Nace de un suspiro. De un suspiro cansado el domingo por la tarde. Todavía se escuchan los cánticos y las oraciones de la mañana. Todavía gotean los textos y el salmo del día. Se comentan en el almuerzo-cena o en la conversación familiar en el balcón. El reposo dominical siempre tiene enredado entre sus palabras las del sermón, porque los sermones siguen a la gente a sus casas. Especialmente a la familia pastoral. La crítica familiar es honesta y asertiva. Sin sordina. Los comentarios le sirven de posludio al sermón
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