Posted On 15/12/2023 By In Biblia, portada With 1119 Views

Repensando a Dios (Job 3-31) | José A. Fernández

“Buscad y hallaréis” [1]

A partir del capítulo 3 del libro de Job, entramos en un diálogo escrito en estilo poético[2] en el que escucharemos la voz de un nuevo Job, los argumentos de sus amigos y, al final, el veredicto de Dios. Pretendo en este estudio enfocarme en las preguntas que surgen en la mente de Job a partir de la experiencia que está teniendo, y la manera en que tales preguntas pueden ser usadas para poner en movimiento una búsqueda de Dios, aun cuando, ni conocemos el tipo de Dios al que estamos buscando, ni disponemos de las herramientas típicas que la ortodoxia nos ofrece para ello. En los dos estudios siguientes miraremos a las respuestas que ofrecen los amigos, y las que ofrece Dios, respectivamente.

 

Entre contradicciones

Los argumentos que utiliza Job durante el diálogo que mantiene con sus amigos se basan en creencias profundamente contradictorias. Por un lado, tanto él como sus amigos comparten la creencia en un universo donde existe un cierto mecanismo, establecido por Dios, donde ciertas causas producen ciertos efectos, donde el pecado tarde o temprano produce miseria y dolor, y donde la justicia tarde o temprano produce felicidad. De hecho, las quejas que tiene Job contra Dios en este texto se basan precisamente en la existencia de este universo: sólo en este tipo de universo Job puede considerarse a sí mismo como inocente e injustamente castigado[3], y sólo en un universo como este, con claras reglas acerca de lo que es justo y de lo que no lo es, puede aquel que rompe las reglas ser considerado como injusto. Por otro, Job está convencido de que Dios es injusto. Y he aquí la contradicción, porque si Dios resulta ser injusto, ¿cómo puede este mismo Dios ser el creador y sustentador de este universo de justicia en el que tanto Job como sus amigos creen?, ¿cómo puede el Dios de justicia ser injusto?

Nadie es inmune a tener pensamientos contradictorios de vez en cuando. Nuestra tendencia natural, sin embargo, es intentar resolverlos de una u otra forma. Las dudas son incómodas; es difícil vivir con ellas[4]. Además, pensamos, las dudas son enemigas de la fe. Nuestra teología ha de ser sistemática, todo claro y en orden, todo coherente y bien definido, como nuestro Dios. Veremos en el siguiente estudio cómo los amigos de Job, para quienes no hay contradicción alguna, ofrecerán distintas soluciones a las contradicciones de Job con la intención de mostrar, desde la ortodoxia, que Dios no es realmente injusto. Y esta, creo yo, suele ser la respuesta común del creyente cuando se enfrenta a una contradicción que apunta de alguna forma a un Dios injusto. Nuestra tendencia es eliminar la contradicción y proteger a Dios.

No es así para Job. La experiencia de Job le impide resolver sus contradicciones de una forma tan sencilla. Su experiencia física y emocional grita más que la incomodidad mental que producen las dudas. Y eso le permite mantener las contradicciones vivas y utilizarlas para preguntar, e incluso para buscar respuestas a esas preguntas. Al fin y al cabo, nadie dijo que quien busca deba ser coherente. Y en medio de este mar de contradicciones, parece haber una pregunta que resalta por encima de las demás: ¿Quién es este Dios?

 

Preguntas sobre Dios

No sabemos bien la imagen que Job tenía de Dios antes de esta nueva experiencia que está viviendo. En el primer versículo del libro leemos que Job era ‘temeroso de Dios’[5]. Pero ¿de qué temor hablamos aquí?, ¿hablamos de respeto, miedo, o de una mezcla de ambos? Al final del capítulo 3, Job nos ofrece una curiosa nota autobiográfica:

“Porque el temor que me espantaba me ha venido, Y me ha acontecido lo que yo temía. No he tenido paz, no me aseguré, ni estuve reposado; No obstante, me vino turbación” (Job 3:25-26 RVR1960)[6]

