Soñar y visionar
“… los viejos tendrán sueños
y los jóvenes visiones.”
El día vendrá y no está lejos
en que el Espíritu derramará nuevamente
su potencial transformador
sobre nuestras vidas,
que se han ido vaciando de aquel fuego apasionado
del amor primero que alguna vez nos abrazara.
Y la gente joven saldrá a compartir sus visiones
y pintará de colores frescos los espacios agrisados
y traerá su sal a las mesas donde la comunión
ha perdido el sabor de la maravilla.
Y quienes ya hemos vivido
tomaremos las semillas de lo ya cosechado
y regresaremos nuevamente a la siembra
porque nuevos frutos alimentarán
a las hijas y a los hijos que habrán de llegar.
Y nuestras comunidades sanarán
de sus heridas viejas y de sus males nuevos
y abrazaremos los desafíos de cada jornada
en la certeza de una misión por cumplir,
que trasciende dogmas y tradiciones,
haciéndose evangelio en el abrazo
a quienes lloran y sufren y buscan y esperan,
en el pan compartido con quienes
tienen hambre de panes y de justicia
y de dignidades arrebatadas.
Ya no dormiremos sobre laureles marchitos
ni añoraremos las glorias pasadas.
De la memoria agradecida brotarán
canciones nunca cantadas
y poemas sin rimas
pero plenos de sentimientos auténticos.
Y nos reformaremos una y otra vez,
mientras peregrinamos
los rumbos que la divinidad vaya señalando.
Ya viene amaneciendo el día nuevo
y tiene el color de la gracia.
Gerardo Oberman
(En Málaga, acompañando el 79° Sínodo de la Iglesia Evangélica Española)