*SPOILER ALERT: Si no ha visto la película, ¡cuidado! puede que mi reseña se la arruine; creo que cuento mucho de ella.
Dentro del «mundo cristiano» han existido muchas voces escandalosas y escandalizadas por este nuevo filme, según las cuales «no se es fiel al relato bíblico». Por eso me animé a hablar de mi experiencia con Noé.
Debo empezar aclarando que no estoy seguro de que como película se trate de un buen producto. Hay un momento, después de una intensa acción, en que la película decae un poco: el conflicto familiar de Noé tarda en captar la atención y la cinta se hace tediosa.
Se hace tediosa porque, de repente, el filme se aleja de los efectos especiales (que no me sorprendieron tanto y algunos hasta me parecieron acartonados) y se torna hacia el drama entre los protagonistas. Ese cambio no se aprecia fácilmente y cuesta un poco retomar de nuevo el ritmo de la película. Y uno se pregunta sí será una cinta de trancazos o dramática. Entonces, algunas cosas se tornan predecibles (como el embarazo de gemelos del personaje de Emma Watson) y otras, decepcionantes.
De esto último comentaré solo el caso concreto de la escena de la desnudez de Noé. Ya que el director se ha arriesgado a salirse de la lectura tradicional del judeocristianismo, ¿por qué no ir más allá en este episodio, en el que, de acuerdo con muchos exégetas, Cam abusó sexualmente de su padre? Pero no, Darren Aronofsky decide que Cam solo ve desnudo a su padre y opta por irse, alejarse de su familia, algo que no termina de resolver de forma convincente la narración de este personaje. Y miren que Aronofsky recrea el clima idóneo para argumentar este abuso de Cam de Noé, puesto que se le presenta como un joven rebelde, con deseos de derrocar a su padre, que anda calenturiento y en busca de mujer; pero la prohibición de su padre le ha obligado a «ayunar» obligatoriamente de deleites sexuales…
En fin, supongo que algo tuvo que ver el conflicto con la Paramount para proyectar la versión del director, y la recepción nada favorable de las audiencias de prueba para que, al final, el director no fuera más allá en asuntos como éste.
Por otra parte, el propio Aronofsky ha comentado que Noé es un personaje que le fascina desde que era niño y se ha documentado sobre el tema, lo cual es evidente. Al contrario de lo que muchos cristianos tradicionalistas y fundamentalistas han argumentado, gritado y denunciado (hay países donde la cinta ha sido prohibida), Aronofsky habla de un tema que conoce y domina. Su película es fiel al sentido del mito de Noé e incluye diferentes perspectivas que le ayudaron a construir esta historia a través de las diferentes tradiciones y culturas que la han ido retomando a lo largo de la historia. Por ejemplo, lo del bosque del cual Noé extrae el material para construir el arca es una idea basada en el Islam. Sólo una referencia más en este sentido: debe observarse que la barca en la que intenta huir Sem junto con su esposa está inspirada en la forma primigenia del mito, donde Noé (no Cam), en realidad no construye un arca gigantesca, sino una pequeña balsa donde lleva solo lo necesario para sobrevivir a una tormenta. Es decir, que esta cinta no solo se basa en las interpretaciones judeocristianas del mito de la inundación, sino en las de diferentes culturas antiguas. Además, hace propuestas hermenéuticas acerca de los personajes muy interesantes, como la del desequilibrio psicológico que sufre Noé ante el encargo de una tarea tan descomunal.
Puesto que no se trata de un hecho «HISTÓRICO» (y aunque lo fuera), se agradece la forma en la que el director se atreve a utilizar a los personajes para reinventarlos, dándole una nueva línea argumentativa a la historia que, sin embargo, vuelve a caer en la misma intención de sentido: El llamado divino a la humanidad para comenzar de nuevo, dándole una oportunidad de enmendar sus errores.
Aunque las severas críticas (muy atinadas) que le plantea el director al relato, como ¿por qué dejar morir a inocentes? ¿fue culpa del «Creador» o de Noé? ¿por qué olvidarse de la raza humana para, de la nada, hacer presencia con una catástrofe que la exterminaría?, etc., para muchos resultarán bastante incómodas.
También puede llegar a resultar incómoda la manera en la que, por medio del poema de la creación, el filme ilustra la teoría de la evolución, recurso por el cual armoniza ambas «teorías», dando por superado el eterno y fastidioso conflicto del creacionismo versus evolucionismo y logra hacer un guiño de coqueteo a ambas posturas.
De esa manera, y aún con todo, Darren Aronofsky continúa con el legado que muchas culturas iniciaron con este mito, ya que lo asume y se lo apropia para otorgarnos un gran mensaje. Esto quiere decir que un ejercicio de imaginación, siempre que se tenga claro el sentido de una historia, genera una hermenéutica que logra transmitir el sentido original de los grandes mitos de la humanidad. Así es como se escribió la Biblia, tomando las grandes historias de otros pueblos, y apropiándoselas, y de la misma manera se ha construido la Literatura Universal y se hace el cine. En ese sentido la cinta tiene mucho a favor.
- Soy cristiano, me gustó «Noé», ¡Y qué! - 09/04/2014