Es difícil interpretar el término hebreo que la RVR1960 traduce aquí como ‘turbación’[7]. No parece ser este un hombre que se asuste fácilmente, y mucho menos uno que se aterrorice ante la posibilidad de dificultades o tensiones. Para algunos comentaristas, el término describe algo así como una ansiedad existencial, quizá ansiedad ante la posibilidad de perder la narrativa en la que aquel Job habitaba y que daba sentido a su vida[8]. ¿Nos deja entrever esa ansiedad el tipo de Dios con el que Job creía relacionarse?, ¿podemos imaginar el tipo de Job al que dicha relación daba lugar? Quizá[9].

Ahora, sin embargo, todo ha cambiado, y Job puede usar esta nueva experiencia que está viviendo para repensar a Dios[10]. Y el Dios que Job encuentra es uno aterrador, un guerrero que carga sus flechas con veneno[11], uno que en su ira sacude la tierra y estremece sus columnas[12], una bestia que despedaza a sus víctimas sin compasión[13], e incluso un asesino a la altura del mismísimo Caín[14]. ¡Para Job, la tierra ha sido entregada en manos del ‘impío’ (es decir, de Dios)![15] No solo es Dios un agresor, sino que también es el único juez al que la víctima puede acudir, y dado que estamos tratando aquí con un juez injusto, hay pocas esperanzas para el agredido[16].

Ante un Dios así, tal es la situación de desesperación en la que se encuentra Job, que se permite fantasear con la existencia de un abogado defensor, alguien más poderoso que Dios mismo, y por tanto capaz de juzgar de forma justa entre Job y Dios[17]. Job se permite pensar en un vengador[18], alguien justo y bondadoso que le reivindique ante Dios, alguien muy distinto al Dios que Job parece discernir. Sea cual fuere la imagen de Dios que Job tenía antes de vivir esta experiencia, creo que podemos afirmar que esta nueva visión de Dios se diferencia bastante de ella.

 

Preguntas sobre textos

Esta reinterpretación de Dios que Job lleva a cabo, le permite también cuestionar ciertos textos y tradiciones que hasta este momento no había necesidad de cuestionar. Ahora, en lugar de bendecir por medio de fórmulas litúrgicas[19], lo que oímos salir de la boca de Job son maldiciones[20] y burlas[21]:

“Perezca el día en que nací y la noche en que se dijo: “¡Un varón ha sido concebido!”.
Sea aquel día tinieblas…” (Job 3:3-4a RVA2015)
[22]

Job utiliza aquí las mismas palabras que usa Dios para comenzar su creación en el primer capítulo del libro de Génesis. Dios dijo: “Sea la luz”[23]; Job dice literalmente: “Sea tinieblas”[24]. Varios comentaristas apuntan que en todo el capítulo 3 del libro, Job ofrece una parodia del relato de la creación[25]. Y a lo largo del resto del libro, la burla y la parodia van a servir a Job como herramientas para cuestionar aquellos textos y tradiciones que quizá en otro tiempo de su vida le sirvieron de apoyo.

Encontramos uno de los ejemplos más conocidos de parodia en labios de Job en las siguientes palabras[26]:

“¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas y para que te preocupes de él; para que lo visites cada mañana, y para que a cada instante lo pongas a prueba?” (Job 7:17-18 RVA2015)

Job parece burlarse aquí de estas palabras del salmista:

“¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes; y el hijo de hombre, para que lo visites?”. Lo has hecho un poco menor que los ángeles, y lo has coronado de gloria y de esplendor” (Salmos 8:4-5 RVA2015)

El sarcasmo en las palabras de Job es chocante. Sea cual fuese la idea que Job tenía de Dios antes, ahora no cabe duda de que pensar en Dios como alguien que cuida y protege a sus hijos es motivo de burla. Para el salmista, Dios visita a sus hijos para bendecirlos. Para Job, Dios visita cada mañana para torturarlos.

