulsado por David Buttrick. Tercero, la Nueva Escuela de Homilética estadounidense afirma la diversidad étnica y racial de la predicación contemporánea. En esta área se destaca el trabajo de Henry Mitchell, el erudito afro-americano.
Por su parte, la homilética latinoamericana se ha desarrollado de manera particular. Si bien la teoría homilética del racionalismo británico es el fundamento de la predicación protestante en América Latina, nuestros eruditos en este campo han desarrollado sus propios acercamientos a la disciplina.
- Alberto Rembao no enseñaba homilética, sino «estilística», dado que era un maestro del lenguaje. Así fue profesor en el Seminario de Matanzas, contando entre sus alumnos con futuros eruditos, tales como Justo L. González.
- Alfonso Rodríguez, conocido como «El Maestro Alfonso», que no sólo era el director del Seminario de Matanzas, sino que también era un excelente predicador. Sus dos alumnos más destacados fueron el Rev. Martín Añorga y el Dr. Cecilio Arrastía.
- Claro está, Arrastía fue el predicador protestante y maestro de homilética más destacado de la segunda parte del siglo XX en el mundo de habla hispana. Fue un predicador erudito que recalcaba la importancia del uso apropiado de la literatura en la predicación.
- Orlando E. Costas desarrolló un sistema particular que combinaba la teología de la palabra de Karl Barth, la teoría homilética de Lloyd M. Perry, la teología latinoamericana de la misión y elementos de la teoría de la comunicación.
- Y no puedo olvidar a Osvaldo Mottesi, quien combinó perspectivas teológicas de la misiología latinoamericana con avances en la teoría homilética estadounidense.
Quienes hoy estamos interesados en la homilética como disciplina somos herederos de estas vertientes. Yo, como predicador bilingüe y bicultural, soy beneficiario de la tensión creativa que produce el encuentro entre la Nueva Escuela de Homilética estadounidense con la homilética hispanoamericana.
II. Cibernética y predicación
Ahora bien, creo que el cambio más importante ocurrido en tiempos recientes es el advenimiento de Internet y su impacto en la teoría y práctica de la predicación. El impacto de Internet y de las redes sociales ha sido enorme. Entre los muchos cambios posibles, podemos enumerar los siguientes:
1. La educación teológica
Internet se está convirtiendo en una herramienta útil para la educación teológica de ministros y laicos. Cada día hay más escuelas teológicas que diversifican sus programas para ofrecer estudios a distancia por medio de las redes de computadora. Muchas escuelas están exigiendo que en su facultad se certifique en el uso de programas para la educación por Internet, programas tales como Moodle o Blackboard.
Por mi parte, desde el 2003 he tenido lugares en Internet dedicados a la homilética y la predicación. Mi portal electrónico actual se llama www.drpablojimenez.com, que tiene un promedio de 100,000 visitas anuales. Además, desde 2007 tengo un canal de YouTube que ha ya pasado de un millón de vídeos vistos. Estos recursos se han convertido en elementos importantes en mis cursos y talleres, pues puedo colocar recursos educativos para las clases y material de nivelación. Así, si un estudiante está rezagado en el dominio de algún tema puede consultar algunas de las conferencias grabadas en audio o vídeo. Del mismo modo, mi página me permite presentar ejemplos de distintos tipos de sermones, lo que facilita el aprendizaje de nuevas técnicas homiléticas.
La experiencia de haber mantenido una página en Internet por tanto tiempo me preparó para ofrecer cursos en línea para varias escuelas teológicas a distintos niveles. Por eso creo que la educación teológica cada día será más asincrónica y que los programas semipresenciales se convertirán en la forma más efectiva para la preparación de ministros y lideres laicos.
