Posted On marzo 13, 2014By Juan Francisco MuelaIn Opinión
Hay fenómenos sociales que, aún siendo tan superficiales como transitorios e irrelevantes generan un entusiasmo desmedido entre sus seguidores que roza lo grotesco (así, el fútbol y otros deportes, la música contemporánea, los partidismos o patriotismos de toda índole, etc). Se les ha llamado, con razón, “religiones laicas” y constituyen casos en los que observamos, aún en los más pasajeros, equívocos y, a menudo, ridículos, algo que sobrepasa lo meramente humano y razonable. Este panorama exterior contrasta a menudo con la frialdad que se ha instalado en el corazón de
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