No deja de ser curiosa esta capacidad que tienen los textos para contener distintos significados dependiendo del contexto al que pertenezcan. En este caso, un mismo texto puede ser entendido de dos formas totalmente contrarias dependiendo de quién lo diga y cómo lo haga. Tanto es así, que el autor se permite utilizar este mismo texto una vez más unos capítulos más tarde para responder a Job por medio de Elifaz, devolviendo el texto de nuevo a una cierta caja ortodoxa[27]. Esta fluidez inherente en los textos resulta liberadora para Job, ya que le permite, tanto cuestionar la capacidad que puede tener un texto para servir como pilar de la ortodoxia reinante, como poner su propia experiencia por encima de las creencias que en otro tiempo parecían derivarse de dichos textos.

 

Preguntas sobre la realidad

Este acto de poner nuestra experiencia por encima de nuestras tradiciones y nuestros textos, de usar aquello que percibimos para cuestionar aquello que creemos, es un acto profundamente subversivo. Al fin y al cabo, la fe, tal y como muchos cristianos la entienden, es “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”[28]. En este caso, sin embargo, Job se permite cuestionar sus convicciones y sus certezas a partir de aquello que percibe. Quizá hay demasiado poco de esto en nuestro cristianismo. Muchos cristianos están mucho más cómodos con una fe ciega, quizá porque al ser ciega, no puede ser cuestionada.

Para ser del todo justos, sin embargo, nuestra experiencia es, por supuesto, nuestra, y por tanto limitada y manipulable. Como vimos más arriba, ni siquiera Job es capaz, en este momento de profundo cuestionamiento, de desenredarse completamente de su narrativa (después de todo, ¿es eso acaso posible?). Nadie experimenta la realidad como datos y hechos incuestionables que se dibujan sobre un lienzo en blanco. Todos tenemos tradiciones, memorias, un pasado que nos determina en muchos sentidos. Es precisamente por esto por lo que debemos mantener una apertura constante a la realidad, a lo de fuera. Debemos perseverar en nuestra capacidad para dudar, para cuestionar, y para no resolver prematuramente las contradicciones que encontremos.

Admiro a Job por su capacidad para hacer esto. En lugar de utilizar su experiencia para construirse una nueva caja, para crearse una nueva narrativa que le aporte comodidad mental y encerrarse en ella, Job opta por apuntar hacia arriba, por buscar, incluso por provocar, a este Dios, sea quien sea. E incluso se atreve a esperar que responda. Desde el mismo comienzo de esta nueva fase del libro, en el capítulo 3, el autor apunta que lo que saldrá de boca de Job, aunque parezca dirigido a los amigos, apuntará de forma última hacia Dios[29].

Su búsqueda de Dios lleva a Job hasta un punto que, para muchas mentes, es un callejón sin salida. Porque Job espera una respuesta de Dios, pero ¿qué pasa si Dios no responde, si solamente recibe silencio?, ¿qué pasa, incluso, si no existe un Dios capaz de responder? Estas preguntas no parecen existir en la mente de Job, ni tampoco este libro nos puede ayudar con ellas. Job no parece dispuesto a aceptar estas posibilidades. Para Job Dios sin duda existe y es capaz de responder. E igualmente Job parece haber llegado a la conclusión de que ninguna narrativa tiene capacidad para responder en lugar de Dios. Lo que Job quiere es oír a Dios. Quiere que Dios se explique. Y nada más vale. Así es precisamente como termina su dialogo, lanzando maldiciones en su alegato final contra quien haya roto las reglas[30], y pidiendo, o más bien ordenando, a Dios que hable[31].

