Posted On 21/10/2022 By In portada With 851 Views

¡Solo yo he quedado! | Hugo Daniel Ramírez

¡Solo yo he quedado! Elías frente a la mirada de Dios – 1 Reyes 19

La experiencia de Elías no deja de sorprender, pero al mismo tiempo no deja de hacernos reflexionar sobre nuestra manera de sentir y pensar, con nuestras actitudes en relación a la mirada del Señor.

Quisiera hacer notar algunas cosas que me invitan a releer y repensar este pasaje. La primera son las etapas del itinerario de Elías, la ciudad, el desierto, la montaña, el ángel y la presencia del Señor. Elías recorre como peregrino todas estas etapas, tocando todos los límites de la experiencia humana: La fidelidad, la confrontación, la lucha, la muerte, la persecución, el hambre, la depresión, el cansancio, y el silencio al oír la voz del Señor.

Lo segundo, es mirar con asombro a Elías huyendo para salvar su vida. Después de haber enfrentado y degollado a los profetas de Baal en el monte Carmelo, Elías el fogoso e impetuoso hombre de Dios que con valentía enfrenta a sus adversarios, se siente amenazado por la furia de Jezabel.

Desde el Monte Carmelo en el Norte de Israel, Elías se dirige a Horeb, (que es otro nombre que se daba al monte Sinaí). Este viaje de unos casi 320 km, debió de haberle llevado fácilmente más de 40 días de caminata, (de norte a sur, toda una metáfora).

Cuando Elías, llega al final de su camino, se refugia en una cueva en el monte Sinaí, y es cuando el Señor se le manifiesta (Teofanía) no como un Dios guerrero, destructivo, sino como un Dios de paz, en un viento apacible, silencioso, donde su voz se puede oír mejor.

Por último, en medio de una situación verdaderamente compleja, Elías creyó que solo él había quedado como profeta, como hombre leal y fiel a la alianza. Este fue su gran error, creerse indispensable, como si solo él fuera la única esperanza en medio de un mundo obstinado, controlador y violento.

La mirada de Dios es otra, (como siempre sucede en la mayoría de los casos). Cuando Elías confiesa su autopercepción, de creer que es el único, el Señor tiene que corregirlo. En una versión española del texto, -19:15- comienza diciendo “Desanda tu camino”, la RV-60 traduce, “Vuélvete por tu camino”. Quizás es un llamado de atención para nosotros también, en nuestros persistentes pensamientos y actitudes, en nuestra forma de entender la obra o los planes del Señor.  El Señor nos enseña que ante situaciones concretas, él tiene planes concretos y a veces a largo plazo. “Tengo otros sucesores” -le dice el Señor-, (vs 15-18), y le comparte que serán, un rey arameo, Hazael, un nuevo rey de Israel, Jehú, y un nuevo profeta, Eliseo, y como si fuera poco, el Señor, cuenta con “siete mil hombres” cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, es decir, un pueblo que no le besa los pies a los ídolos.

En el libro de Daniel 4:34 dice: “El Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres y lo da a quien él quiera”. Este fue el mensaje dado al rey Nabucodonosor en sueño, lo que incluía la enorme estatua construida con oro, plata, bronce, hierro, pero con pies de barro.

Nuestro contexto actual, también nos muestra que estamos rodeados de ídolos, se llamen ideológicos, sociales, culturales, políticos, económicos, militares y hasta religiosos. Quizás “desandando el camino”, signifique, volver a oír la voz del Señor, oír su Palabra con más atención, sin sentirnos indispensables, con la fiel decisión de no inclinarnos, ni ser sumisos, ni honrar a los ídolos que se disfrazan permanentemente en nuestro tiempo.

Jesús dijo una frase lapidaria. “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen” Jn 10:27.-

Desandemos nuestros caminos personales para escuchar atentamente con humildad la voz del Maestro y así seguirlo!!!  Que así sea!!

Hugo Daniel Ramírez

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