“Un cadáver o algo similar a un cadáver, yacía sin vida en aquel suelo brillante y pulcro de la oficina, la mañana del 26 de febrero de 2007 en la embajada de Alemania. El trozo de cuerpo estaba desnudo, dentro de una bolsa negra, con un nudo flojo en su abertura”. Así se introduce la trama de la novela escrita por Jose Chacón, escritor costarricense quien, después de incursionar en textos ensayísticos con temas teológicos, ahora lo hace, y con admirable capacidad estilística, en la novela histórica, encuadrada en ambientes de fanatismo religioso que van, desde los vividos en las reformas protestantes de los siglos XVI y XVII hasta los más recientes.
Mysterium Salutis, tiene algo, o mucho, de novela policíaca, o negra, según calificaba a este género el escritor estadounidense Raymond Chandler. La de Chacón, si nos detuviéramos en esas primeras líneas introductorias, es una de ellas: hay intriga, misterio y un sinfín de incógnitos sucesos que mantienen la atención de sus lectores y lectoras. Fue publicada en Costa Rica en marzo de 2020, en pleno período de confinamiento por la pandemia y clasificada por los editores como novela de ficción clásica.
Si de gustos hablamos, hay para todos: para quienes se entretienen con los acertijos etimológicos de los idiomas, incluyendo los más extraños, como aquel que se le atribuye a Hildegarda de Bingen, una mística alemana de los siglos XI y XII. Una lengua ignota creada por ella. Y, entre lenguas difíciles, aunque hermosas, se alude al euskera, el idioma más antiguo del que se tenga memoria.
También se sentirán en casa quienes se recrean leyendo sobre distantes lugares del mundo, algunos ubicados en remotas épocas y habitados por infrecuentes personajes. Desde las viejas Austria, Suiza y Francia del siglo XVI, pasando por la convulsionada Alemania del siglo XVIII y llegando al agitado Israel del siglo XX. Esos parajes no solo se mencionan, sino que se recrea contando sus hábitos, costumbres, sabores y olores. La precisión con la que aparecen esos escenarios da cuenta de la afición profesional de su autor por esos temas, como también de la capacidad del equipo investigador que lo acompañó en la aventura (al final del libro se le da el debido crédito). Son dos manos las que escriben, pero muchas las que investigan y analizan hasta arribar a las 350 páginas de Mysterium Salutis.
Pero, además de lenguas y lugares, complace a quienes se interesan también por el arte, o por el sofisticado mundo de la diplomacia internacional, el sionismo, el antisemitismo y las relaciones interreligiosas, entre otros asuntos que convierten la obra en una vitrina cultural que entretiene, provoca y educa. Quizá sea esto último, lo de educar, la marca distintiva de la obra. Porque, aunque es novela histórica, no es de las que postula su trama en un escenario de otro tiempo y allí se queda. Es más que historia. Y, aunque es novela que bien pudiera clasificarse como de misterio, no es de esas que crea la tensión narrativa escondiendo secretos que revelará hasta el final, y nada más. Chacón sabe esconder el misterio del culpable del crimen de la mujer que aparece muerta en la embajada de Alemania en Tel Aviv, y lo hace bien, pero esa no es la gloria de su texto. Va más allá y para saberlo hay que indagar quién es él, su autor. Sabiéndolo, nos podríamos encontrar con lo que lo motivó a escribir y, de paso, con la clave interpretativa de su novela.
De Jose Chacón, diré solo esto, es un activista a favor de los Derechos Humanos, del diálogo interreligioso y del encuentro interconfesional. Es fundador de la comunidad de fe Interludio, en San José, Costa Rica. Es también pastor. ¿Pastor? Sí, pero uno que cree en el valor del encuentro fraterno y sororo entre personas católicas, evangélicas y de otras creencias y prácticas cristianas. Que cree, como Agustín de Hipona, que en lo esencial debemos estar unidos; en lo dudoso, libres para pensar y, en todo y siempre, amorosos. Como parte de su vocación pastoral, se involucra con los procesos políticos de su país y se pronuncia con respeto. Cree que el Evangelio se predica incluyendo a todas las personas y celebrando la diversidad. Es un decidido luchador contra la fe que promueve el odio, sobre todo cuando se hace en Nombre del Dios de Jesús, que es Padre de amor y de misericordia.
En ese perfil, en mi opinión, está la llave que ayuda a abrir las puertas para revelar el mensaje más profundo del autor. Él es de los que cree que una novela debe servir para algo. Debe servir a la sociedad y no limitarse al ámbito del entretenimiento literario, aunque sin dejar de ser esto. Y el servicio que se entrevé es el de denunciar el fanatismo y la intolerancia religiosa. Y, junto a esa denuncia una propuesta que no es la eliminación de las prácticas religiosas (esa es otra faceta de la intolerancia), sino la vivencia de una espiritualidad incluyente, respetuosa, sensible y consciente de sus responsabilidades sociales y ecológicas.
Con esta causa en la mano, Jose Chacón, despliega por medio de sus páginas, la bandera de una fe distinta a las que incendiaron a la Europa de siglos anteriores y quieren hacer arder a las sociedades de hoy. ¡No a la intolerancia en Nombre de Dios!, pareciera ser el texto que se apunta en su bandera.
Uno de los personajes que corre desesperado, con la cara bañada de sangre y sin un brazo, grita en medio de su carrera “¿Dónde está Dios? ¿Dónde está Dios?” (p.129). Es la pregunta que me hago ahora que he terminado la novela. Me respondo, al igual que el autor, que Dios sigue aquí, lidiando para que la buena noticia del Evangelio, no siga sirviendo de excusa para “siniestros mecanismos de evangelización que tanto daño han hecho y pueden hacer” (p.341). “¡Tendremos que seguir alerta!”
Puede adquirir la novela en Librerías Lehmann, Librería Andante, Amazon o escribiendo al whatsapp +506 6050-0416\ \ www.josechacon.org
- En torno a «Exclusión y acogida» de Miroslav Volf | Harold Segura - 26/05/2023
- En Colombia, un nuevo vuelo. La osadía de esperar. Elecciones presidenciales en Colombia | Harold Segura - 20/06/2022
- Pablo Richard, un biblista para el desahogo, en una América Latina de ahogos opresores | Harold Segura - 20/01/2022