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[1] Mateo 7:7 RVR1960

[2] Como R. Alter explica en su libro, The Hebrew Bible: A Translation with Commentary, la poesía que encontramos en este dialogo muestra distintos niveles. Mientras que los amigos de Job usan una poesía pobre y llena de frases hechas y prestadas de su contexto sapiencial, Job se expresa a través de una poesía más bella, más viva, más libre de cadenas. Y esta libertad y belleza alcanza el nivel máximo cuando escuchamos a Dios en la parte final del libro

[3] Esto es lo que Job repite una y otra vez en el texto. Ver, por ejemplo, Job 6:24; 7:20-21; 9:15, 17-19, 28; 10:2, 14-15, entre otros (E.M. Good, Irony in the Old Testament)

[4] C.S. Peirce ofrece en su libro, The Fixation of Belief, ejemplos de cómo los seres humanos intentamos eliminar las dudas

[5] Job 1:1 RVR1960. Ver el primer estudio de esta serie acerca de estos cuatro términos utilizados para describir a Job

[6] Algunas versiones, como la LBLA, cambian el tiempo verbal al presente sin razón: “Pues lo que temo viene sobre mí, y lo que me aterroriza me sucede. No tengo reposo ni estoy tranquilo, no descanso, sino que me viene turbación”.

[7] La NVI la traduce como ‘agitación’, la DHH lo llama ‘inquietud’, la NTV sugiere ‘dificultades’, mientras que la TLA prefiere no usar ninguna palabra. El término aparece 6 veces más en la Biblia, y estos textos no hacen más que añadir posibilidades a la nube de significados que ya tenemos. En Isaías 14:3, la RVA2015 lo traduce como ‘desesperación’, en Habacuc 3:2 se refiere a la ‘ira’ de Dios, en Job 3:17 se refiere a la ‘perturbación’ (RVA2015) o el ‘afán’ (NVI). En Job 14:1, Job mismo usa el término para referirse a la vida del ser humano en este mundo, lo que para la NVI es simplemente ‘problemas’, para la RV60 ‘sinsabores’, para la RVA2015 ‘tensiones’, o para la TLA ‘sufrimiento’. En Job 37:2, Eliú utiliza esta misma palabra para referirse al ‘estruendo’ de la voz de Dios (NVI), mientras que en Job 39:24 Dios mismo usa la palabra para describir el ‘furor’ de una de sus amadas bestias (RVA2015)

[8] C.A. Newsom, The Book of Job: A Contest of Moral Imaginations

[9] E. Fromm describe en su libro, The Fear of Freedom, algunos de los mecanismos que los humanos usamos para escapar de la sensación de pequeñez y de terror que nos invade ante la grandiosidad y el misterio del mundo externo. Uno de estos mecanismos es el de convertirnos en autómatas, en personajes perfectamente adaptados a los patrones culturales o tradicionales que se nos ofrecen, perfectamente adaptados a lo que se espera de nosotros

[10] En su libro Theology of the Old Testament, W. Brueggemann habla de las distintas imágenes de Dios que encontramos en las escrituras hebreas. Entre ellas, su pueblo se refiere a Dios unas veces como rey, otras como guerrero, unas veces como padre y otras como juez. Job utilizará esta mezcla de ideas para repensar a este nuevo Dios

[11] Job 6:4. Esta es una imagen de Dios que también encontramos en la Biblia (Salmos 7:12-13; Deuteronomio 32:23-24)

[12] Job 9:5-7; 9:13. Tampoco estas descripciones son invenciones de Job. Todos estos son elementos que a menudo acompañan las manifestaciones de Dios (Salmos 18:7-9; Joel 2:10)

[13] Job 16:9, 12. Job compara aquí a Dios con un animal que acecha y que despedaza. Pero va aún más lejos. Uno de los verbos usados para describir a Dios en estos versículos está relacionado con otro que, como dice la Jewish Study Bible, más tarde en la literatura hebrea se convertirá en otro nombre para Satanás (ver también J.E. Hartley, The Book of Job)

[14] Job 16:18; 19:7

[15] Las versiones españolas que he consultado traducen este versículo como si hablásemos de ‘los impíos’, dando la impresión de que Job habla aquí de malas personas. El texto hebreo, sin embargo, habla del ‘impío’, una probable referencia a Dios mismo (E.M. Good, Irony in the Old Testament). Esta es la traducción que ofrecen, por ejemplo, M. Greenberg, J.C. Greenfield y N.M. Sarna (The Book of Job). Los comentaristas no se ponen de acuerdo acerca de si Job blasfema al decir esto. Basta decir que los traductores de la Septuaginta omitieron este versículo, quizá para evitar sus implicaciones (D.J.A. Clines, Job 1-20)

