Publicado enProtestante Digital: 24-5-2007
La peor enfermedad que podemos contraer es la suspensión de las conciencias.
Del libro El lápiz del carpintero. Manuel Rivas
Una banda de tres atracadores tiene aterrorizados los cerebros del planeta. Para perpetrar los robos disponen de todo el tiempo necesario, ya sea de día o de noche, con lluvia o con sol. ¿Qué cómo lo hacen? Su principal artimaña es entrar por los balcones abiertos de los ojos, por las ventanas sin rejas de las orejas, por la puerta sin blindaje de la boca, o por la seducción, sin valla, que le permite escalar la sensibilidad del tacto.
Una vez que han conseguido infiltrarse en el cuerpo que descubren sin instalación de alarmas, se alojan como ocupas en el cerebro y comienzan, sin prisa, a robar nuestros mejores sueños. ¿Qué sueños?, se preguntará quizá, y eso me da mala espina, pues me hace sospechar, perdone si me equivoco, que usted ya podría ser una víctima más. Me refiero a los sueños que nos hacen ser gente buena. Deseos que el Creador siembra con esmero entre los surcos de la masa intelectual. En su lugar, estos desalmados, desparraman semillas de la mala hierba. Cizaña se le suele llamar. Ideas negativamente racionales: odio, egoísmo, libertinaje, venganza, muerte. Lo hacen con tal habilidad que, algunas víctimas, debido al daño que se origina en sus vidas, jamás vuelven a cultivar primaveras.
Para estos estafadores, que estemos dormidos o despiertos no resulta ningún impedimento. Y no. No necesariamente usan drogas para trabajar dentro. Ni usan spray adormecedor que pueda anular conciencias. No inventemos excusas para nuestras distracciones.
Los nombres propios de los imputados son: Mundo, Demonio, y Carne. No requieren apellidos. Los tres especímenes van camuflados y siempre aportan coartadas a sus hechos. Además, suelen ser discretos y silenciosos. No hay manera de echarles el guante. Este es el motivo por el que rogamos al Rey y Señor del Universo que por su maravillosa bondad y su incomparable poder, ponga lo antes posible un dispositivo especial de ángeles que refuerce la vigilancia terrestre . Los que sufrimos los hechos estamos aterrorizados. Que cunda el pánico.
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