2. La invención del sermón
Internet también se ha convertido en una fuente de recursos para ministros que buscan nuevas ideas para la predicación. Algunos portales electrónicos ofrecen bosquejos, otros ofrecen comentarios a textos y aún otros ofrecen acceso al leccionario. También es posible encontrar varias traducciones del texto bíblico en línea, recursos para el estudio del griego y el hebreo y hasta diccionarios bíblicos, entre otros. En mi caso, he dejado de colocar bosquejos y manuscritos de sermones en Internet, motivado por un caso de plagio. Ahora sólo coloco grabaciones en audio o vídeo. Aún así, algunos ministros y laicos escuchan estas grabaciones buscando ideas para su predicación.
Además de los bosquejos, también se pueden crear comunidades cibernéticas para la preparación sermonaria. Por ejemplo, la persona que desea predicar sobre algún tema concreto puede pedirle a un grupo de su Iglesia que comparta preguntas o inquietudes; también puede pedirle que comente un texto bíblico. Para esto, es más efectivo usar un blog o una página en una red social.
3. El acceso a la predicación
Años atrás, cuando uno predicaba un buen sermón, la gente le pedía que lo repitiera. Hoy le preguntan cuándo se va a colocar en Internet. Colgar grabaciones de sermones en Internet permite que esos recursos encuentren una audiencia que acceda a ellos de manera asincrónica. También permite que estudiantes escuchen o vean buenos ejemplos homiléticos, enriqueciendo sus cursos y talleres de predicación.
A esto debemos añadir la posibilidad de ver servicios de adoración en vivo a través de diversos lugares en Internet. Por ejemplo, mi Iglesia local comenzó a transmitir uno de nuestros servicios dominicales en vivo a través de la red. La página que empleamos nos permite archivar los servicios de varias semanas. Eso hace posible que personas que se encuentran enfermas, ya sea en el hospital o en su casa, participen del servicio. También pueden participar quienes se encuentran de viaje, sea por trabajo o vacaciones. Y no puedo olvidar a quienes se mantienen conectados con nuestra Iglesia, a pesar de haberse trasladado a otras ciudades o a otro país. En nuestro caso, tenemos una estudiante doctoral que vive en Barcelona, pero que puede participar de nuestro servicio de adoración cada semana por medio de Internet.
5. La evaluación sermonaria
Un aspecto bastante novedoso para mi es el uso de Internet para la evaluación sermonaria. En ciertos cursos he pedido a mis estudiantes que suban sus sermones de práctica a la red. Esto les permite a ellos grabar sus sermones en el contexto de sus Iglesias locales y me permite a mí ver y calificar sus prédicas. También, dependiendo de la página, el resto del estudiantado que participa en la clase puede ver y comentar los sermones de sus compañeros y compañeras de clase.
Del mismo modo, el pastor o la pastora de una Iglesia local puede usar Internet para evaluar su predicación. Lo mismo puede pedir a sus feligreses que comenten un sermón reciente predicado en su iglesia local que puede subir la grabación para ser evaluada por un grupo selecto. Además, varias páginas cibernéticas permiten crear cuestionarios que la feligresía pueda cumplimentar, ya sea indicando su nombre o de manera anónima.
III. Predicar con una tableta electrónica
El cambio más dramático en mi forma de predicar ha surgido a consecuencia del uso de una tableta electrónica en el púlpito. La versatilidad de estas máquinas es impresionante. Permiten que uno escriba manuscritos y los comparta por correo electrónico o por medio de las redes sociales. Y a la hora de predicar, uno puede manipular el texto aumentando el tamaño de la letra.
La tableta también permite almacenar varios bosquejos y manuscritos de sermones junto a varias versiones de la Biblia y otros libros electrónicos. A esto se añade el acceso a calendarios, agendas y listas de contactos. Todo esto convierte las tabletas en herramientas muy útiles para el trabajo pastoral.
IV. Conclusión
En conclusión, podemos afirmar que la cibernética está transformando la predicación hispanoamericana. Esperamos que este impacto aumente a medida que los aparatos electrónicos se vuelvan más accesibles para las masas latinoamericanas. Y esperamos que tanto la Iglesia como las instituciones paraeclesiales sepan utilizar estas herramientas para alcanzar nuevas generaciones con el mensaje del Evangelio, en el nombre de Jesús. AMÉN
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