[16] Job 9:15-20. Ver también: “¡Que me mate! ¡Ya no tengo esperanza! Pero en su propia cara defenderé mi conducta” (Job 13:15 NVI). La RVA2015, en este versículo, tiene una nota al pie de página indicando que no está usando aquí el texto tal y como aparece escrito, aportando así una versión bastante distinta y mucho más positiva, pero que no encaja realmente con el contexto. Irónicamente, es esta versión no escrita, y más positiva, la que se ha convertido en uno de esos textos emblemáticos del libro de Job

[17] Job 16:19-21; 19:25-27

[18] Job 19:25. La palabra que la NVI traduce como ‘redentor’ tiene otros sentidos que probablemente encajen mejor en este contexto. En los textos hebreos el término a menudo se refiere a un ‘vengador’. Ese es el sentido que parece tener, por ejemplo, en: “Y ella dijo: Te ruego, oh rey, que te acuerdes del Señor tu Dios, para que el vengador de sangre no aumente el daño, no sea que destruya a mi hijo…” (2 Samuel 14:11 LBLA). Desde luego, creo que está claro que Job no está pensando aquí ni en Jesús ni en Dios como sus vengadores

[19] Ver el tercer estudio de esta serie

[20] Al contrario que en los dos primeros capítulos del libro, la raíz del verbo ‘maldecir’ que encontramos en Job 3:1 no es ambigua. En este caso no admite dudas de que Job está maldiciendo. Es más, este verbo en la Biblia siempre se usa para maldecir a alguna persona (E.M. Good, In Turns of Tempest; D.J.A. Clines, Job 1-20)

[21] E.M. Good, Irony in the Old Testament

[22] Siendo esto poesía, no es de extrañar que el autor se refiera a estos dos días como si fuesen el mismo, como tampoco sorprende que ya se conozca el sexo del bebé en su día de concepción

[23] Génesis 1:3

[24] Job usa aquí la misma palabra que aparece en el relato de la creación (ver Génesis 1:4)

[25] T. Häner, “Job’s Dark View of Creation: On the Ironic Allusions to Genesis 1:1-2:4a in Job 3 and their Echo in Job 38-39” (OTE 33/2, 2020)

[26] D.J.A. Clines, Job 1-20. Para otros casos similares de parodia en labios de Job, ver por ejemplo, Job 30:22-23, donde Job da la vuelta al Salmo 18:10-11 de forma sarcástica (J.E. Hartley, The Book of Job), Job 9:4, donde Job se refiere de forma irónica a la capacidad que Dios tiene de endurecer corazones (comparar con Deuteronomio 2:30; Jewish Study Bible), Job 9:5-12, donde Job ofrece una parodia sarcástica de la idea del poder de Dios expresado por medio de su actividad destructiva en los Salmos (por ejemplo, en Salmos 18:7, 15; Salmos 136:4-7; Isaías 40:12; E.M. Good, In Turns of Tempest; W. Whedbee, “The Comedy of Job” (Semeia 7), o Job 12:13-25, donde Job se burla de textos como Salmos 107 e Isaías 44 (D.J.A. Clines, Job 1-20).

[27] Job 15:14-16 (E.M. Good, In Turns of Tempest)

[28] Hebreos 11:1 RVR1960

[29] En Job 3:2, cuando Job comienza el dialogo con sus amigos, leemos literalmente que Job “respondió y dijo…”. De todas las versiones españolas, solamente la LBLA indica a pie de página que Job está respondiendo. Y en este punto, cuando los amigos aún no han hablado, solo puede estar respondiendo a las acciones de Dios (D.J.A. Clines, Job 1-20)

[30] Job 31:5-40

[31] Job 31:35

Jose A. Fernandez

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